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Aunque son términos que van de la
mano, el efecto
invernadero es una cosa y el cambio climático otra. El efecto
invernadero en sí mismo no es un problema, de hecho es un fenómeno natural
decisivo para la vida tal y como la conocemos en la Tierra y se refiere a
la capacidad de algunos de los gases que hay en la
atmósfera de retener parte del calor que llega desde el Sol y evitar que vuelva
al espacio. El
problema es que la acción humana ha hecho que aumente tanto la cantidad de
gases con efecto invernadero que se está provocando un calentamiento global
extra.
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El cambio climático no me afecta
De manera tradicional, el cambio
climático se ha identificado con la figura del oso polar nadando en un iceberg
en medio de un mar de hielo que desaparece. Quizás por ello muchas personas
sientan que este es un problema ajeno a ellas. Sin embargo, todo estamos ya
sufriendo en mayor o menor medida las consecuencias del cambio climático:
algunos fenómenos meteorológicos extremos o que nos pique un mosquito tigre en latitudes en las que antes no había son
algunas de ellas.
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Da igual lo que yo haga para frenar el cambio
climático
Es cierto que, sin una estrategia
política y global para avanzar hacia la descarbonización de la economía, la
lucha contra el cambio climático será un fracaso. Sin embargo, esto tampoco nos
exime de dar pasos en nuestra vida cotidiana para emitir menos gases con efecto
invernadero. Todo suma y cualquier acto cuenta, esto no es una
carrera de todo o nada, y cada gramo que se deje de emitir es igualmente valioso.
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La tecnología va a solucionar el problema
El tecnoptimismo es otro
pensamiento muy peligroso supone delegar toda la esperanza en que alguien
invente una solución tecnológica que nos libre del cambio climático. Ese ‘algo
inventarán’ implica creer en un remedio mágico y milagroso que seguramente no
llegue nunca. El
cambio climático es un problema complejo y por ello no hay una solución única.
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Esto es algo cíclico, ya ha habido otros cambios
climáticos antes
Aunque, al menos en el ámbito
científico, el negacionismo ya parece superado, en algunos entornos aún
se escuchan ese tipo de comentarios que parecen restar importancia al problema.
Efectivamente, no es la primera vez que cambia el clima en la historia de la
Tierra, pero está demostrado que la actividad humana ha
acelerado este proceso. Además, sea de quien sea la culpa, sabemos que de no frenarlo las
consecuencias serán catastróficas así que más nos vale hacerlo.
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Frenar el cambio climático va a empeorar nuestra
calidad de vida
Esta afirmación no tiene mucho
sentido si tenemos en cuenta que el cambio climático ya está teniendo consecuencias negativas sobre nuestra
vida y que, de no detenerlo, estas irán a peor. Además, muchas de las acciones
destinadas a detener las emisiones también nos beneficiarán en otros aspectos:
por ejemplo, respirar un aire de mejor calidad y más sano en
nuestras ciudades.
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La superpoblación es el mayor problema
Esta afirmación debe ser
matizada. Es cierto que somos muchos y esto tiene un impacto ambiental obvio,
pero también sucede que en torno al 10 % de la humanidad
(las personas más ricas) emite cerca del 50 % de la emisiones de gases con
efecto invernadero, así que
el problema es más bien en qué puntos del planeta se produce el incremento
demográfico, pues no consume lo mismo, por ejemplo, un ciudadano europeo que
uno nacido en una aldea de India.
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Hay que elegir entre cuidar la economía y cuidar el
planeta
Esta es una falsa dicotomía que
va en línea con lo anterior. El planeta es, de momento, nuestra única casa, y
no habrá economía posible si no lo cuidamos. El problema es que el actual
sistema económico funciona sobre la falsa premisa de que vivimos
en un planeta de recursos ilimitados. Los recursos son finitos y esto debe tenerse
en cuenta en la ecuación, ya que actualmente los estamos extrayendo a una velocidad
mucho mayor de la que el planeta es capaz de reponer.
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La lucha contra el cambio climático puede esperar
Es legítimo dudar sobre el orden
de urgencia de los grandes problemas que nos atañen como especie, pero lo
cierto es que la emergencia climática no
puede esperar, puesto que ya estamos sufriendo sus efectos. Cada año que se
retrasan las medidas para hacer frente a la crisis climática cuenta se pierde
un tiempo precioso de cara a evitar las consecuencias más desastrosas.
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Las olas de frío muestran que el planeta no se
calienta
Este mito se debe en parte a la
confusión que existe entre meteorología, que se refiere a lo que sucede en la
atmósfera a corto plazo, y climatología, que es la ciencia
que se encarga del estudio de la evolución de los fenómenos meteorológicos a
largo plazo. Por
ejemplo, el 2020 ha sido el año más cálido en España, empatado con 2017, desde
que tienen registros al efecto (1961), y las series también están indicando
esta subida progresiva de las temperaturas medias anuales en todo el
mundo. Aunque el clima cambie, esto no quita que haya olas
de frío o nevadas, que son fenómenos meteorológicos puntuales propios de la
variabilidad interanual del clima.
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Todos los fenómenos meteorológicos extremos son
consecuencia del cambio climático
De la misma manera que una ola de
frío no demuestra que el cambio climático no exista, es demasiado atrevido
afirmar que cada fenómeno extremo sea consecuencia directa del mismo.
Huracanes, tornados, olas de frío… todos son procesos dinámicos que tienen
lugar de forma natural en nuestro planeta. Eso sí,
parece que el cambio climático puede provocar que algunos de estos eventos sean
más devastadores.En el
Mediterráneo, por ejemplo, se espera que la cantidad de precipitación media
descienda, pero es posible que las lluvias que se produzcan tengan un carácter
mucho más torrencial.
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El agujero de la capa de ozono es la causa del
cambio climático
Ambos son problemas que atañen a
la atmósfera, y un artículo publicado hace pocos meses por científicos del IPCC
en la revista Nature Sustainability describía que el aumento de la radiación solar que penetra a través de la capa de ozono
dañada está interactuando con el clima cambiante. Sin embargo, el
que existan este tipo de interacciones no
significa que el origen del cambio climático sea el agujero de la capa de ozono. Como ya hemos comentado, la
causa está en el aumento de emisión de gases con efecto invernadero,
principalmente dióxido de carbono, debido a la actividad humana.
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Si la Tierra se vuelve inhabitable podemos
terraformar otro planeta
Hoy por hoy no disponemos de la
tecnología adecuada como para crear una colonia en un exoplaneta habitable y, de momento, este tipo de ideas
quedan reservadas al terreno de la ciencia ficción, por lo que no se puede
confiar en esa alternativa como una solución real y viable frente al cambio
climático.
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Las energías limpias son la solución definitiva al
problema de las emisiones
La transición energética hacia un
mayor uso de las energías procedentes de fuentes renovables es vital para frenar las emisiones
rápidamente y debe ser un eje principal en las políticas de descarbonización,
pero este debería ser tan solo un paso intermedio hacia la construcción de un
modelo realmente sostenible en el que no se extraigan
recursos por encima de los límites biofísicos del planeta. A fin de cuentas, las llamadas energías limpias
también necesitan, para sus estructuras, la extracción de minerales muy raros y
con elevado coste ambiental, y lo mismo sucede con la energía nuclear.
Sencillamente, no es posible seguir consumiendo y viviendo al mismo ritmo que
el actual.
‘La culpa me abruma así que no hago nada’
Más que un bulo, este es un
sentimiento que muchas personas experimentan al verse abrumadas por la magnitud
del problema y por el bombardeo de mensajes apocalípticos sobre estas
cuestiones. El término ‘ecoansiedad’ hace referencia a esas
sensaciones que, lejos de motivarnos para la acción, nos pueden paralizar y
deprimir. No
es bueno obsesionarse por nada, y obviamente nadie puede hacerlo todo ni
sentirse culpable por cada gramo de carbono emitido. Como hemos comentado
antes, cualquier pequeño gesto que hagamos suma. Te recomendamos el libro ‘Y
ahora yo que hago. Cómo evitar la culpa climática y pasar a la acción’,
de Andreu Escrivà, publicado por Capitán Swing y que
ofrece herramientas muy prácticas para motivarnos a actuar sin culpas ni
ansiedad.
FUENTE: Muy Interesante , 14-01-2021
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