Vistas a la página totales

sábado, 30 de diciembre de 2023

Los generadores de energía eólica pueden cambiar la temperatura





Las turbinas eólicas pueden afectar el estado del tiempo, causando un aumento de temperatura a nivel local, según investigadores en Estados Unidos.

Los científicos utilizaron datos satelitales para demostrar que los sitios que albergan parques eólicos son más calientes que las áreas vecinas.

El estudio, publicado en la revista Nature Climate Change, confirma los resultados de otra investigación anterior de menor escala.

El aumento de temperatura puede deberse, según los investigadores, al movimiento de las turbinas, que causarían el descenso de aire más cálido hacia el suelo.

Sin embargo, los parques eólicos en otros puntos del planeta podrían no tener el mismo efecto.

"No debe extrapolarse"

El estudio se centró en el oeste y centro de Texas, donde se implementó un programa intensivo de impulso a la energía eólica. El número de turbinas pasó de 111 en 2003 a 2325 seis años después.

Los científicos utilizaron datos de satélites Aqua y Terra de la Nasa para medir la temperatura a nivel del suelo en esa zona de Texas, antes y después del boom en la construcción de turbinas.

Otros posibles factores, como cambios en la vegetación, fueron considerados demasiado limitados para explicar el cambio de temperatura.

Los cambios observados no fueron los mismos en toda la región estudiada. El aumento promedio se estimó en 0,72 grados centígrados en una década.

"Esta estimación sólo se aplica a la zona de Texas que estudiamos y al período observado. No debe extrapolarse simplemente a otras regiones del mundo o al futuro", advirtió uno de los investigadores, Liming Zhou, del Departamento de Estudios Atmosféricos y Ambientales de la Universidad de Nueva York en Albany.

"Es probable que el aumento de temperatura alcance un límite en cada parque eólico dado, en lugar de continuar aumentando después de finalizada la construcción de nuevas turbinas".

"Tiene sentido"

Durante la noche, el aire en las capas superiores tiende a ser mas cálido que el que circula a nivel del suelo. Zhou y sus colegas creen que las turbinas simplemente mezclan los dos tipos de aire impulsando el más cálido hacia abajo.

"El resultado de este estudio tiene sentido", dijo a la BBC Steven Sherwood, de la Unidad de Investigación sobre Cambio Climático de la Universidad de Gales del Sur, en Australia.

"Las temperaturas diurnas no parecen resultar afectadas. Un fenómeno similar explica la estrategia de los agricultores que sobrevuelan sus cultivos con helicópteros para combatir las heladas de madrugada en sus plantaciones de árboles frutales".

El estudio anterior, de 2010, utilizó datos de un único parque eólico en Estados Unidos y se basó en un modelo computarizado para predecir un posible aumento de temperatura.

Más investigación

Zhou espera investigar ahora a un nivel más general el posible impacto de grandes parques eólicos en la temperatura.

El investigador dijo a la BBC que el estudio publicado "es un primer paso que explora el potencial de datos satelitales para cuantificar el impacto de grandes parques eólicos en el estado del tiempo y en el clima".

Uno de los grandes interrogantes es cómo podría afectar el aumento de temperatura a la vegetación y la fauna. El cambio podría también tener un impacto en la formación de nubes y la velocidad del viento.

Texas es el principal productor de energía eólica en Estados Unidos. En China, algunos informes señalan que se instalan más de 30 turbinas cada día.

Zhou cree que debe haber más investigación sobre el posible impacto de los grandes parques de turbinas.

"La energía eólica es uno de los sectores que está creciendo más rápidamente a nivel mundial. Al convertir la energía kinética del viento en electricidad, las turbinas modifican los intercambios atmosféricos a nivel del suelo, así como la transferencia de energía, momento, masa y humedad en la atmósfera. Estos cambios, si se dan en una escala espacial suficientemente grande, podrían tener un impacto en el estado del tiempo y en el clima no sólo a nivel local sino regional".

Fuente: BBC News Mundo

El Cambio Climático y Las Energías Renovables

 



Ya en los años 70 del siglo pasado se venía advirtiendo, pero el ser humano es terco y las dinámicas socioeconómicas de una población de casi 8000 millones de personas son muy difíciles de cambiar y ajustar. Hagamos una pequeña reflexión sobre el cambio climático, nuestra demanda energética y las energías renovables.

¿Podemos no generar impacto?

esde nuestro punto de vista, ochomil millones de sere humanos no pueden no generar impacto, ergo acelerar el cambio climático. Es que es imposible. El impacto está ahí, sea más o menos severo, pero no podemos no impactar en el medio. Todo ser vivo que interacciona con el medio genera un impacto.

Las nutrias desvían cauces enteros de ríos con sus presas de empalizadas. Muchas especies invaden y desplazan a otras, cambiando el ecosistema por completo. En nuestro caso, estos impactos son incluso mayores. No es solo que generemos un impacto en el medio.
Es que nuestra forma de vida requiere de unas necesidades energéticas absurdamente elevadas en comparación con cualquier otro ser vivo del planeta. Hay algo que nos diferencia de otros seres vivos:

Los seres vivos se adaptan al medio. El ser humano adapta el medio.

Esta adaptación del medio y no al medio, es la que nos ha hecho conquistar todos los confines de esta burbuja azul en la que vivimos, consiguiendo un crecimiento como especie fuera de órbita. ¿Y cómo hemos conseguido adaptar el medio para cubrir nuestras necesidades? Transformando y consumiendo energía. Y esto tiene un coste.

Las consecuencias energéticas y el uso de las energías renovables

Esa frase tan sencilla engloba unas consecuencias energéticas estratosféricas. Podemos vivir en regiones climáticas de toda índole, porque podemos cazar, recolectar, criar, cultivar (en este blog sabemos algo de esto último…) calentarnos y enfriarnos según necesitemos.

Todas estas actividades sin excepción consumen energía, mucha energía. Es pura termodinámica y entropía del universo. Si queremos movernos, comer, calentarnos, cocinar necesitamos energía y lo más importante: sabemos cómo.

«Quemar cosas» es la forma de obtener energía más primitiva y sencilla

Puede parecer algo burda la expresión, pero el descubrimiento y manejo del fuego y sus consecuencias bien aplicadas desde el punto de vista de la ciencia y la ingeniería, es la base de nuestra fuente de energía. Desde los Neandertales hasta hoy.

Quemamos leña, gas, carbón, petróleo principalmente para obtener la gran mayoría de nuestra demanda energética como sociedad. Hemos conseguido crear máquinas que aprovechan esa energía calorífica para generar movimiento directo y electricidad principalmente.

Las nucleares son un paso más allá al de «quemar cosas» y por ahora se postulan como una solución de transición hasta que las renovables puedan suplir la mayoría de nuestra demanda.

Y por qué no soñar. Siempre tendremos la esperanza de que ITER y toda la comunidad científica del mundo entero, colabore para conseguir el siguiente «descubrimiento del fuego». La fusión nuclear. Energía prácticamente ilimitada y sin residuos que generen efecto invernadero y contaminación.

Pero seamos conscientes de que todavía queda tiempo para eso y tenemos que suplirlo con algo. El cambio climático está aquí. Siempre lo ha estado. Lo sabemos y necesitamos desacelerarlo.

La energía solar y eólica son las reinas de las energías renovables

Mientras esto no llegue, las alternativas renovables van cogiendo fuerza en el mundo de la generación de energía.

Además de las ventajas de que sean renovables en cuanto al medio ambiente y el famoso cambio climático, su uso genera menor dependencia energética de países que han tenido la «suerte» de tener bajo sus pies el ansiado zumo de dinosaurio y sus bolsas de gas asociadas.

Aquí es cuando entran en el tablero estas dos formas de producir energía que no consisten en quemar nada. Consisten principalmente en aprovechar dos fuentes casi inagotables de energía: el sol y el viento; dos dioses griegos: Helios y Eolo. Fonéticamente muy parecidos y estrechamente relacionados.

El caso de España con las energías renovables

Según el último informe de Red eléctrica de España, en el año 2021 el 47% de la cuota energética producida ha sido renovable, liderada por el viento y el sol principalmente, habiendo además un aumento del 10% respecto al año anterior. Actualmente hay una potencia solar instalada de 17000 Mw. Y esto va «in crescendo».

Es difícil que las energías renovables vayan a suplir por completo a las no renovables pero poco a poco se va consiguiendo.

¿Va esto a evitar el cambio climático? No. Los cambios de clima son inherentes a la historia del planeta. La cuestión es si seremos capaces de retener un poco el avance o al menos retrasar ese cambio. Nosotros no producimos cambio climático como tal. Lo aceleramos a marchas forzadas. Y en nuestras manos está mitigar esta aceleración.

Las alternativas de autoconsumo para el cambio climático

Cada vez son más las viviendas que optan por desengancharse de la red, o al menos suplir parte de su consumo con placas solares instaladas en el tejado de la vivienda.

Tu huerto también puede necesitar de placas solares y energías renovables

Estamos en Agromática y como no, tenemos que llevarnos esto de las renovables a nuestro terreno. Un huerto también consume energía, por pequeño que sea. Si tenemos un riego programado por goteo, tenemos electroválvulas y un programador que se tienen que alimentar de electricidad.

Y si no tenemos conexión a la red cerca… la solución es una pequeña placa solar que alimente eso. Si además tenemos que bombear el agua, el consumo entonces se nos dispara un poco y tendremos que dimensionar algo más grande.

Aquí entramos en lo que nosotros mismo denominamos un huerto agrovoltaico. Quizá te parezca una bobada pero a nosotros nos encanta la idea.

Fuente: Portal Fruticola

El papel de los combustibles fósiles en un sistema energético sostenible


El cambio climático es uno de los mayores retos de nuestra era. Sin embargo, la necesidad de asegurar el acceso a la energía para gozar de calidad de vida y para el desarrollo económico es igual de importante. Por tanto, es esencial abordar el cambio climático como parte de la agenda de desarrollo sostenible. El progreso continuo en el desarrollo de nuevas tecnologías ha aportado confianza y esperanza de lograr estos objetivos en el sistema energético. Las drásticas reducciones de precios y el avance tecnológico de los molinos de viento y la energía solar fotovoltaica han demostrado que estos recursos de energía renovable pueden desempeñar un papel importante en los sistemas mundiales de electricidad y que los avances decisivos, anticipados desde hace mucho tiempo, en tecnología de almacenamiento eficaz en función de los costos cambiarían de forma sustancial las matrices energéticas primarias.

Estos avances han conducido invariablemente a presumir que hemos "acabado" con los combustibles fósiles en todo el sistema energético, que no hay necesidad de seguir desarrollando nuevos recursos y que tenemos que dejar de usarlos tan pronto como sea posible. Esta hipótesis también ha llevado a tener una percepción de tecnologías "buenas" basadas en energías renovables en los sistemas energéticos mundiales de hoy en día, por una parte, y de tecnologías "malas" basadas en combustibles fósiles, por la otra. La realidad es que este debate tiene muchos más matices y requiere una investigación mucho más minuciosa. La tecnología de secuestro del carbono y la gestión de las emisiones de metano en toda la cadena de valor de la energía fósil pueden ayudar a cumplir los ambiciosos objetivos de reducción de emisiones de CO2 mientras los combustibles fósiles sigan formando parte del sistema energético. Gracias a ello los combustibles fósiles podrán convertirse en "parte de la solución", en vez de seguir siendo "parte del problema".  Todas las tecnologías tienen una función que desempeñar en un sistema energético guiado por la economía racional.

Los combustibles fósiles comprenden el 80% de la demanda actual de energía primaria a nivel mundial y el sistema energético es la fuente de aproximadamente dos tercios de las emisiones globales de CO2. En vista de que se cree que las emisiones de metano y otros contaminantes climáticos de corta vida están muy subestimadas, es probable que la producción y el uso de energía sean la fuente de una proporción de emisiones incluso mayor. Asimismo, gran parte de los combustibles de biomasa se usan actualmente para calefacción y cocina a pequeña escala en todo el mundo. Estos combustibles son extremadamente ineficientes y contaminantes, sobre todo en lo que respecta a la calidad del aire interior en muchos países menos adelantados. El uso de biomasa renovable de esta manera es un problema para el desarrollo sostenible.

Si continúan las tendencias actuales, o dicho de otra manera, si la proporción actual de combustibles fósiles se mantiene y la demanda energética casi se duplica para 2050, las emisiones superarán enormemente la cantidad de carbono que se puede emitir si se ha de limitar el aumento medio de temperatura a nivel mundial a 2oC. El nivel de emisiones tendría consecuencias climáticas desastrosas para el planeta. Entre las posibilidades con las que cuenta el sector energético para reducir las emisiones cabe destacar sobre todo, la disminución de la cantidad de energía consumida y de la intensidad carbónica neta del sector energético al cambiar y controlar las emisiones de CO2.

La necesidad de reducir las emisiones no excluye el uso de combustibles fósiles, pero precisa un cambio significativo de dirección; la situación normal no es coherente con la disminución de las emisiones en los sistemas energéticos a nivel mundial. La eficiencia energética y las energías renovables a menudo se posicionan como las únicas soluciones para cumplir los objetivos del clima en el sistema energético, pero no son suficientes. Será esencial incluir una expansión del uso del secuestro del carbono y se espera que esta tecnología tenga como resultado una reducción de las emisiones de un 16% anual para 2050. Esta afirmación está apoyada por el Fifth Assessment Synthesis Report del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que estima que la limitación de las emisiones del sector energético sin secuestro del carbono aumentaría el coste de la mitigación del cambio climático en un 138%.

Las energías renovables no se pueden usar de forma uniforme en todo el sistema energético para sustituir el uso de combustibles fósiles hoy en día, principalmente por la variación en la capacidad de los diferentes subsectores energéticos para pasar de los combustibles fósiles a las energías renovables. Por ejemplo, en algunas aplicaciones industriales, tales como la producción de cemento y acero, las emisiones proceden tanto del uso de energía como del proceso de producción.  Las tecnologías alternativas que pueden sustituir a las técnicas actuales de producción aún no están disponibles a la escala necesaria, por lo que se espera que estas técnicas persistirán de corto a medio plazo.  En estos casos, el secuestro del carbono puede proporcionar una solución coherente con las demandas actuales y permitir el tiempo necesario para desarrollar enfoques alternativos para el futuro.

Los escenarios que prevén el uso del secuestro del carbono están asociados en todos los casos con una transformación significativa del sistema energético en respuesta al cambio climático. Por consiguiente, dichos escenarios no son "situaciones normales" y muestran una disminución significativa del consumo total mundial de combustibles fósiles, además de un aumento notable de la eficiencia en la producción de electricidad y los procesos industriales. Esta transformación del sistema energético apoya a todas las tecnologías fundamentales para el desarrollo de un sistema energético sostenible.

De esta manera, los Estados miembros de la Comisión Económica para Europa (CEPE) respaldaron un conjunto de recomendaciones sobre el secuestro del carbono en noviembre de 2014, tras celebrar amplias consultas con expertos de todo el mundo. Las recomendaciones ponen de relieve que un acuerdo climático internacional debería:

• Aceptar un amplio espectro de instrumentos fiscales para fomentar el secuestro del carbono;

• Abordar el secuestro del dióxido de carbono en todos los sectores industriales, incluida la producción de cemento, acero, productos químicos, refinamiento y electricidad;

• Asegurar que los gobiernos colaboran para patrocinar y apoyar múltiples proyectos de demostración a gran escala;

• Permitir que el dióxido de carbono inyectado en los reservorios para la recuperación mejorada de hidrocarburos se trate y se calcule como almacenamiento si se almacena de forma permanente.

Si se implementan estas recomendaciones, los Estados Miembros de las Naciones Unidas que todavía dependen en gran medida de los combustibles fósiles podrán participar en iniciativas mundiales encaminadas a reducir las consecuencias del cambio climático, en lugar de simplemente contribuir al problema. La tecnología se ha probado a gran escala en el Canadá, Noruega y los Estados Unidos de América y hoy en día hay alrededor de 40 proyectos en varias fases de desarrollo en todo el mundo. Los esfuerzos a corto plazo en el secuestro del carbono son esenciales para mejorar la eficiencia, reducir los costes y lograr una mejor cartografía de las opciones de almacenamiento con objeto de que esta tecnología esté disponible para su despliegue a gran escala a partir de 2025.

Las emisiones de CO2 no son la única cuestión que es necesario abordar en el uso de combustibles fósiles.  Se estima que la cadena de valor del combustible fósil emite 110 millones de toneladas de metano al año en la producción y el uso de gas natural, carbón y petróleo. Esto representa una gran proporción de todas las emisiones de metano. Al ser un potente gas de efecto invernadero, se deben reducir considerablemente las emisiones de metano.

El metano es el componente primario del gas natural y se emite parte a la atmósfera durante la producción, procesamiento, almacenamiento, transmisión y distribución del gas natural. Se estima que al año se pierde alrededor de un 8% de la producción de gas natural en todo el mundo debido a escapes, fugas y quema, lo cual tiene como resultado costes ambientales y económicos considerables.  Durante el proceso geológico de formación del carbón, quedan bolsas de metano atrapadas alrededor y en el interior de la roca. Las actividades relacionadas con la minería del carbón (extracción, triturado, distribución, etc.) liberan parte del metano atrapado. Al igual que en el caso del carbón, la formación geológica del petróleo también puede crear grandes depósitos de metano que se liberan durante la perforación y la extracción. La producción, el refinamiento, el transporte y el almacenamiento de petróleo también son fuentes de emisiones de metano, así como la combustión incompleta de combustibles fósiles. Ningún proceso de combustión es perfectamente eficiente, de modo que cuando se usan combustibles fósiles para generar electricidad, calor o alimentar vehículos, todos contribuyen como fuentes de emisiones de metano.

Los retos clave para la gestión del metano son vigilar y registrar de forma precisa las emisiones mediante el uso de la mejor tecnología de vigilancia y medición y después aplicar los mejores arreglos para minimizar las fugas y las emisiones. Esto proporcionará beneficios económicos a la vez que disminuye los efectos sobre la salud, aumenta la seguridad y reduce el calentamiento de la Tierra. Los múltiples beneficios de gestionar las emisiones de metano son convincentes, pero todavía queda mucho por hacer para demostrar un progreso adecuado en esta área.

Abordar la cuestión de la energía sostenible requiere el compromiso de un grupo lo más amplio posible de partes interesadas, mientras que ignorar el papel de los combustibles fósiles tendrá un efecto negativo. Muchos países en desarrollo cuentan con recursos de combustibles fósiles sin explotar y tienen intención de usarlos para desarrollar sus respectivas economías. La insistencia en que estos países van a incurrir en costes significativos y en que se renuncie al uso de estos recursos en favor de energías renovables probablemente cree tensiones innecesarias. Se argumenta que el mundo desarrollado creó sus actuales economías en base a los combustibles fósiles y que sigue dependiendo mucho de ellos. En vez de un programa únicamente "no fósil", un enfoque más pragmático que anime a todos a usar un amplio espectro de los recursos que tienen a su disposición (es decir, eficiencia energética, energías renovables y uso sostenible de combustibles fósiles) creará un enfoque más equilibrado.

El otro grupo de partes interesadas, a menudo vilipendiado, es el sector privado, sobre todo los agentes del sector del combustible fósil. De hecho, el sector privado cuenta con los conocimientos técnicos y, a menudo, con los recursos financieros necesarios para apoyar el cambio a la economía verde inclusiva que el mundo está buscando. El uso de los balances generales de los actores principales, junto con sus conocimientos y pericia, pueden facilitar la transición; tratarlos como parias hará que el camino sea más duro y más caro.

El reto crítico persistente es asegurar una mejor calidad de vida y crecimiento económico, a la vez que se reduce la huella ambiental del sector energético. La transición a un sistema de energía sostenible ofrece la oportunidad de mejorar la eficiencia energética desde la fuente hasta el uso, de minimizar los impactos ambientales, reducir las intensidades carbónicas y energéticas y corregir los fallos del mercado energético. Para aprovechar la oportunidad se requerirá revisar la política coordinada y reformar muchos sectores. La región de la CEPE tiene potencial para obtener ventajas económicas competitivas en comparación con otras regiones del mundo, dadas las distancias relativamente modestas entre las fuentes de abastecimiento de energía y los centros de demanda de energía. La integración completa de los mercados energéticos de la región dentro de un marco eficiente mejoraría de forma significativa la posible contribución técnica, social, económica y ambiental de la energía.

La creación de un sistema de energía sostenible para el futuro en la región de la CEPE implicará una transición sustancial respecto a lo que tenemos en la actualidad.  La mejora de la eficiencia no solo se relaciona con cuestiones energéticas a nivel de consumidor (tales como hogares, vehículos y electrodomésticos de alto rendimiento energético), sino también con la eficiencia energética en fases anteriores de la producción/generación, la transmisión y la distribución. Es una oportunidad para acelerar el cambio desde un modelo tradicional de venta de productos energéticos a uno que proporcione servicios energéticos basados en la innovación.

El desarrollo de redes de energía inteligentes que tengan reglas de funcionamiento comunes proporciona la oportunidad esencial de fomentar la colaboración entre las tecnologías, con lo que se mejoraría la penetración eficaz en función de los costos del rango más amplio de tecnologías con bajas emisiones de carbono y la resiliencia del sistema energético. Los combustibles fósiles serán parte del sistema energético mundial durante las próximas décadas, tanto si nos gusta como si no. Seguirán apoyando el desarrollo social y económico en todo el mundo. Desde esa perspectiva, es esencial mantener un debate abierto y transparente sobre el papel de los combustibles fósiles en los sistemas energéticos sostenibles en todo el mundo para la creación de estratégicas prácticas relativas al clima. Es especialmente importante implicar a las economías emergentes y a los países en desarrollo en el contexto del 21º período de sesiones de la Conferencia de las Partes (COP21) en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Esto podría cambiar las dinámicas políticas y ayudar a dar forma a un acuerdo sólido sobre el clima en París.

Fuente: Naciones Unidas

 


¿Ha habido cumbres climáticas anteriores en las que se restringiera la participación de la sociedad civil?

Los representantes de la sociedad civil y los pueblos indígenas llevan mucho tiempo luchando por su derecho a participar en las negociaciones climáticas. 

Por ejemplo, en la COP25 en Katowice, el gobierno polaco impidió la entrada al país de algunos activistas climáticos y registró a algunos de ellos en sus habitaciones de hotel. En la COP26 en Glasgow, los observadores tuvieron dificultades para acceder a las salas de negociación, en línea y en persona. 

Durante la COP27 en Sharm el-Sheikh, el gobierno egipcio impuso restricciones arbitrarias de registro a grupos y activistas de derechos humanos, intensificó la vigilancia y las detenciones, acosó a activistas climáticos y negó la entrada (y posteriormente deportó) al menos a un activista.


Fuente: hrw.org

jueves, 28 de diciembre de 2023

"Nos está matando”: cómo el consumo de combustibles fósiles está destrozando nuestra salud (y quiénes son los más perjudicados)




El cambio climático está afectando gravemente la salud de las personas en todo el mundo.

Esta es la conclusión del estudio The Lance Countdown, que asegura que la continua dependencia mundial de los combustibles fósiles aumenta el riesgo de inseguridad alimentaria, enfermedades infecciosas y enfermedades relacionadas con el calor.

"La crisis climática nos está matando", señaló António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, tras la publicación de este estudio y enfatizó que los líderes globales deben modificar sus acciones en función del tamaño del problema.

Líderes de todo el mundo se reunirán el mes próximo para la conferencia climática más importante del año, la COP27, que tendrá lugar en Egipto.

La más reciente edición del informe -que se lleva a cabo desde 2016 y en el que participan cerca de 100 expertos de organizaciones incluidas la OMS- hace hincapié en cómo el clima extremo aumentó la presión sobre los servicios de salud en todo el mundo que ya se han visto afectados por la pandemia de covid-19.

También destacan la relación entre el cambio climático y la quema de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural), a los que se atribuye el 80% de los gases de efecto invernadero generados por el hombre y que acaban calentando la Tierra.

Impacto del calor extremo

De acuerdo con el estudio, las muertes vinculadas al calor aumentaron en dos tercios en las dos últimas décadas.

En 2022 se han batido récords de temperatura en todo el mundo, incluso en Reino Unido, donde se registraron 40 °C en julio, así como en partes de Europa, Pakistán y China.

Los impactos en la salud del calor extremo incluyen la exacerbación de condiciones tales como enfermedades cardiovasculares y respiratorias, y provocan insolación y problemas de salud mental.

Por otra parte, las temperaturas cálidas extremas aumentan el riesgo de incendios forestales.

Análisis de Justin Rowlat, editor de Clima

El informe de The Lancet de hoy es un llamado a las armas.

Los autores esperan que la evidencia que presenta muestre la necesidad de una acción urgente en la conferencia de la ONU sobre el clima en Egipto.

Pero la cumbre se enfrenta a fuertes vientos en contra.

Los países en desarrollo exigirán que las naciones que se enriquecieron utilizando combustibles fósiles gasten más efectivo para cubrir los costos de las pérdidas y daños que está causando nuestro clima cambiante.

Y preguntarán: '¿Qué pasó con los US$100.000 millones anuales para la acción climática que los países desarrollados supuestamente pusieron a disposición a partir de 2020?'. Todavía estamos miles de millones de dólares por debajo del total.

Los anfitriones egipcios de la COP27 advirtieron sobre una "crisis de confianza".

Pero el mundo desarrollado está luchando contra una crisis del costo de vida a medida que se disparan los precios de la energía y los alimentos. Muchos de ellos ya están gastando miles de millones en apoyo militar a Ucrania.

Fuente: BBC mundo

¿Por qué es necesaria una eliminación gradual de los combustibles fósiles para hacer realidad los derechos humanos?



Existe un consenso cada vez mayor, incluso por parte de la Agencia Internacional de Energía y el Panel Intergubernamental, de que para que los gobiernos cumplan los objetivos climáticos globales no puede haber nuevos proyectos de petróleo, gas o carbón.

La quema de combustibles fósiles es el principal impulsor de la crisis climática y representa más del 80 % de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, los proyectos existentes de combustibles fósiles ya son más de lo que el clima puede soportar para limitar el calentamiento global a un aumento de 1,5 grados centígrados necesario para evitar un colapso climático global.

Sin embargo, los gobiernos siguen autorizando –y subsidiando– la construcción de infraestructuras de combustibles fósiles y no regulan adecuadamente las operaciones existentes. La industria de los combustibles fósiles desvía la presión pública y política sobre sus operaciones principales, más recientemente al afirmar que sus operaciones pueden llegar a ser “cero emisiones netas”.

Fuente: hrw.org

¿Por qué la crisis climática es también una crisis de derechos humanos?


El derecho a un medio ambiente saludable es un derecho humano reconocido en todo el mundo. La crisis climática también afecta a muchos otros derechos humanos, incluido el derecho a la vida y el derecho a la vivienda, la alimentación y el agua.

Desde bosques en llamas hasta ciudades sofocantes, tierras de cultivo resecas y costas azotadas por tormentas, la crisis climática se está cobrando un precio cada vez mayor en vidas y medios de subsistencia en todo el mundo. Las crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre, causadas principalmente por la quema de combustibles fósiles, atrapan el calor con graves consecuencias. El daño ya se está sintiendo, y la velocidad y la escala aumentarán exponencial y erráticamente en el futuro previsible.

Alrededor de 3.500 millones de personas ya viven en entornos que son altamente vulnerables al cambio climático, advirtió recientemente el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. Se prevé que para 2050, más de mil millones de personas que viven en pequeñas islas y en comunidades y asentamientos costeros bajos estarán en riesgo debido al aumento del nivel del mar y las condiciones climáticas extremas. El cambio climático agrava las desigualdades sociales y económicas existentes. Las consecuencias de los desastres agudos y los cambios a largo plazo, como las sequías de varios años, son mucho peores para las comunidades marginadas y de bajos ingresos, a las que los gobiernos ya han fallado en proteger.

Las personas con identidades marginadas y vulnerabilidades interrelacionadas pueden tener una probabilidad aún mayor de morir, caer en la pobreza o perder recursos importantes debido al cambio climático. Los grupos más afectados incluyen personas de bajos ingresos, negros, indígenas y otras personas de color, personas mayores, personas con discapacidades, personas LGBT, mujeres y embarazadas, niños y trabajadores migrantes. Estos grupos también corren mayor riesgo de ser dejados de lado cuando ocurren desastres. Los gobiernos deberían asignar presupuestos a la protección de los derechos humanos de las personas del daño climático. Sin embargo, la capacidad de los gobiernos de ingresos bajos y medios para hacer realidad los derechos de las poblaciones más expuestas podría verse gravemente afectada                                                      y, en muchos lugares, quebrantada. La capacidad de los gobiernos para hacer frente a la crisis climática probablemente dependerá, en gran medida, de lo que los gobiernos estén haciendo hoy para defender los derechos de quienes ya están experimentando el impacto del cambio climático y abordar las industrias y políticas económicas subyacentes que lo causan.

La crisis climática requiere apoyar economías basadas en combustibles no fósiles y sistemas políticos que se centren en poner fin a la marginación económica, el racismo, el capacitismo, la discriminación por edad, la misoginia y otras formas de discriminación.

Fuente: hrw.org

La controvertida COP28 ¿logró estar a la altura de la urgencia climática?


Muchos titulares calificaron al Acuerdo de “histórico” y de ser una señal de que la era de los combustibles fósiles está llegando a su fin, sin embargo, los países en primera línea del cambio climático lo conceptuaron de insuficiente y plagado de lagunas.

Se llevó a cabo la 28ª Conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en un escenario global que ya enfrenta los efectos sin precedentes del calentamiento del planeta. Reunió a los Estados partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC); siendo organizado por el séptimo productor mundial de petróleo, los Emiratos Árabes Unidos (EAU). La cita mundial se celebró en Dubái, cuyo objetivo fue y es preservar el objetivo vital de 1,5°C, por encima de los niveles preindustriales desde 1850, para evitar graves impactos climáticos acordado en el Acuerdo de París de 2015.

Fue presidida por Sultan Ahmed Al Jaber, que es a su vez el CEO de la 12° empresa de petróleo más grande del mundo, la Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC). Su designación generó polémica ante el conflicto de intereses.

Las ausencias de los presidentes de los dos países que más contribuyen al calentamiento global, Biden (EEUU es el mayor emisor histórico) y Xi Jinping (China es el mayor emisor global), marcaron el inicio de la cumbre del clima.

Ha sido la más grande de la historia con más de 85 mil acreditaciones. Sin embargo, aumentar su tamaño no significó aumentar su ambición.

Comienzo prometedor

La conferencia se inauguró con anuncios de aportes para el Fondo de Pérdidas y Daños acordado en COP27. Lo hasta ahora aportado voluntariamente, 800 millones de dólares, es el equivalente a menos del 0,2% de las pérdidas irreversibles que sufren los países en vías de desarrollo. Si bien el fondo es insuficiente es positivo para la credibilidad porque ya existe y está operativo.

El segundo día se anunció la Declaración voluntaria sobre “agricultura sostenible, sistemas alimentarios resilientes y acción por el clima”. Un conjunto de 134 países firmaron pero Argentina no adhirió. La agricultura fue un punto de tensión para la mayoría de los países de América Latina, especialmente a partir del nuevo marco de la Unión Europea que pide garantizar que las exportaciones de productos primarios sean libres de deforestación.

Primer Balance Mundial

El objetivo principal de la COP28 fue realizar el Primer Balance Mundial de la historia (First Global Stocktake) para evaluar el grado de avance en la implementación del Acuerdo de París que establece que cada 5 años los países deben realizar un inventario global y establecer lineamientos para los próximos años. Esta sí hubiera sido la oportunidad histórica para un compromiso contundente de reducción exponencial de las emisiones de gases de efecto invernadero, siendo los combustibles fósiles responsables del 75% de los GEI. Sin embargo, por tercer año consecutivo no se logra incluir su eliminación progresiva los combustibles fósiles hasta su terminación (Phase out) a pesar que 130 países lo solicitaron, ni la reducción gradual de los combustibles fósiles sin una necesidad de terminación final (Phase down). El texto final no usa la terminología que muchos reclamaban, sino que se reemplaza por la frase que deja abierta a la interpretación por las Partes, “transitioning away from fossil fuels in energy systems”, es decir, “transitar dejando atrás (abandonar?) los combustibles fósiles en los sistemas de energía”. En definitiva, no se trata de eliminar, ni reducir, sino de un término a mitad de camino como “transitar”.

En el marco de la clausura de la COP28, el Secretario Ejecutivo de ONU Cambio ClimáticoSimón Stiell, recalcó que los estados insulares (ausentes cuando se convocó a plenaria) dejaron en claro que el consenso, no llega lo suficientemente lejos para proteger a sus poblaciones y para proteger el planeta; El acuerdo todavía deja mucho que desear respecto al ambición que la crisis climática necesita.

La industria petrolera consiguió un acuerdo que deja espacio para el gas natural como “combustible de transición”, incluye a la energía nuclear entre las tecnologías bajas en emisiones a promover y destaca la captura de carbono como solución climática. Esta tecnología permitiría, en teoría, seguir quemando combustibles fósiles sin emisiones.

Respecto a la financiación, sigue pendiente; no se logró definir la nueva meta que los países desarrollados deberán comprometerse desde el 2025 y reemplazar su aporte anual de 100000 millones de dólares que aún no cumplen.

El balance reconoce la ciencia que indica que las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben reducirse en un 43% para 2030, en comparación con los niveles de 2019. Señala que las Partes están desviadas en lo que respecta al cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París. Es un llamado a triplicar la capacidad de energías renovables y duplicar la tasa anual de eficiencia energética al 2030.

Se establecieron las metas para el Objetivo Global de Adaptación (GGA) y su marco, Según PNUMA se estima que las necesidades de financiamiento para adaptación en los países en vías de desarrollo es 18 veces más.

Sabor agridulce

Las conferencias de Naciones Unidas sobre Cambio Climático llevan 28 ediciones y 30 años de negociaciones. A pesar de sus muchos defectos y contradicciones se logró llegar a un acuerdo que requiere del consenso de todos, por lo cual el lenguaje se fue modificando para complacer a todas las Partes. Este acuerdo marca un paso adelante, aunque sea débil.

El mencionado éxito de la cop28 no es por el resultado del Acuerdo en sí, sino que pasa única y exclusivamente que por primera vez se reconoce explícitamente al principal culpable de la crisis climática: los combustibles fósiles. Se pudo conseguir a pesar de ser una COP organizada por el séptimo productor mundial de petróleo y presidida por el CEO de la 12° empresa de petróleo más grande del mundo. Pero ello también debilitó la salida contundente de los combustibles fósiles. Carece de compromisos vinculantes, lo que deja a los países decidir su propio ritmo de transición. Está plagado de lagunas jurídicas que benefician a los petroestados y a los lobistas de los combustibles fósiles.

El camino que tenemos por delante será desafiante. Azerbaiyán será el anfitrión de COP29, lo cual significa que durante tres años consecutivos una nación potencia petrolera, y con restricciones a la libertad de expresión, será sede de conversaciones sobre el clima. En ella se deberá establecer un nuevo objetivo de financiación climática, que refleje la escala y la urgencia del desafío climático.

El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo, el costo de la inacción supera el costo de la acción. En última instancia, el éxito o el fracaso de esta COP dependerá de cómo los países llevan el acuerdo a la implementación real de políticas, para acelerar la transición energética y todas las transiciones que se necesitan para que se empiecen a implementar acciones para salir de los combustibles fósiles y no traer falsas soluciones climáticas.

Fuente: Infobae