Argentina podría abastecer parte de la demanda mundial de "tierras raras", minerales requeridos en tecnologías verdes, electrónica y equipos de diagnóstico médico. El reto es explotarlas de modo sustentable.
Es mucha la expectativa creada en este país sudamericano sobre este grupo de 17 metales destinados a industrias verdes y a productos electrónicos de última generación, cuya demanda está en aumento.
Se los llama "raros" porque están presentes en muy baja proporción en rocas y sedimentos y resulta difícil aislarlos para obtenerlos en su forma elemental.
Estos 17 minerales –entre ellos el disprosio, el lantano y el neodimio– se usan para fabricar teléfonos móviles, ordenadores portátiles, tabletas, reproductores portátiles de audio MP3, cámaras digitales, monitores de cristal líquido o fibra óptica.
El principal productor mundial es China, de donde procede 97 por ciento del suministro de estos metales. Pero la decisión de Beijing de controlar mediante cuotas la producción para priorizar su mercado doméstico, y de reducir exportaciones elevó los precios y forzó a buscar alternativas.
Las tierras raras se encuentran en proporciones de partes por millón en rocas o sedimentos. La concentración puede ser escasa y, por lo tanto, no justifica una explotación económica, explicó a Tierramérica la geóloga Diana Mutti, directora de la carrera de especialización en geología minera de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
"La naturaleza concentró las rocas con mayor proporción de esos metales en regiones de China, Estados Unidos, Canadá y Rusia", dijo Mutti. Pero en algunas provincias argentinas también hay rocas con esos metales, apuntó.
"Hay potencialidad para tierras raras en sierras de (las provincias de) Córdoba, San Luis (centro del país), Salta y Catamarca (noroeste). Allí hay rocas que pueden tener mayor proporción, pero eso no significa necesariamente que pueda formarse un yacimiento", advirtió.
San Luis es de momento la provincia en la que estos metales se dan con mayor preferencia, dijo.
Allí, la empresa minera canadiense Wealth Minerals adquirió a comienzos de este año 6.000 hectáreas en la región Rodeo de los Molles, basándose en datos de buen potencial para la explotación de este recurso.
"Teniendo en cuenta el reciente recorte de cuota de exportación de tierras raras anunciado por China, el segundo en años consecutivos, estamos contentos de asegurarnos un área grande y aún no explorada en una región que es conocida por albergar significativas concentraciones de tierras raras", afirmó al anunciar la compra el presidente de Wealth Minerals, Henk Van Alphen.
Según Mutti, en la norteña provincia de Santiago del Estero "hay afinidad con rocas de las sierras de Córdoba, pero no se llega a superar un umbral como para concluir que hay potencial".
"Hay indicios, pero no una manifestación", distinguió.
Mutti aludía así a las expectativas por la incursión de filiales de la también canadiense U308 Corp en las sierras de Sumampa, en Santiago del Estero, que fue confirmada por una cámara empresaria.
El presidente del Grupo de Empresas Mineras Exploradoras de Argentina, Julio Ríos Gómez, declaró que compañías internacionales colocaron al país "entre las zonas más ricas del mundo en cuanto a la disponibilidad de este recurso".
Según el ejecutivo, hay pedidos de exploración de tierras raras presentados por firmas de Australia y Canadá impulsadas por los recortes a la exportación que viene realizando China desde fines de 2010.
Ríos Gómez afirmó en declaraciones a la prensa que en la zona de Sumampa, en el sur de Santiago, "hay empresas explorando en busca de tierras raras, y hay un plan para reactivar toda la actividad minera en la provincia, donde no hay leyes que limiten la explotación".
Ni Ríos Gómez ni la Fundación para el Desarrollo de la Minería Argentina –que alegó tener "poca información" sobre tierras raras– respondieron pedidos de entrevista de Tierramérica.
Pero no todos están a favor de la exploración de metales raros.
Según pobladores de Jasimampa, un paraje junto a las sierras de Sumampa, personal de una empresa se presentó como Gaia Energy Argentina SA, intentó convencerlos de las bondades de la explotación minera en esa región.
Gaia Energy pertenece a la empresa canadiense U308 Corp, dedicada a la explotación de uranio.
"La empresa se metió en tierras de uso comunitario por la fuerza, con la policía, y la comunidad se resistió y hubo incluso detenidos", dijo a Tierramérica el dirigente Adolfo Farías, del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase).
"Gaia fue haciendo un trabajo de confusión, hablando sobre el progreso de la minería, que crea empleo, dicen ellos, pero hubo movilización y resistencia, y el proyecto se frenó", aseguró Farías.
El campesino sostuvo que las comunidades de pueblos originarios y habitantes rurales de la zona "seguirán resistiendo". "Nuestro objetivo es la soberanía alimentaria y la custodia de los bienes naturales contra el saqueo", advirtió.
"Sabemos que en Sumampa hay tierras raras, y que la empresa tiene una estrategia para explotarlas, pero nosotros nos oponemos porque sabemos que eso contamina el agua y no crea empleo como dicen", afirmó.
Otra subsidiaria de U308 Corp, South American Rare Earth Corp, tiene también predios para exploración en Jasimampa.
La geóloga Mutti aclaró que el método para extraer los minerales depende de la roca. Si está expuesta, la explotación es superficial o a cielo abierto. Pero, como se trata de cuerpos de roca de no más de 50 por 10 metros, serían yacimientos de pequeña escala.
También puede haber explotación subterránea, lo que aumenta la inversión requerida. Por eso debe ser un proyecto muy rentable, reiteró.
En su opinión, este tipo de explotación "en general es bastante sustentable, pero sabemos que cualquier actividad tiene un impacto sobre el ambiente".
"En este caso no se utiliza cianuro y no se generan aguas ácidas, pero sí hay cierto impacto en el paisaje, en la flora y fauna del lugar, y movimientos de suelo", precisó. También puede haber explosiones, derrumbes o hundimientos, advirtió.
La geóloga recomendó evaluar cómo se mitigarían esos impactos, y si la obtención del recurso genera, en la cadena productiva, una alternativa más sostenible y con un desarrollo más limpio.
* La autora es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 17 de diciembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.
Por Marcela Valente
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