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martes, 15 de abril de 2014

TIERRAS QUE DESAPARECERÁN BAJO LAS AGUAS.



Los habitantes de zonas bajas están expuestos a los daños del clima cambiante

DAKOPE, Bangladesh — Cuando una fuerte tormenta destruyó su casa a la orilla del río en 2009, Jahanara Khatun perdió mucho más que el humilde techo que tenía sobre su cabeza. Luego, su marido murió y quedó tan indigente que vendió a su hijo y su hija en servidumbre por deudas. Es posible que todavía pierda mucho más.
KADIR VAN LOHUIZEN PARA THE NEW YORK TIMESLas inundaciones provocadas por las tormentas y los niveles del mar más altos pueden llegar a desplazar a 18 millones de bangladesís en 40 años.
La señora Khatun vive hoy en una choza de bambú que se alza por debajo del nivel del mar a unos 45 metros de un arcén hundido. Pasa los días recogiendo bosta de vaca para combustible y luchando por hacer crecer verduras en un suelo envenenado por el agua salina. Los climatólogos predicen que esta zona se inundará cuando los niveles del mar suban y se multipliquen las crecidas por tormentas, y que un ciclón u otro desastre barrerá con la vida que reconstruyó. Sin embargo, Khatun trata de resistir como una más de los millones que viven en tiempo prestado en este vasto paisaje de islas ribereñas, chozas de bambú, opciones sobrecogedoras y esperanzas imposibles.
El cambio climático ya está teniendo efectos de gran alcance en todos los continentes y en todos los océanos del mundo, informaron los científicos reunidos el 31 de marzo en Yokohama, Japón. Advirtieron que el problema se agravará a menos que se controlen las emisiones de efecto invernadero.
La Comisión Intergubernamental sobre Cambio Climático, un grupo de Naciones Unidas, llegó a la conclusión de que los casquetes glaciares están derritiéndose, el hielo marino en el Ártico está colapsando, las reservas de agua sufren y los peces y muchas otras criaturas están migrando hacia los polos o se encaminan a su extinción.
Y todavía no hemos visto lo peor, dijeron los científicos en el segundo de tres informes que influirán, se espera, el año próximo cuando los países traten de acordar un nuevo tratado global sobre el clima. En especial, el informe enfatizó que el abastecimiento mundial de alimentos corre un riesgo considerable.
“Nadie en el planeta quedará libre de los efectos del cambio climático”, dijo Rajendra K. Pachauri, presidente de la comisión.
El primer punto del orden del día fue la predicción de que los niveles marítimos globales podrían subir hasta un metro para el año 2100. Dicho aumento será desparejo debido a los efectos gravitacionales y a la intervención humana, de modo que es difícil predecir cuál será su resultado en un lugar preciso. Sin embargo, los países insulares como Maldivas, Kiribati y Fiji podrían perder gran parte de su territorio y millones serían desplazados.
“Muchos lugares en el mundo corren peligro por los niveles más altos de los mares, pero Bangladesh encabeza todas las listas”, dijo Rafael Reuveny, profesor en la Universidad de Indiana en Bloomington.
Los efectos del cambio climático han generado una creciente indignación en los países en desarrollo, muchos de los cuales han contribuido poco a la contaminación que se vincula a las temperaturas y los aumentos de los niveles marítimos pero sufrirán sus consecuencias.
En noviembre, durante una conferencia sobre el clima en Varsovia, hubo una reacción emocional de los países que enfrentan amenazas existenciales, entre otros Bangladesh, que produce apenas 0,3% de las emisiones que impulsan el cambio climático. Algunos líderes exigieron que los países ricos indemnicen a los países pobres por contaminar la atmósfera. Unos pocos dijeron que los países desarrollados deberían abrir sus fronteras a los migrantes climáticos.
“Es una cuestión de justicia global”, dijo Atiq Rahman, del Centro de Estudios Avanzados de Bangladesh. Los deltas de los ríos en el mundo son vulnerables a los efectos de los mares que avanzan, y ciudades más ricas como Londres, Venecia y Nueva Orleans también enfrentan futuros inciertos.
Bangladesh ha contribuido muy poco a la contaminación, pero su dependencia del bombeo de agua subterránea para el suministro de agua potable –porque los ríos están muy contaminados– hace que la tierra se asiente. Es así como, en tanto los niveles marítimos suben, las ciudades de Bangladesh se hunden.
Los climatólogos y políticos de Bangladesh coinciden en que para 2050, los niveles más altos del mar inundarán un 17% del territorio y desplazarán a 18 millones de personas, dijo Rahman. Los bangladesís han comenzado a alejarse de las aldeas más bajas en los deltas de los ríos de la Bahía de Bengal, dicen.
Gran parte de lo que está haciendo el gobierno bangladesí para contrarrestar el futuro diluvio – erigir diques, dragar canales, bombear agua– agrava a largo plazo la amenaza de inundación, dijo John Pethick, ex profesor de la Universidad de Newcastle en Inglaterra. Para 2100, Pethick predijo que los mares podrían crecer hasta cuatro metros, un aumento con consecuencias terribles donde casi un cuarto del territorio está a menos de dos metros sobre el nivel del mar.
“Necesitamos una solución regional, y, mejor aún, global”, dijo Tariq A. Karim, embajador de Bangladesh ante India. “Y si no la encontramos pronto, los bangladesís pronto se convertirán en un problema mundial porque no podremos albergarlos”.
Karim estimó que 50 millones de bangladesís podrían abandonar el país en 2050 si los niveles marítimos suben según las previsiones.
Ya hay signos de erosión en todo el Delta del Ganges – el delta más grande del mundo, que vuelca gran parte del agua proveniente del Himalaya. Los cimientos de ladrillos se parten al medio, las palmeras crecen en los ríos y el ganado flaco come en pasturas del tamaño de plazas. Los campos están salpicados de sal. Algunos científicos consideran que las temperaturas más elevadas generarán un clima más extremo a nivel mundial, con ciclones más fuertes y más frecuentes en la Bahía de Bengal. Y los mares crecidos harán que cada tormenta sea más peligrosa porque habrá más probabilidades de inundaciones.
Bangladesh ha creado un sistema de alerta temprano y construyó por lo menos 2.500 refugios de hormigón, mejoras que redujeron el número de muertes relacionadas con tormentas. En tanto el Ciclón Bhola de 1970 dejó un saldo de 550.000 muertos, el Ciclón Aila en 2009 mató a 300 personas.

FUENTE: New York Times, 5/ 04/ 2014

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