Una nueva investigación de la Universidad de Princeton, en Nueva Jersey, Estados Unidos, publicada en la revista 'Science', muestra la primera evidencia de que las criaturas del mar mantienen constantemente el ritmo de "velocidad climática". Los científicos encontraron que el 73 por ciento de los animales que se movió al sur y el 75 por ciento de que se trasladó a aguas menos profundas estaban siguiendo los cambios de temperatura.
La investigación se realizó con datos recopilados de 43 años relacionados con el movimiento de 128 millones de animales de 360 especies que viven alrededor de América del Norte, incluyendo alimentos comerciales como la langosta, el camarón y el bacalao. Los expertos encontraron que el 70 por ciento de los cambios en la profundidad de los animales y el 74 por ciento de las variaciones en la latitud se correlacionaron con las fluctuaciones a escala regional en la temperatura del océano.
"Si seguimos la temperatura, que es más fácil de estimar, se puede predecir también dónde estarán las especies", subrayó el primer autor Malin Pinsky, exinvestigador postdoctoral de Ecología y Biología Evolutiva de Princeton y ahora profesor asistente de Ecología y Evolución en la Universidad de Rutgers, también en Nueva Jersey.
"El clima cambia a diferentes velocidades y en diferentes direcciones en diferentes lugares. Los animales están, básicamente, expuestos a diferentes cambios de temperatura", dijo este investigador del estudio, en el que se usaron datos recopilados desde 1968 hasta 2011 por los centros de investigación de pesca estadounidenses y canadienses y paneles gubernamentales.
Las encuestas registran temperaturas de superficie y de fondo, así como la masa total de animales en nueve áreas centrales para la pesca en América del Norte: las islas Aleutianas, el Mar de Bering oriental, el Golfo de Alaska, la Costa Oeste desde el estado de Washington al de California, la costa del Golfo desde Luisiana hasta México, la costa noreste de Carolina del Norte hasta Maine, la costa de Nueva Escocia, el sur del Golfo de St. Lawrence y el Océano Atlántico, al este de Terranova.
Los detalles del estudio revelaron que las criaturas marinas se adhieren a un complejo mosaico de las velocidades locales del clima", subrayaron los investigadores. En promedio, los cambios de temperatura para América del Norte se movieron hacia el norte a un ritmo de 4,5 millas (7,2 kilómetros) por década, pero en algunas partes de Terranova, ese ritmo fue más rápido, a 38 millas (61,1 kilómetros) al norte por década.
En las zonas de la costa oeste de Estados Unidos, las temperaturas cambian hacia al sur a 30 millas (48,2 kilómetros) por década, mientras que en el Golfo de México las velocidades varían de 19 millas (30,5 kilómetros) al sur a 11 millas (17,7 kilómetros) al norte por década.
MOVIMIENTOS VARIOPINTOS DE LOS PECES
Así, los movimientos de los animales eran variopintos. En su conjunto, las especies se movieron un promedio de 5 millas (8 kilómetros) al norte por década, pero el 45 por ciento de las poblaciones específicas de animales nadaron hacia el sur. El bacalao de Terranova se fue 37 millas (59,5 kilómetros) al norte por década; la langosta en el noreste de Estados Unidos fue en el mismo sentido a 43 millas (69,2 kilómetros) por década y el camarón rosado, clave en la pesca en la Costa del Golfo, emigró al sur 41 millas (65,9 kilómetros) por década.Factores regionales como el viento realmente pueden contrarrestar el calentamiento del agua y contribuir a mares más más fríos, como es el caso de las costas de California y Perú, según Daniel Pauly, profesor de Pesca en la Universidad de British Columbia, en Canadá, que no participó en el estudio. A su juicio, los peces son muy sensibles a los cambios más leves de temperatura y buscan rápidamente escenarios ideales, que pueden aparecer como cambios erráticos en la distribución, ya que los modelos a gran escala basados ??en promedios mundiales no reflejan estos matices.
La velocidad climática ofrece a los países y las regiones un método preciso para controlar la huída de las poblaciones de peces, según Pauly, tras añadir que es posible que el cambio climático aumente los conflictos internacionales sobre el territorio de pesca.
En los últimos años, el movimiento de la caballa en el extremo Atlántico del Norte ha dado lugar a confrontaciones diplomáticas entre Islandia, Noruega y Dinamarca, apodadas la "guerra de la caballa", además de que otros países son propensos a caer en conflictos similares como consecuencia de la reubicación de los peces, como el abadejo pasando gradualmente al este desde América a Rusia.
FUENTE: europapress.es, 13/ 09/ 2013
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