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miércoles, 5 de septiembre de 2018

EL LITORAL DEL MAR MEDITERRÁNEO YA PRESENTA SIGNOS CLAROS DEL CAMBIO CLIMÁTICO


El litoral mediterráneo presenta ya tres signos claros de cambio climático



El cambio estacional de las lluvias y la intensificación de los chubascos, el aumento de las "noches tropicales" y el calentamiento del mar constituyen tres evidencias "claras" del cambio climático en el litoral mediterráneo español.

Así lo ha explicado a Efe el presidente de la Asociación de Geógrafos Españoles (AGE) y responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante (UA), el catedrático Jorge Olcina, quien ha señalado que estos tres signos “están ya corroborados en datos científicos”, por lo que “han dejado de ser supuestos y son manifestaciones claras de calentamiento climático”.

La variación de las precipitaciones se refleja en un incremento en otoño y una caída en primavera, lo cual tiene una repercusión directa en la planificación hidrológica, puesto que las aguas en el primer trimestre del año son muy valiosas para el desarrollo con normalidad de la actividad agraria y para la acumulación de reservas hídricas en embalses y acuíferos.

Estas acumulaciones deben permitir atender el aumento del gasto en los meses cálidos del año, por lo que la disminución debería ser incluida dentro del futuro plan hidrológico nacional, que tendrá que redactarse en los próximos años, con el fin de “evitar problemas de desabastecimiento coyuntural”.

Noches tropicales:

La segunda evidencia del calentamiento global en el Mediterráneo es el aumento de 0,8 grados centígrados en los últimos cien años en el litoral mediterráneo español, “con un ascenso muy acelerado desde 1980”, según Olcina.

Para el experto, “la manifestación más evidente de la pérdida de confort térmico en esta región ha sido el incremento muy notable de ‘noches tropicales‘, en las que el termómetro no desciende de 20 grados durante toda la noche”.

En este sentido, ha apuntado que desde 1970 a la actualidad el número de noches tropicales en muchas ciudades de la región mediterránea se ha triplicado, al pasar de 20 a entre 60 y 70 noches de calor intenso al año, y ha añadido que, incluso, desde 2000 se observa un aumento de noches en las que el termómetro no baja de 25.

A esta subida de los termómetros se suma la humedad relativa elevada en áreas próximas a la costa, lo que dispara la sensación de calor. Por encima del 70 por ciento, el valor que realmente siente el cuerpo humano sube entre 4 y 7 grados.

 Temperatura superficial marina :

El tercer signo “muy relevante” que refleja el cambio climático es, ha proseguido el experto, el aumento de la temperatura superficial marina en la cuenca occidental del Mediterráneo, especialmente en su sector central (mar Balear y de Argel).

El presidente de los geógrafos españoles ha manifestado que este incremento se cifra en 0,8 grados por término medio desde 1980, en un proceso de acumulación de calor, sobre todo, en los meses de primavera (mayo-junio) y que se prolonga en verano hasta bien entrado el otoño (octubre y comienzos de noviembre).

Este efecto de que el período anual con aguas cálidas sea mucho mayor que hace unas décadas y que, además, estas aguas sean más calientes tiene dos efectos claros.
Por un lado, se favorece la citada proliferación de ‘noches tropicales’ en las poblaciones litorales, y por otro supone un factor de riesgo ante posibles situaciones de inestabilidad (‘gota fría’), que amplía su calendario de posible desarrollo desde la primavera hasta el otoño.

FUENTE:   EFEverde , 4 / set / 2018

EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA MIGRACIÓN DE LAS AVES




El Estrecho de Gibraltar, que anualmente cruzan más de 30 millones de aves de 380 especies diferentes en sus migraciones hacia África, se ha convertido en un observatorio privilegiado para detectar los efectos del cambio climático en la biodiversidad, que ya se dejan sentir.

Congreso Internacional de Migración de Aves y Cambio Global

Un centenar de expertos en ornitología, cambio global y medio ambiente se dan cita desde hoy en Tarifa (Cádiz) en el III Congreso Internacional de Migración de Aves y Cambio Global, que se celebra hasta el miércoles, para abordar este asunto y poner en común sus trabajos de investigación.

El congreso, inaugurado hoy, se celebra en el Centro Internacional de Migración de Aves (CIMA) en Punta Camorro, un complejo que sirvió en su día como batería artillera de vigilancia militar y que ha sido transformado en el observatorio de especies más cercano a África de toda Europa, un balcón entre el Mediterráneo y el Atlántico.

El centro es además en esta época un privilegiado punto para ver las migraciones de aves que tras el periodo nupcial en Europa, regresan ahora a África.
El ornitólogo de la Universidad de Oxford Ian Newton, autor de numerosos libros, entre ellos el clásico “The Ecology of Bird Migration” (2007), es uno de los ponentes que participan en este congreso, organizado por la Fundación Migres, dedicada a investigar, difundir y concienciar sobre las migraciones de las aves.

El consejero andaluz de Medio Ambiente, José Fiscal, ha destacado hoy en la inauguración del congreso la importancia de los estudios sobre este fenómeno a la hora de que las administraciones tomen decisiones.

De su lado, el presidente de la Fundación Migres, Miguel Ferrer, ha subrayado cómo el Estrecho de Gibraltar permite conocer con antelación respecto a los otros puntos del planeta los efectos que el cambio climático genera.

Ha destacado además que el cambio climático obligará a rediseñar los espacios protegidos para estas migraciones, ya que habrá especies que los desocupen; y a considerar autóctonas a especies de aves foráneas que ya están quedándose a vivir en Andalucía.

Ferrer también ha puesto en valor los esfuerzos para resolver conflictos ambientales en las migraciones de las aves, como el de la aparición de aerogeneradores o tendidos eléctricos.

Migraciones de aves 

El último dato conocido sobre las migraciones de aves en El Estrecho es de la semana pasada, cuando la campaña atravesaba su ecuador.

Según los conteos realizados la migración de aves planeadoras (cigüeñas y rapaces) en su ruta hacia África alcanza unos números por encima de la media, ya que un total de 315.000 ejemplares han cruzado de momento el Estrecho, una vez completado el periodo reproductivo en Europa.

Como es habitual, milanos negros (163.000) y cigüeñas blancas (124.000) son las especies más abundantes, seguidas del halcón abejero (20.000), que en estos días inicia su periodo de mayor presencia en El Estrecho.

FUENTE:  EFEverde , 3 / set / 2018

EL CAMBIO CLIMÁTICO MULTIPLICARÁ LAS PLAGAS DE INSECTOS


Según un estudio reciente, el crecimiento de las plagas agravará las pérdidas de las cosechas de trigo, maíz y arroz lo que puede afectar a los cultivos en todo el mundo.

Larva de escarabajo de la patata (Leptinotarsa decemlineata) comiéndose la hoja de patata



Hace ya tiempo que los científicos vienen alertando del impacto del cambio climático en los cultivos alimentarios. Se sabe que el aumento de las temperaturas y los cada vez más frecuentes fenómenos meteorológicos extremos, como sequías e inundaciones, diezmarán nuestra capacidad para producir los alimentos que necesita una población en constante crecimiento. Una pérdida que se agravará, según una nueva investigación científica, por el crecimiento de las plagas de insectos, según reza un reciente estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Washington publicado recientemente en la revista Science.
Según los investigadores, por cada grado centígrado que aumente la temperatura, las pérdidas de las cosechas de trigo, maíz y arroz se incrementarán entre un 10 y un 25%, mientras que un aumento de 2 grados podría suponer hasta 213 millones de toneladas menos al año.

Insectos hambrientos

Según Curtis Deutch, coator del estudio y profesor asociado de oceanografía de la Universidad de Washington, la actividad de los insectos provocará pérdidas en los cultivos debido a dos causas: el aumento de las tasas metabólicas y de reproducción. En otras palabras: sería como tener una mayor población de insectos mucho más hambrientos.

En 2016 las Naciones Unidas estimaron que al menos 815 millones de personas de todo el mundo sufre desnutrición, con lo que un descenso en la producción de arroz, maíz y trigo- alimento básico de unos 4.000 millones de personas, según la FAO- podría tener un impacto muy considerable en la disponibilidad de alimentos.

Según los científicos, el aumento de las plagas tendrá consecuencias en los cultivos de todo el mundo, afectando seriamente a la seguridad alimentaria. “Un cambio de las circunstancias climáticas que favorezca el aumento de las poblaciones de insectos puede afectar de forma catastrófica a la agricultura”, afirma a National Geographic España José Miguel Mulet, profesor de biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia.

Para investigar cómo afectarán las plagas al futuro de los cultivos, los investigadores analizaron décadas de datos tasas metabólicas y reproductivas, así como estudios ecológicos de la acción de los insectos de la naturaleza. A diferencia de los mamíferos, los insectos con ectotérmicos, esto es, regulan su temperatura corporal basándose en la del entorno. Además, la temperatura del aire afecta al consumo de oxígeno, el requerimiento calórico y otras tasas metabólicas.
Por cada grado centígrado que aumente la temperatura, las pérdidas de las cosechas de trigo, maíz y arroz se incrementarán entre un 10 y un 25%
Los estudios llevados a cabo en el pasado concluían que el aumento de las temperaturas incrementaba considerablemente las tasas de reproducción de los insectos y aceleraba su metabolismo, lo que se traducía en un mayor apetito.

Deutsch y su equipo descubrieron que los efectos de la temperatura sobre el metabolismo y la distribución geográfica de los insectos eran bastante constantes en todas las especies. Cruzaron los datos con diferentes escenarios relacionados con el cambio climático e incorporaron información de cultivos de maíz, arroz y trigo, los tres alimentos más cultivados del mundo.

Los investigadores concluyeron que un aumento de la temperatura superficial de 2 grados centígrados provocaría una pérdida del 31% de las cosechas de maíz, el 19% de las de arroz y el 46% de las de trigo, o, lo que es lo mismo, unas pérdidas anuales de 62, 92 y 59 millones de toneladas respectivamente.

Los autores del estudio apuntan posibles soluciones para combatir el impacto de las plagas, como la rotación de cultivos o el uso de variedades genéticamente modificadas, aunque, advierten, todas ellas requerirán tiempo e inversión.

Una solución contra las plagas

Según Mulet, para combatir las plagas no hay una solución única. La respuesta dependerá de cada cultivo y circunstancia. “Los insecticidas -dice- puede ser una respuesta puntual y a corto plazo, igual que el control biológico. Pero estos funcionan mejor en entornos controlados, como invernaderos. Otras soluciones -apunta- pueden ser las variedades transgénicas resistentes a insectos. Además en breve podremos disponer de nuevas variedades mediante el uso de la técnica de edición genética CRISPR/Cas9”.

“Nuestra elección no es si permitiremos o no que se produzca el cambio climático, sino qué proporción de ese aumento de las temperaturas que estamos dispuestos a tolerar”, afirma Deutch. Para Mulet, el aumento de las plagas de insectos provocará que haya cultivos más difíciles de producir, aunque estos serán sustituidos por otros más resistentes. “Hay que tener en cuenta que cada día producimos más alimentos en invernaderos o en cultivos hidropónicos, entornos en los que las plagas de insectos son más fáciles de controlar”, concluye.

FUENTE: National  Geographic , 3 / set / 2018