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lunes, 10 de diciembre de 2018

CHINA Y EL CAMBIO CLIMÁTICO




El principal objetivo del Acuerdo de París es evitar que la temperatura del planeta aumente por más de 2 grados centígrados . Un indicador que mide las emisiones que aumentan la temperatura de la Tierra es el presupuesto de carbono o “carbon budget”. Según el World Resources Institute, el “carbon budget” no debe exceder más de 1,000 PgC (un trillón de toneladas de carbono). Si las emisiones superan este número, las consecuencias globales incluirían aumentos en el nivel del mar (1 metro más alto para el año 2100) y más grandes —y más frecuentes— incendios forestales.

Estos y otros daños serían irreparables. Sin embargo, los Estados pueden mantener el presupuesto cumpliendo compromisos globales de reducción.

De 2008 a 2016, Estados Unidos lideraba esta cruzada global. Sin embargo, su actual jefe de Estado califica el fenómeno como un mito (“hoax”) inventado por los chinos, cortó el presupuesto de sus autoridades ambientales y abandonó el Acuerdo de París. Hace unas semanas, el presidente Trump desacreditó un reporte del Congreso estadounidense que concluyó que los efectos del cambio climático incrementarán costos en el sector agrario, representará enormes pérdidas para la deteriorada infraestructura de su país y reducirá el ritmo de la economía estadounidense a largo plazo.

Estados Unidos deja un vacío que, afortunadamente, China está llenando. A pesar de haber emitido 25.36% de las emisiones globales en la historia, China es la nación que más vigorosamente las contrarresta. Según un reporte de la ONU y Bloomberg New Energy Finance, China invirtió $126.6 mil millones en energías renovables en 2017, un 45% de la inversión total mundial.

China es el factor líder en la lucha contra el cambio climático por su enorme contribución para mantenernos bajo el presupuesto y por su histórica voluntad política. Por ejemplo, según la Asociación Internacional de Energía, desde 1990 hasta 2000, China redujo su intensidad energética —la energía que necesitaba para producir una unidad de PIB— 5.9%. Por eso, el presidente Xi Jinping ha defendido enérgicamente el Acuerdo de París y altos funcionarios de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma china han expresado su intención de liderar al mundo.

Los críticos dirán que China solo quiere expandir su influencia. Si es este el caso, su expansión sería la consecuencia de acciones pragmáticas y legítimas, ya que, indudablemente, el cambio climático es la mayor amenaza en la historia de la humanidad. El Acuerdo de París es nuestra única línea de defensa. Pero es frágil y requiere de poderes que lo defiendan para que sobreviva. Si China tiene la voluntad y la capacidad de ejercer ese liderazgo, que así sea. Porque no es exageración decir que este acuerdo debe sobrevivir si queremos evitar consecuencias catastróficas. No pudo haberlo dicho más claro el naturalista David Attenborough esta semana en la Cumbre del Cambio Climático de la ONU en Polonia, “si no tomamos acción, el colapso de nuestras civilizaciones y la extinción de gran parte del mundo natural está en el horizonte”.

FUENTE: La Prensa , 10 / 12 /2018

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