Vistas a la página totales

lunes, 26 de octubre de 2020

LA ENERGÍA DEL FUTURO EN ESPAñA

 

La alerta climática de la que lleva años advirtiendo la comunidad científica por sus devastadores efectos sobre el medio ambiente y nuestra calidad de vida ha provocado que, en el horizonte 2020-2050, las emisiones de CO2 se conviertan en el principal factor de transformación del sector de la energía. Así, la descarbonización sistemática y profunda del sistema energético es el horizonte político prioritario a lograr en este siglo.

El Acuerdo de París adoptado el 12 de diciembre de 2015, y ratificado posteriormente por España, supone el marco de referencia en el que se ha de desarrollar la política energética. Y junto al tratado firmado en la capital francesa, la Agenda 2030 de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible y el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres marcan las bases para un desarrollo sostenible mundial, bajo en emisiones de gases de efecto invernadero.

En 2009, en plena recesión económica, la ONU ya señaló el camino en su informe «Rethinking the Economic Recovery: A Global Green New Deal». Entonces, su llamamiento pasó desapercibido, pero hoy este objetivo es el que marca la senda para lograr un crecimiento sostenible. Precisamente, uno de los proyectos más destacados por la nueva Comisión Europea que preside Ursula Von der Leyen es el «European Green Deal» o «Pacto Verde Europeo», que establece una hoja de ruta estratégica, y que sitúa la transición energética y verde en el centro de su acción política. El pacto recoge un plan de acción para impulsar el uso eficiente de los recursos mediante el paso a una economía limpia y circular, que pretende restaurar la biodiversidad y reducir la contaminación.

La UE aspira a ser climáticamente neutra en 2050. Para acelerar este reto, la Comisión Europea anunció el pasado mes de septiembre unos objetivos de aquí a 2030 mucho más ambiciosos de los que se había fijado inicialmente. Así, ha aumentado del 50% al 55% (inicialmente, fijado en el 40%), su objetivo de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero con respecto a 1990. Al mismo tiempo, también ha elevado la cuota de energía producida por renovables, y que, en una década, debe representar, al menos, el 40% de total de la generación.

En España, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética ha enfilado su recta final. De hecho, la pasada semana concluyó el plazo para que los grupos parlamentarios presentaran sus enmiendas. Entre otros aspectos, el texto, que persigue también la neutralidad energética en 2050, recoge una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 de, al menos, el 20% con respecto a 1990. Al finalizar la década, como mínimo, el 35% del consumo final de energía deberá ser de origen renovable, mientras que en el sistema eléctrico, la presencia de tecnologías limpias deberá ser del 70%. En cuanto a medidas de eficiencia energética, el consumo de energía primaria deberá reducirse en un 35%. Unos objetivos éstos incluso más ambiciosos que los marcados por Bruselas.

El proyecto también pasa por una disminución paulatina del parque móvil impulsado por combustibles fósiles, de manera que en 2050 en su totalidad esté compuesto por vehículos de propulsión eléctrica u otras tecnologías no contaminantes. La obligación para los municipios de más de 50.000 habitantes de establecer zonas de bajas emisiones en 2023 es otro de los epígrafes que contiene la Ley.

De esta forma, las economías de la UE, incluida la española, se dirigen hacia un sistema de generación de energía cada vez más verde. Y como muestra de esta afirmación, un botón. En el caso concreto del sistema eléctrico español, en lo que llevamos de 2020 se ha instalado un total de 2.114 MW de nueva potencia de generación renovable de eólica y solar fotovoltaica, dos tecnologías que han adelantado en los nueve primeros meses del año a otras como el ciclo combinado y el carbón, según datos recogidos por Red Eléctrica de España (REE) en su informe sobre generación renovable hasta septiembre.

Nuestro país cuenta ya con 111.251 MW de generación de electricidad, de los que el 51,7% pertenece a renovables y el 61,1% a tecnologías limpias o que no emiten CO2 equivalente. En los últimos tres años, la presencia de tecnologías renovables en la estructura de potencia instalada se ha incrementado un 19,5%.

La entrada en servicio de 2.114 nuevos MW de potencia instalada limpia se ha visto, además, compensada por el descenso de 1.283 MW del parque de generación con carbón, fruto de la aplicación de la directiva de la Comisión Europea sobre grandes instalaciones de combustión (Large Combustion Plants Directive), por la cual se requiere de la realización de inversiones en equipos de purificación de gases contaminantes.

La eólica, líder

Por tecnologías, la eólica, que de enero a septiembre de 2020 suma un total de 818 nuevos MW, se ha convertido en líder del parque de generación de nuestro país, y representa casi una cuarta parte del total. Las condiciones climáticas y el aumento de la capacidad instalada de esta tecnología ha hecho que una quinta parte de la producción eléctrica entre enero y septiembre de este año tengan su origen en el viento.

Por su parte, la solar fotovoltaica, que ya superó a la nuclear en 2019, sigue escalando posiciones y este verano se ha puesto por delante del carbón. En solo nueve meses, la potencia instalada de esta tecnología ha experimentado un alza del 14,5% con respecto a diciembre de 2019 y es ahora, con 10.210 MW de capacidad de generación, la cuarta con mayor presencia a nivel nacional.

Alcanzar todos estos ambiciosos objetivos no será posible sin la colaboración de las empresas. Y es que las compañías energéticas juegan y jugarán un papel decisivo en la transición hacia la ecomía verde y descarbonizada. Por ello, se encuentran inmersas en un proceso de enormes cambios, acelerados por la COVID-19, en el que tecnología y sostenibilidad se dan la mano, y en el que pugnan por liderar las energías del futuro.

Iberdrola

De la fuerza del viento al hidrógeno verde como nuevo reto tecnológico

Pese al coronavirus, Iberdrola no ha frenado sus proyectos. Siete operaciones corporativas sitúan a la compañía en nuevos mercados con gran proyección renovable. A la adquisición de la australiana Infigen, se suma la de Acacia Renewables, en Japón, con una cartera de 3,3 GW de eólica marina; el acuerdo para desarrollar hasta 9 GW eólicos marinos en Suecia; el crecimiento renovable en Francia, con la adquisición de Aalto Power y la compra del 100% del capital de Saint-Brieuc; la adquisición de más MW eólicos en Escocia, y el refuerzo en Brasil, con la compra de una cartera de 400 MW eólicos.

Asimismo, Iberdrola ha confirmado su firme apuesta por el hidrógeno verde con la creación de una nueva unidad de negocio, con el objetivo de posicionar al grupo como líder mundial en esta tecnología. De este modo –al igual que hizo con las renovables hace ya 20 años–, la compañía se sitúa al frente del nuevo reto tecnológico que supone la producción y suministro de hidrógeno a partir de fuentes de energía limpias.

Además, Iberdrola es el primer promotor de energía eólica en España, con una capacidad instalada que supera los 6.000 MW y que en el mundo alcanza los más de 17.000 MW, que la sitúan como uno de los líderes globales. La compañía es también referencia en el mercado eólico marino: opera tres parques con una capacidad conjunta de más de 1.400 MW y cuenta con una cartera de proyectos en esta tecnología de 12.400 MW en el mundo. Recientemente, a través de su filial ScottishPower Renewables, ha puesto en marcha la que hasta ahora es la mayor instalación eólica de su historia y una de las importantes del mundo de su clase: el parque eólico marino East Anglia ONE, en aguas británicas del Mar del Norte.

También el pasado mes de abril comenzó a funcionar su proyecto Núñez de Balboa, la planta fotovoltaica más grande de Europa. Cuenta con una potencia instalada de 500 megavatios (MW) y una inversión cercana a los 300 millones.

Cepsa

En busca de sinergias para favorecer la Economía Circular

Cepsa dispone de un modelo de producción y consumo basado en el aprovechamiento de los subproductos y energía. Promueve, además, la búsqueda de nuevas sinergias entre sus negocios y otras empresas, favoreciendo así la contribución a la Economía Circular.

A este compromiso responden algunos de los proyectos que tiene en marcha. Entre ellos, destaca la instalación de la tecnología Detal en su planta química de Puente Mayorga (Cádiz). Se trata de un proyecto de I+D pionero a nivel mundial, que permitirá incrementar la sostenibilidad de esta planta que produce alquilbenceno lineal (LAB), la principal materia prima para la fabricación de detergentes biodegradables, de la que Cepsa es el primer productor a nivel internacional. Asimismo, las plantas químicas de Cepsa en Andalucía, situadas en las provincias de Cádiz y Huelva (dos de las instalaciones más relevantes de producción de LAB y fenol a nivel mundial), han optado recientemente por el consumo de energía eléctrica de origen 100% renovable, por lo que durante el pasado año se han dejado de emitir 129.300 toneladas de CO2, lo que equivale a las emisiones anuales de casi 100.000 hogares.

Otra iniciativas importantes en el proceso de descarbonización y la economía circular es la que tiene que ver con la movilidad. En este sentido, Cepsa ha puesto en marcha, junto a Redexis, en Puerto Lumbreras (Murcia), la primera estación de repostaje de gas natural vehicular. las dos compañías están trabajando en la apertura de veinte estaciones de repostaje de GNV que se construirán y pondrán en marcha a lo largo de 2020, y que supondrán una inversión de cerca de quince millones de euros.

También Ioinity, la red de carga europea de alto rendimiento impulsada por BMW, ha puesto en marcha, de la mano de Cepsa, dos instalaciones de carga ultrarrápida en Zaragoza. Estos dispositivos reducen significativamente el tiempo de carga para los vehículos eléctricos actuales.

Endesa

Inversiones de hasta 5.200 millones para hacer posible su plan de descarbonización

Endesa lleva años trabajando en un plan de descarbonización basado, entre otros pilares, en la sustitución progresiva de la generación térmica por generación renovable, así como en una reducción progresiva de las emisiones. Solo en 2019, la compañía invirtió 900 millones de euros para instalar 900 MW de nueva potencia renovable y quiere incrementar, a un ritmo de 1.500 megawatios anuales, la potencia de energías renovables en los próximos diez años. Este aumento de capacidad de generación supondría una inversión de unos 15.000 millones de euros. En este sentido, la compañía mantiene firmes sus compromisos de inversión presentados en el último plan estratégico y que suponen una inyección de 7.700 millones de euros entre 2019 y 2022 de inversión, de los cuales, 5.200 millones se dedicarán a hacer posible el proceso de descarbonización en el que está inmersa la compañía. Asimismo la compañía quiere desempeñar un papel significativo en la recuperación de España en el nuevo escenario COVID-19, y, gracias a la resiliencia de su modelo de negocio y su flexibilidad financiera, y con un marco adecuado y las medidas regulatorias y fiscales necesarias, podría aumentar su plan de inversión en aproximadamente un 30% en el periodo 2020-2022. En este sentido, Endesa ha diseñado un plan acelerado de 7.500 millones de euros para ese periodo, lo que supone una inversión adicional de unos 1.700 millones, con el que espera convertirse en una de las empresas españolas con mayor programa de inversiones. Este tendría un efecto multiplicador sobre el PIB del país de 2.700 millones de euros, y ser capaces de generar 12.000 empleos directos e indirectos y alrededor de 27.000 empleos inducidos durante cada uno de los años de este plan. En los seis primeros meses del año, Endesa ha alcanzado grandes hitos en su camino de la descarbonización, como por ejemplo lograr que cerca del 90% del mix de generación peninsular esté ya libre de emisiones.

Naturgy

Objetivo: reducir emisiones e intensidad energética y elevar la capacidad renovable

Naturgy se convirtió el pasado año en uno de los principales inversores de renovables, al destinar más de 1.000 millones en energías limpias, tanto eólica como solar. La compañía continúa con su decidida apuesta por estas tecnologías, con el objetivo de ser uno de los agentes clave en la transición energética. En este sentido, la compañía ha fijado en su Plan Estratégico a 2022 el objetivo de balancear su mix energético hacia uno más sostenible donde la electrificación gane peso gracias a la expansión de las energías renovables, en detrimento de otras tecnologías más contaminantes.

Naturgy fue la primera empresa en solicitar el cierre de todas sus plantas de carbón y se ha fijado una nueva política medioambiental, ligada a su hoja de ruta de negocio, con el objetivo de reducir emisiones y la intensidad energética y elevar la capacidad renovable.

Por otro lado, tiene vocación de crecer internacionalmente y focalizarse en aquellos países con estabilidad y predicibilidad regulatoria, especialmente en aquellos mercados de la OCDE, como es el caso de Australia, donde la compañía ha sumado importantes hitos en los últimos años, con diferentes parques eólicos y un sistema de almacenamiento de energía. Así, está ultimando los permisos de varios proyectos renovables en el país oceánico, que podrían suponer el desarrollo de más de 400 MW de capacidad adicional. Tiene, además, una cartera de proyectos de más de 600 MW y aspira a convertirse en uno de los principales operadores renovables en los próximos tres años.

También destaca por el impulso de las infraestructuras como forma de mejora del medio local y rural . Mantiene un firme compromiso con los territorios trabajando continuamente en la calidad de suministro en estos entornos. Asimismo, trabaja en nuevos negocios y servicios, como es la generación distribuida, el almacenamiento de energía o el gas renovable enmarcado en una estrategia de economía circular, la captura de CO2 o la digitalización de las redes.

Red Eléctrica

Comprometidos con los 11 Objetivos de Desarrollo Sostenible

En el marco de su Compromiso de Sostenibilidad, Red Eléctrica se ha marcado 11 objetivos con horizonte 2030. Estas metas le permitirán medir el cumplimiento de los compromisos fijados en cuatro prioridades de sostenibilidad: descarbonización de la economía, cadena de valor responsable, contribución al desarrollo del entorno y anticipación y acción por el cambio.

REE entiende que el propósito de las empresas no debe ser exclusivamente generar retorno económico para los accionistas. Han de facilitar una economía útil para las personas, defendiendo el medioambiente y siendo activas en el combate contra la crisis climática. En definitiva, creando valor para todos los grupos de interés (inversores, proveedores, empleados, accionistas, ciudadanos), no solo para algunos.

Estos Objetivos de Sostenibilidad 2030 están alineados con las prioridades del Plan Estratégico 2018-2022 y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Las once metas destacan por su carácter aspiracional, su alcance de Grupo y la promoción de la colaboración y participación de los distintos grupos de interés.

Así, se compromete a ser un agente proactivo en la transición energética hacia un modelo libre de emisiones, apostando por la electrificación de la economía y la integración eficiente de las energías renovables. Para ello, espera reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero en más un 40% e integrar de forma segura el 100% de la energía renovable disponible en el sistema eléctrico, minimizando los vertidos.

También pretende extender su compromiso de responsabilidad a todos los eslabones de la cadena de valor, ser motor del cambio de nuestros proveedores al desarrollo del entorno y contribuir al progreso económico, ambiental y social a través de la prestación de un servicio esencial de forma segura y eficiente, promoviendo la conservación del medioambiente y la calidad de vida.

Repsol

Primera energética en apoyar el Protocolo de Kioto y fijarse la meta de cero emisiones

Repsol ha sido la primera compañía de su sector que apoyó el Protocolo de Kioto, que emitió un bono verde y, también, que se fijó la meta de ser cero emisiones netas en el año 2050, con objetivos intermedios de reducción de su Indicador de Intensidad de Carbono a 2020, 2030 y 2040. Este compromiso de cero emisiones netas en 2050 se refrendará este mes de noviembre en el nuevo Plan Estratégico 2021-2025. Muestra tangible de esta apuesta es el hecho de que, este año, en un complicado contexto económico global, el 30% de las inversiones están enfocadas a iniciativas bajas en carbono. Repsol prevé cerrar el año con una reducción del Indicador de Intensidad de Carbono del 3% respecto a 2016. A finales del pasado mes de julio, en el marco de su expansión en otros mercados para convertirse en un actor internacional relevante en energías renovables, Repsol firmó un acuerdo con el Grupo Ibereólica Renovables que le da acceso a una cartera de proyectos en Chile que dicha compañía tiene en operación, construcción o desarrollo de más de 1.600 MW hasta el año 2025, con la posibilidad de superar los 2.600 MW en 2030. A ello se suman los siete proyectos renovables que Repsol tiene en marcha en la Península Ibérica. En julio comenzó a construir su mayor parque fotovoltaico, Valdesolar, en el municipio de Valdecaballeros (Badajoz), que tendrá una potencia total instalada de 264 MW y una inversión de 200 millones de euros. Es el tercer proyecto renovable de la compañía en iniciar sus obras de construcción en España. El primero fue el eólico Delta, ubicado entre las provincias de Zaragoza y Teruel, que empezó a producir electricidad hace unos días. El segundo fue el fotovoltaico Kappa, en Manzanares (Ciudad Real), que con una inversión de 100 millones de euros, dispondrá de una potencia total instalada de 126 MW. Además, Repsol forma parte del consorcio que ha puesto en marcha uno de los parques eólicos flotantes más grandes del mundo, WindFloat Atlantic, ubicado en la costa de Portugal.

Acciona

La mayor comercializadora 100% renovable en España en 2019, según la CNMC

Recientemente, Acciona anunció el inicio de la construcción en Chile del complejo fotovoltaico Malgarida I y II, en Atacama, con una capacidad total de 238 MW. El complejo será la séptima instalación renovable de la compañía en el país. Con su entrada en operación, prevista a finales de 2021, la capacidad instalada en Chile alcanzará los 922 MW. Estas dos plantas fotovoltaicas conllevarán una inversión cercana a los 170 millones de dólares y generarán anualmente 654G Wh de electricidad limpia, equivalentes a la demanda de unos 280.000 hogares chilenos. Al mismo tiempo evitarán anualmente la emisión de unas 512.000 toneladas de CO2. La construcción del complejo supondrá la creación de hasta 700 empleos.

La compañía ha puesto también en marcha a lo largo de este año 2020 el parque eólico de Tolpán (84 MW) y la planta fotovoltaica de Usya (64 MW).

En marzo, anunció la construcción de su mayor parque eólico en Australia, el complejo MacIntyre, en Queensland, con una capacidad total de 1.026 MW. El proyecto impulsará la estrategia de descarbonización del Gobierno de Queensland y movilizará inversiones totales de mil millones de euros, aunque la mayor parte de las inversiones se concentrará en los años 2022 y 2023.

En nuestro país, inauguró el pasado mes de julio la primera planta solar fotovoltaica flotante conectada a la red eléctrica de España en el embalse de Sierra Brava (Extremadura). Es un proyecto demostrativo de innovación que permitirá estudiar diversas soluciones técnicas para la instalación de paneles solares sobre la superficie de lagos o embalses. La instalación consta de 3.000 módulos fotovoltaicos de diversos tipos.

A través de su filial Acciona Green Energy Developments, fue la mayor comercializadora 100% renovable en España en 2019, según los datos hechos públicos por la Comisión Nacional del Mercado de Valores y la Competencia (CNMC).

Enagás

A la vanguardia en proyectos con hidrógeno verde

Enagás participa en coordinación con otros socios en diversos proyectos para la descarbonización, fundamentalmente en regiones en las que la transición energética pueda tener un mayor impacto y en iniciativas que sean tractoras de la actividad industrial, que generen empleo sostenible y que tengan en cuenta toda la cadena de valor. Entre los proyectos concretos que está desarrollando, destaca «Green Hysland», que desarrollará una planta de generación de hidrógeno verde en Mallorca, y el proyecto de producción de hidrógeno en la localidad de La Robla (León). Además, la compañía cuenta con un proyecto en su planta de Cartagena como primera experiencia de inyección de hidrógeno en una red de gas en España y está trabajando junto con Repsol en un proyecto para el desarrollo de una tecnología que permite la transformación directa de energía solar en hidrógeno verde. También es una de las once compañías europeas de infraestructuras de gas que impulsa la «Red Troncal de Hidrógeno en Europa» (European Hydrogen Backbone plan) para el desarrollo de una infraestructura específica de transporte de hidrógeno.

FUENTE: La Razón, 25-10-2020

RESGUARDAR LA ANTÁRTIDA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

 

Hilde Pérez, profesora de la ULE que forma parte del proyecto de conservación de la Antártida. | L.N.C


A casi 14.000 kilómetros, la Universidad de León (ULE) continúa llegando cada vez más lejos en el apartado de internacionalización y, ahora, se ha sumado a un proyecto de protección de la Antártida. La profesora Hilde Pérez, del Departamento de Ingenierías Mecánica, Informática y Aeroespacial, forma parte del proyecto internacional 'Homeward Bound'. Un grupo compuesto únicamente por mujeres que una de sus últimas iniciativas ha sido la de conectar las áreas marinas protegidas del Polo Sur y, para ello, buscan que se declarar como tales las aguas de la Península Antártica Occidental.


El pasado día 18, Hilde Pérez y otras 288 científicas de 'Homeward Bound' publicaron en 'Nature', la revista de ciencia más prestigiosa del mundo, un artículo en el que justifican la "urgente necesidad" de proteger esta lugar del 'fin del mundo'. "La tierra está protegida, pero el océano austral no. Hay muchos intereses socioeconómicos que se anteponen a la conservación", explica la profesora de la Escuela de Ingenierías.

Entre estos intereses se encuentra la pesca incontrolada del krill, un crustáceo del que se han triplicado las capturas desde el año 2000, y un turismo en constante crecimiento. Con todo, la Península Antártica Occidental es la zona del planeta que más aumentó su temperatura en el último año: 2,5 grados. Aunque el epicentro del problema se encuentre a 14.000 kilómetros, tendrán «consecuencias para el resto del planeta».

La próxima semana será crucial para la declaración de esta zona como protegida y limitar la explotación de sus recursos. La Convención para la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos, el organismo internacional encargado de esta gestión, se reunirá y la publicación de 'Nature' les apremia a tomar una decisión para resguardar las aguas de este territorio. A la negociación también llevarán propuestas de protección para otras dos zonas del continente antártico, para el objetivo de conectar el salvoconducto para estas aguas.

Hasta la fecha, cuentan con la declaración de Zona Antártica Especialmente Protegida (Zaep) las Islas Orcadas del Sur y el mar de Ross. Según explica a este periódico Hilde Pérez, la primera consiguió la Zaep en 2011 y la segunda, correspondiente a un vasto territorio que cubre más de dos millones de kilómetros cuadrados, en 2016 tras cinco años de negociaciones. Son precisamente los "intereses" de las potencias económicas en la zona los que dificultan este tipo de protecciones y las que están afectando gravemente a los ecosistemas antárticos.

Un viaje al 'fin del mundo'


Para que este proyecto llegue a buen puerto, 75 integrantes de 'Homeward Bound' están recibiendo formación constante y realizarán un viaje a esta región del Polo Sur en cuanto las circunstancias así lo permitan. La travesía, que durará algo más de tres semanas, tuvo que posponerse debido a la pandemia del Covid-19 y todavía no tiene fecha fija. Hilde Pérez será una de las científicas que visiten la Península Antártica Occidental, como culmen del programa formativo en el que han participado el Vicerrectorado de Responsabilidad Social, Cultura y Deportes de la ULE y la Dirección General de la Mujer de la Junta de Castilla y León. "Es la primera vez que una iniciativa de esta naturaleza llega tan lejos. Esto demuestra cómo la cooperación internacional y la ciencia posicionándose en la toma de decisiones son la única vía en defensa de nuestro planeta", expone la docente leonesa.

Esta aventura hacia 'el fin del mundo' es una más de las iniciativas de 'Homeward Bound', una red de mujeres de todo el planeta constituida en 2016. Las integrantes son profesionales de las áreas 'Stem' y pretende alcanzar el millar de participantes cuando cumplan una década de recorrido. Su objetivo, tal y como manifiesta Hilde Pérez, es el de "trabajar por un mundo mejor y dar soluciones a los problemas de la actualidad" a través de "empoderar a la mujer y colocarla en las mesas de toma de decisiones". Un fin de 'arreglar el mundo' que comienza por la otra esquina del planeta pero que, de algún modo, también tendrá sus efectos positivos en León.

FUENTE: La Nueva  Crónica, 26-10-2020

LA OMS RECOMIENDA QUE LOS HOSPITALES SE PREPAREN PARA LOS EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

 

Sustentabilidad. Antonella Risso fue coautora de la guía para más hospitales verdes en el mundo. Foto: Patricio Rodriguez


Durante los últimos 50 años, la actividad humana -en particular por el consumo de combustibles fósiles-, ha liberado cantidades de gases contaminantes que llevaron a que se retenga más calor en la atmósfera y se altere el clima mundial. El impacto producirá más olas de calor, sequías, inundaciones, entre otros desastres ambientales, y los hospitales tendrán que prepararse para recibir más afectados. Pero también para reducir las actividades poco amigables con el ambiente que hoy llevan a cabo. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboró un informe en el que se dan las pautas sobre qué deben hacer los hospitales para afrontar las consecuencias del cambio climático. Una de las autoras del documento de la OMS fue la argentina Antonella Risso, que vive en San Martín de los Andes, provincia de Neuquén, y es gerenta técnica internacional para el cambio climático de la organización sin fines de lucro Salud sin Daño, que fue entrevistada por RÍO NEGRO.

“Los sistemas de salud tienen un doble rol. En cuestión del cambio climático están en la primera línea de defensa. Al mismo tiempo, la atención médica es una actividad muy intensa, si se tiene en cuenta el consumo de energía, plásticos, fármacos, y todo lo que el sistema necesita para funcionar”, explicó Risso. “Que los hospitales funcionen con el menor impacto generado por la propia actividad es importante. También lo es que cada hospital se adapte al cambio climático. Es un circuito que se retroalimenta”, expresó.

La profesional indicó que la guía de la OMS “pone un marco, ayuda a hacer un diagnóstico, y da herramientas para que cada lugar en su contexto se adapte y haga su propio plan”. Hay situaciones muy diferentes entre países o incluso dentro de un mismo país. A nivel global, en los hospitales se destina más dinero a mitigación que a adaptación. La mitigación hace referencia a la reducción de emisiones que son causantes del cambio climático. Porque aún hay hospitales que realizan prácticas que resultan contaminantes.

Según había informado la comisión Lancet Countdown on Health and Climate Change en 2018, el gasto en adaptación a la salud aumentó un 11,2% a nivel mundial, alcanzando el 5% del gasto total en adaptación al cambio climático.

El documento de la OMS estructura las recomendaciones en cuatro secciones: trabajadores de la salud , el conjunto de agua, saneamiento y residuos, energía, e infraestructura y compras. “Aún los hospitales tienen que trabajar mucho en sustitución de residuos para dejar de usar tantos productos descartables. Por la pandemia, se sabe que en algunos casos en residuos se triplicó o cuadriplicó lo que se generaba por cama por el volumen de descartables”, enfatizó Risso.

Una de las recomendaciones es conformar un equipo en el hospital. Hoy la mayoría no lo tiene. “Rara vez en salud hay gente capacitada en cambio climático o en gestión ambiental. En Argentina hay gente que hace gestión ambiental en los hospitales, pero es muy raro que sea una persona exclusiva, generalmente es una enfermera o una médica que además de su tarea se ocupa de lo ambiental. Incluso no está esa figura en el organigrama. Se ve en Río Negro y Neuquén”, advirtió Risso. A diferencia de Chile, que desde 2014, el gestor ambiental es una figura presente en el sistema de salud.

El segundo paso consiste enestablecer líneas bases para saber en qué situación se encuentra cada institución. Un tercer momento es definir y priorizar intervenciones a corto y largo plazo, luego implementarlo y el quinto es monitorearlo y hacer una evaluación. Se espera que cada país haga un testeo de su situación y haga un plan. En Argentina, todavía no hay un plan nacional ni de mitigación para reducir el impacto ambiental del sector salud con los hospitales incluidos.

Planes ante el cambio climático. Los hospitales aún no los tienen.

Aún hay solo medidas aisladas. En el Hospital Castro Rendón de Neuquén, a través de un área de Seguridad e Higiene, hay acciones en la gestión de residuos. En el Hospital Pedro Moguillansky de Cipolletti, Río Negro, se tratan los residuos especiales al quitarle la capacidad infectiva y de contaminación, y además recicla plásticos.

“La crisis ambiental y el cambio climático existen- remarcó Risso-. Entonces todos deberían trabajar en eso. Es un boomerang. Los sistemas de salud además son la primera línea de defensa. Se ve con la pandemia, y sucede lo mismo si fuera un tsunami, dengue, huracán o sequías. El cambio climático es un tema de salud pública y debe abordarse como tal”, argumentó Risso.

Un informe que elaboró el año pasado la organización Salud sin Daño demostró que si fuese un país, el sector de la salud sería el quinto emisor más grande del planeta. El 71 % de la huella climática es atribuible a su cadena de suministro, incluyendo la producción, el empaque, el transporte y la disposición de bienes y servicios. Gran parte de las emisiones son de los Estados Unidos, China y la Unión Europea.

En Ushuaia, un hospital se destaca

El Hospital Regional Ushuaia Gobernador Ernesto M. Campos es una de las instituciones de salud más avanzadas por ser“amigable” con el planeta. “Es un hospital que calcula su huella de carbono.Tiene sistema de manejo de químicos que lo hace líder en América Latina”, comentó Antonella Risso, de Salud Sin Daño. Desde 2010, el hospital tiene un comité de gestión ambiental y residuos interdisciplinaria para reducir la huella ambiental.

FUENTE: Rio Negro , 25-10-2020


domingo, 25 de octubre de 2020

ADIOS AL PETRÓLEO

El petróleo fue la fuente de energía del siglo XX. Determinó nuestra forma de vivir. Pero el mundo vive hoy una crisis. La demanda de petróleo ha bajado 20 por ciento en estos meses, y los precios han caído por un despeñadero. Las empresas dedicadas al comercio de energía, como Trafigura, Vitol, Gunvor y Mercuria, invierten hoy miles de millones de dólares en fuentes renovables, en preparación para la transición energética del siglo XXI. Shell y British Petroleum han empezado a hacer inversiones importantes en energías limpias. ExxonMobil, en cambio, que apostó todo al petróleo y al gas, ha perdido en estos años 60 por ciento de su valor de mercado.

Un green upstart llamado NextEra, informa el Financial Times, tiene ya un valor superior a ExxonMobil. La energía es un insumo fundamental para la economía, uno sin el cual es imposible promover el crecimiento. Su generación, sin embargo, tiene un impacto profundo sobre el medio ambiente y los hombres y mujeres que lo integran. Consciente de eso, México asumió el objetivo de promover las energías renovables y reducir el uso de los combustibles fósiles con una serie de leyes propuestas a partir de 2008.

Fueron así promulgadas la Ley sobre el Aprovechamiento de Energías Renovables y el Financiamiento de la Transición Energética, y la Ley para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía. Pero estas leyes no fueron acompañadas de los incentivos y los programas necesarios para la reducción de los hidrocarburos en la matriz energética de México. El apoyo al desarrollo de los gasoductos, por ejemplo, no tuvo correspondencia con un desarrollo similar en las líneas de transmisión hacia las zonas del país con potencial en fuentes renovables de energía.

Por eso, a pesar de la legislación, sucedió lo contrario de lo que se buscaba: la participación de los hidrocarburos en la matriz energética continuó en aumento. Desde 2018, el gobierno de México, al apostar al petróleo, abandonó por completo el cumplimiento de las metas de transición energética, que son la base para el establecimiento de una economía baja en carbono, e ignoró totalmente la necesidad de reducir la emisión de gases de efecto invernadero, que provocan el calentamiento del planeta.

México es vulnerable al cambio climático: 15 por ciento de su territorio, 68 por ciento de su población y 71 por ciento de su economía pueden ser impactados por sus efectos. Y México es uno de los países responsables del cambio climático, ubicado entre los primeros 15 que producen más gases de efecto invernadero, con cerca de 2 por ciento de las emisiones globales. México, en fin, es parte del Acuerdo de París.

Ha establecido compromisos, que no cumple, en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Hemos vivido durante décadas encandilados con el petróleo. Toda nuestra infraestructura, y quizá más importante, toda nuestra predisposición mental, van contra algo que es, sin embargo, necesario y urgente: la transición energética hacia un modelo distinto. ¿Por qué seguir invirtiendo en la industria del siglo XX cuando podemos construir la industria del siglo XXI, que es una mejor apuesta desde el punto de vista económico, social y ambiental? 

FUENTE: Milenio 2020,  22-20-2020

LA REUTILIZACIÓN DE LOS RESIDUOS AYUDARÁ A REACTIVAR LA ECONOMÍA

 




La tendencia es incentivar una economía circular con el aprovechamiento de recursos, donde prime la reducción, la reutilización y el reciclaje de los productos.

La pandemia del COVID-19 ha generado un debate sobre cómo las ciudades y países deben enfrentar los problemas ambientales, la emisión de gases de efecto invernadero, entre otros.

Ante ello, especialistas proponen dar énfasis a la economía circular y promover el reciclaje, como la reutilización de residuos.

Ramzy Kahhat, coordinador académico de la carrera de Ingeniería Ambiental y Sostenible de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), afirmó que la pandemia impuso retos imprevistos, como enfrentar el problema que generan los residuos sólidos.

Sostuvo que la tendencia en el mundo es incentivar una economía circular, que es un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción, la reutilización y el reciclaje de los productos; es decir, propone eficientes procesos de producción y, tras el uso de los recursos, lograr la reutilización de sus componentes para reducir al máximo su impacto negativo en el medioambiente.

Kahhat afirmó que en el Perú sí existen experiencias de generación de energía a partir de residuos sólidos orgánicos, como la planta que existe en Huaycoloro, provincia de Huarochirí, región Lima, que produce gas metano.

Datos

* Hay existen otras experiencias de generación de energía a partir de residuos sólidos orgánicos en diversas regiones como Arequipa, Pasco y San Martín.

* En el Perú existe una valorización de los residuos, en especial de los aparatos eléctricos y electrónicos, que tienen diversos usos; pero falta tecnología.


FUENTE: El Tiempo, 23-10-2020

LA UE DEBE REVISAR LAS EMISIONES DE CO2 PARA PODER CUMPLIR CON LOS OBJETIVOS DE REDUCCIÓN 2050

 



La Fundación Naturgy y el Capítulo Español del Club de Roma han publicado el informe: ‘Carbon pricing. Principales logros en Europa y opciones para una descarbonización profunda’, en el que exponen el precio del carbono como pilar para impulsar una mayor descarbonización dentro de la Unión Europea. Para ello defienden la reforma del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión y poder cumplir así con los objetivos marcados para el año 2050.

El mercado de carbono ha pretendido mantener unos precios que incitaran a la inversión desde la creación del Régimen de Comercio en 2005. Se han realizado reformas que modifican las cantidades permitidas de emisión de C02, como los mecanismos para conseguir una estabilidad en el precio, por ejemplo. Pero los precios han variado mucho en el tiempo y no han podido generar una estabilidad y predictibilidad necesaria para el impulso de reducción de emisiones de forma intensa.

El impacto del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión en la reducción de emisiones en Europa se ha visto superpuesto a las políticas climáticas y energéticas europeas y nacionales, lo que dificulta su evaluación. Aunque en el informe se defiende que hay estudios que demuestran que “la mayor parte de la reducción de emisiones ha sido impulsada por las políticas de apoyo a las energías renovables u otras tecnologías limpias”.

Para cumplir con el European Green Deal, las reformas del Régimen de Comercio plantean aumentar del 40% al 55% la reducción de las emisiones para 2030. Para ello proponen ajustar el límite de emisiones a la realidad de los valores actuales, incrementar el porcentaje de reducción de las emisiones permitidas anualmente y extender el alcance del mercado de carbono a otros sectores, entre otros.

También proponen realizar reformas que den señales de precio mas predecibles y apoyar así las inversiones. A día de hoy, el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión opera en 31 países donde limita las emisiones de alrededor de 11.000 instalaciones, que albergan alrededor del 45% de los gases de efecto invernadero de la UE.

FUENTE: Capital , 24-10-2020

DIA INTERNACIONAL DEL CAMBIO CLIMÁTICO: "LO QUE HAY QUE SABER"

 


El 24 de octubre de cada año se conmemora en todo el mundo el Día Internacional contra el Cambio Climático, una celebración implementada por la ONU para concientizar sobre sus devastadoras consecuencias. ¿Podremos frenarlo?


Después de más de un siglo y medio de industrialización, agricultura a gran escala, mal uso de las energías no renovables y la deforestación, las cantidades de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, se han incrementado en niveles nunca antes vistos en tres millones de años. Aunque la mayoría de las personas y entidades hoy en día ya conocen por qué, sus distintas acciones individuales y colectivas generan consecuencias devastadoras al planeta, todavía hay algunos que prefieren decir que “no creen en el cambio climático de origen antropogénico”, como si se tratara de un mito o una leyenda del mundo moderno.

La realidad habla por sí sola, las consecuencias del cambio son claramente perceptibles en todo el mundo, pero ¿podremos en algún momento frenar el acelerado cambio climático que estamos generando, o las medidas que debemos tomar son tan exigentes que estamos condenados al final de la biodiversidad y del planeta Tierra como lo conocemos hasta hoy? Nos encontramos en un momento decisivo para afrontar con éxito el mayor desafío de nuestro tiempo: el cambio climático.

Mala huella

Para comprender mejor la raíz y magnitud del problema, los climatólogos destacan tres hechos: la concentración de GEI en la atmósfera terrestre que está directamente relacionada con la temperatura media mundial de la Tierra; además, esta concentración ha ido aumentando progresivamente desde la Revolución Industrial y con ella la temperatura del planeta; por último, destacan que alrededor de 2/3 de todos los tipos de GEI es el gas de dióxido de carbono (CO2), el que resulta de la quema de combustibles fósiles.

La ONU explica como a medida que la población, las economías y el nivel de vida (con el asociado incremento del consumo) crecen, también lo hace el nivel acumulado de emisiones de GEI, y aquí está la base del problema. La peor parte es que la mayoría de los efectos del cambio climático persistirán durante muchos siglos, incluso si se detienen las emisiones ahora mismo.

Datos alarmantes

En 1988, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC), fue creado por la Organización Meteorológica Mundial (WMO) y la ONU Medio Ambiente, con el objetivo de proporcionar una fuente objetiva de información científica sobre los cambios en el clima.

En 2014 publicaron el Quinto Informe de Evaluación, y esta vez ha dejado con total claridad expuesto el papel de la actividad humana en el cambio climático. Algunas de las conclusiones explican que desde 1880 a 2012 la temperatura media mundial aumentó 0.85 °C, y debido a este calentamiento la pérdida de humedad en ecosistemas, como la selva amazónica o la tundra antártica, pueden estar llegando ahora a umbrales de cambio drásticos.

“El cambio climático es real y las actividades humanas son sus principales causantes”, expone el IPCC.

Al mismo tiempo los océanos se han calentado, el hielo y la nieve han disminuido; por ejemplo, el hielo marino en el Ártico ha disminuido en cada década desde 1979, y desde 1901 a 2010 el nivel medio mundial del mar ascendió 19 cm debido al hielo fundido por el calentamiento. Se estima que el aumento del nivel medio del mar será de entre 24 y 30 cm para el 2065 y hasta de 63 cm para el 2100.

Se necesitan más esfuerzos

En 2018 el IPCC publicó un informe especial, y a diferencia de estimaciones anteriores que se enfocaban en determinar el daño provocado si la temperatura media llegara a los 2°C de aumento, este boletín indica que gran parte del impacto del cambio climático ya se produciría con 1,5°C.

Energías renovables
Para lograr los objetivos se necesita de una sociedad unida y equitativa, abocada al compromiso de construir actividades sostenibles con bases en el uso de energía limpias.

Para reducir ese medio grado, se necesita que las emisiones netas mundiales de CO2 de origen antropogénico se reduzcan en un 45% con respecto a los niveles de 2010 para el 2030, y seguir disminuyendo hasta alcanzar “emisiones cero" para 2050. Este nuevo propósito solo se puede lograr con una sociedad unida y equitativa, abocada al compromiso de construir actividades sostenibles con bases en el uso de energías limpias.

Cronología de acuerdos

En 1992 la Cumbre para la Tierra dio lugar a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), como primer paso para afrontar este gran problema que nos afecta a todos. Actualmente 197 países han ratificado la Convención, cuyo objetivo final es prevenir una interferencia humana "peligrosa" en el sistema climático.

El llamado “Protocolo de Kyoto” de 1997 en el que 83 países firmaron y 46 ratificaron, obliga jurídicamente a los países desarrollados que son “Parte” a cumplir metas de reducción de emisiones de CO2.

Las Partes de la CMNUCC alcanzaron en 2015 un acuerdo histórico, con el objetivo de combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones y las inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono. El 22 de abril de 2016, líderes mundiales de 175 países firmaron el Acuerdo de París; ahora ya 195 naciones están comprometidas con la misma causa en común: realizar esfuerzos notables con el objetivo de combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos.

FUENTE: METEORED , 24-10-2020

jueves, 22 de octubre de 2020

LA PRIMERA MITAD DEL 2020 SUFRIÓ LA MAYOR REDUCCIÓN DE EMISIONES DESDE 1900

 

Un reciente estudio revela los efectos de la pandemia en el nivel de emisiones de CO2. La información obtenida casi en tiempo real de varios sectores contaminantes, muestra un descenso en emisiones de CO2 en la primera mitad del año del 8,8 %. Sin embargo, las reaperturas progresivas a partir de junio hicieron que esa cifra se redujera al 6,5 % en los primeros ocho meses de 2020 comparado con el año pasado.

El resultado del estudio muestra un descenso global de las emisiones del 6,5%, una cifra que varía mucho por país. En España, uno de los países estudiados con un mayor descenso relativo, la diferencia con 2019 fue del 17,2%, sobre todo por la bajada en la producción de energía y en el uso del transporte terrestre, que son los dos sectores con las mayores caídas en emisiones de CO2 a nivel global.

En niveles absolutos, la pandemia en Estados Unidos hizo que, aunque las emisiones solo decrecieron en un 12,9 %, esta bajada representa el 30 % del total de las toneladas de CO2 que se dejaron de emitir.

El mundo vio una reducción global del 6,5% de sus emisiones entre enero y agosto de 2020
El mundo vio una reducción global del 6,5% de sus emisiones entre enero y agosto de 2020 © France 24

Esta reducción en las emisiones es la mayor registrada desde el año 1900 y supera al descenso que hubo durante la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión del 29, la Segunda Guerra Mundial o la de la crisis financiera de 2008.

La primera mitad de 2020 vio la mayor caída de emisiones desde 1900
La primera mitad de 2020 vio la mayor caída de emisiones desde 1900 © France 24

Sin embargo, como ya mostraba un primer estudio global sobre este mismo tema, las emisiones vuelven a subir rápidamente a medida que las restricciones se van relajando. De hecho, la información revela que en China las emisiones en mayo de 2020 excedieron a las del mismo mes en 2019 en un 5,4 %.

El informe concluye que para lograr reducciones que deriven en cambios reales en cuanto a la contribución del ser humano al calentamiento global se necesitan transformaciones estructurales en la producción de energía, una transición hacia el transporte terrestre que no dependa de combustibles fósiles y la construcción de edificios que sean eficientes energéticamente.

La Gran Barrera de Coral de Australia, en peligro por el calentamiento de las aguas

La Gran Barrera de Coral, que mide 2.300 kilómetros, está en un momento crítico. El calentamiento de las aguas hace que los eventos de blanqueamiento del coral, un fenómeno letal para estos animales, sean cada vez más comunes. El arrecife australiano ya ha perdido más de la mitad de sus corales en los últimos 30 años y, según los expertos, si seguimos en la misma trayectoria, es posible que el ecosistema ya no sea capaz de regenerarse. 

Terry Hughes, del Centro de Excelencia para el Estudio de Arrecifes de Coral, asegura que en el último estudio realizado "medimos no solo la cobertura de los corales, sino sus tamaños. Y vimos que hay menos corales grandes, menos medianos y menos pequeños. Y eso quiere decir que la resiliencia del arrecife, su capacidad para recuperarse de los recurrentes eventos de blanqueamiento, está en riesgo (...) La trayectoria es bastante acelerada y creemos que esta seguirá en las décadas futuras si sigue escalando el calentamiento global".

Para los científicos, el calentamiento global es la causa innegable de la desaparición de los corales que, recordemos, albergan a casi el 25 % de las especies marinas del planeta, a pesar de que solo representan el 1 % de la superficie de los océanos. Ellos piden que se tomen acciones urgentes que frenen la emisión de gases de efecto invernadero que contribuyen al aumento de las temperaturas ya que, según ellos, es la única manera de salvaguardar el arrecife de coral más grande del mundo.

Una dieta basada en el planeta para preservar la biodiversidad

Aprovechando el Día Mundial de la Alimentación que se celebra anualmente el 16 de octubre, WWF publicó un informe en el que recomiendan que cambiemos nuestra dieta a una que incluya más vegetales y granos y menos productos derivados de los animales. 

El 50% de la superficie de la tierra está ocupada por la agricultura y la ganadería, que suponen el principal motor de pérdida de biodiversidad del planeta, y la producción de alimentos es responsable del 25 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.

El documento además nos anima a elegir comida no procesada, que tendrá una huella de carbono menor y, si es posible, consumir productos locales y de temporada, que no hayan tenido que viajar miles de kilómetros para estar en las cocinas o que no requieran de químicos o de agricultura intensiva para su cultivo.

Sin embargo, un cambio en la dieta no será suficiente por sí solo y tiene que venir de la mano de prácticas de producción más sostenibles y esfuerzos para minimizar la pérdida y desperdicio de alimentos.

FUENTE: France 24 , 21-10-2020