El lunes pasado los estados de Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas (México) registraron uno de los peores temporales invernales de su historia, congelando los ductos de gas, provocando que a 400 mil usuarios les faltará electricidad. Más tarde se informó que existían problemas en Hidalgo y Puebla. El martes el Centro Nacional de Control de Energía anunció que habría interrupciones en 12 entidades del país debido a cortes de carga rotativo y aleatorios. Esta situación pone en evidencia los desastrosos efectos del cambio climático. Bill Gates en su libro más reciente Como evitar un desastre climático (Plaza Janes) sostiene que los efectos del cambio climático serán mucho peores que los de la pandemia si no conseguimos reducir a cero las emisiones de efecto invernadero para el año 2050. Sabe que es una misión titánica, pero no la cree imposible si los mercados, la tecnología y la política se alinean con el mismo fin. Señala que hay dos números relacionados con el cambio climático que conviene conocer. El primero es 51 mil millones, el segundo es cero. 51 mil millones es el número aproximado de toneladas de gases causantes del efecto invernadero que el mundo aporta cada año a la atmosfera y señala que cero es la cantidad a la que debemos aspirar.
A esta disrupción se suma la noticia de Víctor Bourguett Ortiz, director del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México, que comentó que las tres presas que alimentan el Sistema Cutzamala presentan el segundo año “más malo” en captación de agua comparado con los niveles registrados hace 12 años. Actualmente, el volumen de almacenamiento es solo 56.4 por ciento, siendo la media histórica 20 puntos arriba. Esto es un anuncio terrible para el área metropolitana del Valle de México, que tendrá que racionar el agua ante esta escasez. Esta baja en las presas Villa Victoria, El Bosque y Valle de Bravo se debe a que ha llovido menos, aunque el cambio climático, además de la deforestación en las cuencas, son factores que 'abonan' a la disminución de las llamadas fábricas de agua.
Estas noticias dan cuenta de una emergencia para la que no está preparado el país, las fuentes de abastecimiento de la energía eléctrica son fundamentalmente de combustibles fósiles y su contribución al efecto invernadero es de aproximadamente 27 por ciento. En esta perspectiva correspondería a la Comisión Federal de Electricidad buscar alternativas que establecieran una estrategia para diversificar las fuentes de energía, como la solar, la eólica, la geotérmica y la nuclear. Sin embargo, es mucho pedir, porque esto requiere de planeación y es de lo que carece esta entidad paraestatal. El apagón derivó de la falta de planeación hacia adentro de la empresa, los encargados de la operación descuidaron el abastecimiento incluso del gas natural, les falto un esquema de planeación de compras anticipadas de gas natural y esto combinado con el congelamiento de las tuberías, provocó el apagón en el norte del país, impactando negativamente la operación de empresas clave, causando pérdidas millonarias para toda la industria de la región, afectando de igual manera a los hogares.
A lo anterior se suma que parte del gas que abastecía a las plantas generadoras de energía provenía de Texas. En esta perspectiva la planeación en materia energética tendrá que pasar por acuerdos con las empresas abastecedoras del gas y en una perspectiva más amplia con los nuevos responsables de la energía en la administración Biden. En este caso la responsable es la exgobernadora de Michigan, Jennifer Granholm, que no es una novata, ya que cuando Chrysler y General Motors se enfrentaron a la bancarrota durante la crisis financiera, la gobernadora trabajó en un rescate que los empujó a invertir en tecnologías verdes, como el almacenamiento de baterías. Desde entonces, los fabricantes de automóviles han intensificado drásticamente los planes de producción de unidades eléctricas, lo que permitirá comercializar a finales de año el Cadillac eléctrico. El plan apunta a hacer que el sector eléctrico del Estados Unidos sea neutral en carbono para 2035.
Esta administración requiere recapacitar sobre su modelo energético, en la perspectiva de descarbonizar la red eléctrica desplegando los recursos verdes actuales allí donde resulten más útiles e invirtiendo en innovaciones relacionadas con la generación, el almacenamiento y la transmisión de energía. Asimismo, requiere utilizar la energía de manera más eficiente, para ello necesita establecer un plan de largo plazo para el recambio energético, para la preservación del agua y del medio ambiente. De no hacerlo así, viviremos expuestos a la escasez de energía y de agua intermitentemente, esto acabará afectando a la economía y a la convivencia de la sociedad en su conjunto.
FUENTE: El Financiero, 17-02-2021
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