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Refugiados africanos llegan a la isla de Lampedusa, en Italia. Crédito: Ilaria Vechi/IPS.
Una de las razones para que miles de africanos lleguen a Europa cada mes, a menudo con el riesgo que padecen a bordo de embarcaciones inestables para llegar a una vida mejor, podría ser la falta de acceso a la energía.
Los problemas de la pobreza en África están bien documentados. En los últimos años se produjo una profunda discusión sobre la manera en que el cambio climático agrava esta situación y altera la suerte económica del continente.
“Si el mundo se percata de la manera en que el cambio climático amenaza nuestra seguridad alimentaria o por qué es un catalizador para la migración y los conflictos (armados), entonces podemos esperar un mayor apoyo a las políticas e inversiones que pueden evitar las futuras crisis": Kanayo Nwanze.
La falta de acceso a la energía, por ejemplo, se ha mencionado en la
21 Conferencia de las Partes (COP21) de la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que concluye este viernes 11 en París, como una de las razones por las cuales los jóvenes africanos abandonan el continente en busca de mejores oportunidades, sobre todo en Europa.
Si bien la
Organización Internacional para las Migraciones plantea que los vínculos entre la movilidad humana y las consecuencias climáticas son muy complejos, es muy importante señalar que en la mayoría de las situaciones la gente elige emigrar o se ve obligada a hacerlo debido a una serie de factores, y el cambio climático podría ser el principal o la clave de muchos factores secundarios.
Akinwumi Adesina, el presidente del
Banco Africano de Desarrollo (BAD) coincide con este razonamiento y señala que la falta de electricidad en África es uno de los motivos que explican el éxodo hacia Europa.
“Las sequías en toda África – el Sahel se está quemando, el lago Chad está seco, medios de vida devastados – (hacen que) los jóvenes… se suban a los barcos para irse a Europa porque no hay oportunidades económicas”, afirmó Adesina en diálogo con IPS en la COP21.
El continente “no tiene electricidad. Y por lo tanto, la industrialización no está sucediendo, las pequeñas y medianas empresas no están funcionando a su máxima capacidad. Como resultado, África hoy pierde de tres a cuatro por ciento de su PIB (producto interno bruto)”, denunció.
El presidente del BAD cree que la electrificación podría darles a los jóvenes africanos enormes oportunidades en sus propios países. El problema “también está vinculado a la migración, por cierto. Si apaga esta luz y está oscuro, usted se va a una zona donde hay luz. Incluso los insectos se pasan de la oscuridad a la luz”, razonó.
“Por eso debemos iluminar y darle electricidad a África”, comentó en referencia a la Iniciativa de Energía Renovable en África, que se presentó en la COP21 y cuya meta es alcanzar una capacidad de 10 gigavatios en los próximos cinco años y de 300 gigavatios para 2030.
Esta iniciativa requerirá miles de millones de dólares para concretarse, pero si se compara el costo de la crisis migratoria en Europa con el de la financiación climática para África, podría haber una oportunidad para la inversión europea a largo plazo con el fin de frenar el problema migratorio en su origen.
Niclas Hallstrom, director de
What Next Forum, un centro de investigación sueco, opinó que la iniciativa de energía renovable ofrece una oportunidad para que Europa realice fuertes inversiones por su propio bien.
“Los países desarrollados tienen el imperativo moral de apoyar la adaptación al cambio climático en África, pero esto también responde a su propio interés”, sostuvo.
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La Iniciativa de Energía Renovable en África pretende “alcanzar el acceso universal para todos los africanos a más tardar en 2030… Requiere miles de millones de dólares en financiamiento para el clima, pero generará puestos de trabajo y mejorará el bienestar de la gente en todo el continente”, observó.
“Aparte de la necesidad de manejar la situación de los refugiados de forma inmediata, esta es la mejor medida a más largo plazo que uno pueda imaginarse”, dijo Hallstrom.
Los fondos para enfrentar el cambio climático han sido un punto de fricción en las negociaciones desde hace años.
Dan Bodansky, profesor de Derecho de la estadounidense Universidad de Arizona, compartió con IPS algunas ideas sobre la COP21. “De los temas de ‘choque’, la financiación es el más difícil”, aseguró, y advirtió que el borrador que se manejaba hasta este viernes 11 todavía tiene muchos fragmentos entre paréntesis, lo que implica que están sujetos a cambios ulteriores.
En las horas finales de las negociaciones en París crecía la ansiedad del grupo africano de negociadores presentes en la COP21, que comenzó el 30 de noviembre.
“La realidad presente en la conferencia confirma que los países pasaron la primera semana volviendo a plantear sus antiguas posiciones y dejando la mayor parte de los debates clave sin resolver”, destacó Sam Ogallah, de la
Alianza Panafricana por Justicia Climática.
El activista pidió a los ministros que le inyecten energía al proceso para alcanzar un acuerdo justo que refleje el principio de responsabilidad común pero diferenciada y aborde las cuestiones de pérdidas y daños, el financiamiento para la adaptación y la mitigación, y que se mantenga el calentamiento del planeta por debajo de 1,5 grados Celsius.
Entre tanto, un informe que el
Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) presentó en la COP21 acusa a los principales medios de comunicación de no identificar al cambio climático como un factor que contribuye a algunas de las mayores crisis del planeta, como la migración, la inseguridad alimentaria y los conflictos armados.
“Si el mundo se percata de la manera en que el cambio climático amenaza nuestra seguridad alimentaria o por qué es un catalizador para la migración y los conflictos (armados), entonces podemos esperar un mayor apoyo a las políticas e inversiones que pueden evitar las futuras crisis”, vaticinó el presidente del FIDA, Kanayo Nwanze.
FUENTE: Inter Press Service, 11 / DIC / 2015