Comprender por qué las sequías están matando
últimamente tantos árboles e investigar sobre la propagación de los incendios
son dos de los 13 retos identificados por los científicos como imprescindibles
para salvar los ecosistemas mediterráneos del cambio climático. Hay que añadir
a esa sequía todos los cambios de uso del suelo de los últimos 60 años Un
equipo multidisciplinar de 28 investigadores, 15 de ellos del Centro de
Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), de la Universidad
Autónoma de Barcelona (UAB), ha evaluado el progreso científico de los últimos
16 años en el estudio del cambio global en los ecosistemas terrestres
mediterráneos.
En este análisis ha identificado cuáles han de
ser las prioridades inmediatas de investigación para lograr que los ecosistemas
sean más resistentes a los efectos negativos del fenómeno del calentamiento
global. El trabajo, publicado en la revista Global Ecology and Biogeography,
concluye que la ciencia tiene por delante 13 retos que afrontar y tres aspectos
fundamentales a tener en cuenta. En primer lugar, aseguran que ya no es
suficiente estudiar las diferentes modificaciones provocadas en el ecosistema
(el cambio climático, los cambios en el régimen de incendios, la pérdida de
biodiversidad, etc.) como si fueran cajas cerradas. Es necesario
"comprender cómo cada una de esas cajas interacciona con las otras",
ha dicho el investigador del CREAF Enrique Doblas.
"La
sequía -ha puesto como ejemplo- puede provocar erosión en el suelo, pero la
erosión que estamos encontrando no se explica si no añadimos a esa sequía todos
los cambios de uso del suelo de los últimos 50 o 60 años". En segundo
lugar, los datos recogidos a pequeña escala generan demasiado error cuando se
usan para predecir los efectos del cambio global a gran escala; por eso, los
científicos proponen mejorar el intercambio de datos entre investigadores y
plantear experimentos de larga duración y a escalas regionales o incluso
globales. Y en tercer lugar, los investigadores destacan la importancia que
tiene la historia local del ecosistema en la manera en que éste es capaz de
responder al cambio global y a los efectos de las sequías. "Del mismo modo
que no te recuperas igual de una infección si es la primera o la segunda vez
que la padeces, dos ecosistemas pueden parecer idénticos y no serlo en absoluto
por la historia que han vivido", ha puntualizado Doblas.
Entre los 13 retos identificados figuran:
comprender cómo la estructura del paisaje mediterráneo afecta a los incendios;
entender el efecto de los diferentes fenómenos del cambio global sobre las
invasiones biológicas y expansión de plagas; y ver cómo interactúa el cambio
global y las prácticas de gestión forestal. Obtener datos más realistas de los
impactos del cambio global sobre el ecosistema También obtener datos más
realistas de los impactos del cambio global sobre el ecosistema; evaluar la
mortalidad de árboles por fenómenos climáticos extremos, como la sequía; o
ampliar la investigación a otros campos para estudiar la importancia de la
genética en la capacidad de resiliencia.
Estudiar cómo la gestión forestal puede mejorar
la capacidad del ecosistema para almacenar carbono y agua a largo plazo y a
gran escala, otro de los retos identificados. Para identificar estos trece
retos, los investigadores han analizado el grado de cumplimiento de los 25
retos planteados hace 16 años en un trabajo similar publicado en la misma
revista por la científica Sandra Lavorel. De los 25 retos planteados en 1998,
nueve se han superado con éxito y sólo dos permanecen sin respuesta, mientras
que a los 14 restantes los científicos sólo han podido responder parcialmente.
FUENTE: Tiera Viva, 20 minutos, 9 / feb / 2015
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