Hoy, 7 de abril, se celebra el Día Mundial de la Salud, y un tema que durante los últimos años ha preocupado a los científicos es el aumento de muertes y enfermedades por el calentamiento mundial.
El cambio climático está afectando a todos los niveles de la sociedad, desde la salud de la economía mundial a la salud de los niños. Afecta al agua de los pozos y a la que sale de los grifos; afecta a los alimentos en nuestra mesa y es uno de los aspectos centrales de casi todos los problemas a los que nos enfrentamos hoy en día. Estas fueron las palabras del secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, a las que hizo referencia un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre cambio climático, salud y género, publicado el pasado mes de marzo.
La OMS prevé que, entre el 2030 y 2050, la alteración en el clima causará unas 250 000 muertes adicionales cada año, por malnutrición, paludismo, diarrea y estrés calórico.
En los últimos 130 años el mundo se ha calentado aproximadamente 0,85 °C y las predicciones estiman que si el ser humano continúa apostando por una economía dependiente del petróleo, la temperatura se incrementará 4 grados con respecto a la era pre-industrial. La respuesta a este cambio son lluvias más intensas, sequías prolongadas, olas de calor más frecuentes, desastres naturales en aumento y un aumento del nivel del mar que salinizan las fuentes de agua dulce.
El 2010 marcó un hito histórico de uno de los años más calientes. En Ecuador las temperaturas y las precipitaciones alcanzaron un pico. En el mismo año, hubo un aumento en casos de dengue, malaria y chikungunya, afectando a la salud de más de 18 000 personas. “Cuando las temperaturas aumentan el metabolismo de los vectores, como mosquitos, se acelera y empiezan a picar más. Por eso existe una mayor posibilidad de que el virus se trasmita”, explica Mercy Borbor, doctora en ciencias ambientales que estudia el impacto del cambio climático en la epidemias.
Eventos como El Niño, que se agrava con la variabilidad del clima; las altas temperaturas; y las sequías, que obligan a mantener reservorios de agua, son claves para desencadenar epidemias.
Susan Poat, presidenta de la corporación del grupo Randi Randi que llevan trabajando en temas de cambio climático en comunidades rurales del ecuador, asegura que cuando hay un ‘boom’ de plagas las personas están más expuestos a niveles altos de pesticidas. Además -añade- con las sequías las dietas de las comunidades se ven afectadas.
A escala global, casi el 90% de las enfermedades diarreicas pueden atribuirse a la falta de acceso a agua potable ocasionada por las sequías prolongadas, según la OMS.
Por otro lado, existen consecuencias indirectas del cambio climático en la salud, como enfermedades mentales después de un desastre natural, violencia debido a la pérdida de recursos, contaminación de las aguas después de una inundación, enfermedades respiratorias por contaminación atmosférica, entre otras.
“El cambio climático y la salud son uno de los temas en los que se deben hacer más énfasis porque es algo que perjudica a todos. Deben desarrollarse más estudios al respecto”, dice Borbor.
La OMS prevé que, entre el 2030 y 2050, la alteración en el clima causará unas 250 000 muertes adicionales cada año, por malnutrición, paludismo, diarrea y estrés calórico.
En los últimos 130 años el mundo se ha calentado aproximadamente 0,85 °C y las predicciones estiman que si el ser humano continúa apostando por una economía dependiente del petróleo, la temperatura se incrementará 4 grados con respecto a la era pre-industrial. La respuesta a este cambio son lluvias más intensas, sequías prolongadas, olas de calor más frecuentes, desastres naturales en aumento y un aumento del nivel del mar que salinizan las fuentes de agua dulce.
El 2010 marcó un hito histórico de uno de los años más calientes. En Ecuador las temperaturas y las precipitaciones alcanzaron un pico. En el mismo año, hubo un aumento en casos de dengue, malaria y chikungunya, afectando a la salud de más de 18 000 personas. “Cuando las temperaturas aumentan el metabolismo de los vectores, como mosquitos, se acelera y empiezan a picar más. Por eso existe una mayor posibilidad de que el virus se trasmita”, explica Mercy Borbor, doctora en ciencias ambientales que estudia el impacto del cambio climático en la epidemias.
Eventos como El Niño, que se agrava con la variabilidad del clima; las altas temperaturas; y las sequías, que obligan a mantener reservorios de agua, son claves para desencadenar epidemias.
Susan Poat, presidenta de la corporación del grupo Randi Randi que llevan trabajando en temas de cambio climático en comunidades rurales del ecuador, asegura que cuando hay un ‘boom’ de plagas las personas están más expuestos a niveles altos de pesticidas. Además -añade- con las sequías las dietas de las comunidades se ven afectadas.
A escala global, casi el 90% de las enfermedades diarreicas pueden atribuirse a la falta de acceso a agua potable ocasionada por las sequías prolongadas, según la OMS.
Por otro lado, existen consecuencias indirectas del cambio climático en la salud, como enfermedades mentales después de un desastre natural, violencia debido a la pérdida de recursos, contaminación de las aguas después de una inundación, enfermedades respiratorias por contaminación atmosférica, entre otras.
“El cambio climático y la salud son uno de los temas en los que se deben hacer más énfasis porque es algo que perjudica a todos. Deben desarrollarse más estudios al respecto”, dice Borbor.
FUENTE: elcomercio.com, 7 / abril / 2016
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