En una calurosa y apacible tarde en Palm Beach, solo se mueven las olas que acarician el terreno de Mar-a-Lago; un club privado y el símbolo de las inversiones inmobiliarias de Donald Trump en Florida.
Durante su campaña, Trump ha afirmado que el cambio climático no es más que un bulo inventado por China, aunque lo cierto es que ha intentado blindar sus inversiones inmobiliarias en el litoral irlandés de una posible subida del nivel del mar.
En la mansión que el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos posee en Palm Beach, así como en otras propiedades que llevan su nombre en el sur de Florida, el agua ya se trepando por los puentes y va ganando posiciones en terrenos, playas y caminos que llevan al mar, según se desprende de un análisis de riesgo encargado por The Guardian.
La consultora Coastal Risk, que evalúa el riesgo de inundación del litoral, estima que en unos 30 años, el terreno de Mar-a-Lago podría quedar sumergido bajo el agua durante 210 días al año como consecuencia de inundaciones por marea. Además, la subida del nivel del mar podría hacer desaparecer algunas de las casitas y bungalows del complejo.
La despreocupación de Trump ante la abrumadora evidencia científica sobre el cambio climático, que incluso llama a la puerta de su casa, lo aleja de la mayoría de políticos del sur de Florida, donde los alcaldes se preparan para un futuro que tendrá que lidiar con los efectos del cambio climático.
Trump, que apoyó el plan de acción contra el cambio climático en 2009 pero que ahora afirma que este fenómeno es una “chorrada”, se ha desmarcado de los esfuerzos del gobierno de Estados Unidos y de otros países por conseguir que las promesas de reducción de emisiones de gas de efecto invernadero se concreten en acciones en el marco del Acuerdo de París sobre Cambio Climático. Trump amenaza con desvincular a Estados Unidos del acuerdo si gana las elecciones.
El sector inmobiliario, en alerta
La política medioambiental del candidato lo podría alejar de los electores más jóvenes y de las minorías en unas elecciones que presentan el cambio climático como una amenaza a la seguridad nacional.
Cuando produjo la serie de reportajes “Voces de Estados Unidos”, The Guardian US preguntó a los lectores cuáles serán sus prioridades en el momento de decidir su voto y todos hablaron del cambio climático.
Los profesionales del sector inmobiliario, tal vez en este caso un poco por interés, tienen una opinión parecida. En una encuesta publicada el mes pasado por el diario Miami Herald, a dos de cada tres asesores inmobiliarios de alto standing les preocupaba que la subida del nivel del mar y el cambio climático pudieran hacer bajar el valor de las propiedades de la zona, que el año pasado subieron un 56%.
Los alcaldes del sur de Florida también se muestran preocupados. Uno de cada tres está preparando estrategias para proteger a su localidad de una subida del nivel del mar y también está presionando al gobernador de Florida y a los republicanos en el Congreso para que reconozcan que el cambio climático representa una amenaza para el litoral del Estado.
En estas localidades ya se están impulsando grandes inversiones para recuperar las playas que están desapareciendo y expulsar el agua de las calles inundadas con un sistema de bombeo.
El alcalde de Palm Beach , el republicano Steve Abrams, afirma que los políticos republicanos de los distritos del litoral no se pueden permitir hacer política en torno al cambio climático.
“Los políticos locales no podemos permitirnos el lujo de perder el tiempo con estos debates”, indica Abrams. “Durante la temporada de la marea reina, en algunas zonas de mi distrito el agua nos llega hasta las rodillas”.
Mar-a-Lago, bajo el agua
Las inundaciones que tienen lugar durante la temporada de la marea reina, en otoño, preocupan cada vez más a ciudades como Miami y otras zonas del sur de Florida. Según el estudio de la consultora, durante la temporada de mareas el agua ya llega hasta los jardines inmaculados de la mansión Mar-a-Lago de Trump desde el Canal Intracostero.
De hecho, en la actualidad incluso la lluvia supone una amenaza para esta gran propiedad, que podría quedar sepultada bajo el agua. En 2045 una tormenta de categoría 2 sería suficiente para que el agua sepultara la piscina y llegara hasta el edificio principal.
La histórica mansión, situada en el centro del complejo, no quedará inundada pero cada vez tendrá más problemas relacionados con la seguridad, la salud, el acceso y la infraestructura, explica Keren Bolter, el científico jefe de la consultora.
Pese a la actitud negacionista de Trump, lo cierto es que todo parece indicar que él será uno de los muchos afectados por el cambio climático y que sus propiedades en el litoral de Florida, así como muchas otras situadas en el litoral o cerca del Canal Intracostero, sufrirán las consecuencias.
Se calcula que a mediados de siglo en el sur de Florida el nivel del mar subirá casi un metro y que en 2100 habrá subido más de dos según el Organismo Nacional para el Estudio de los Océanos y la Atmósfera de los Estados Unidos.
Al sur de Mar-a-Lago, en una zona situada a nivel del mar, el agua ya se asoma en el camino que lleva hasta el complejo de apartamentos Trump Hollywood si caen cuatro gotas. Este complejo de lujo, cuyos apartamentos de tres habitaciones se venden por unos 3 millones de euros, ofrece “playas impolutas”.
La página web de la promotora señala que “frente a la entrada de las casas encontrarán el camino de Hollywood Beach, considerado uno de los cinco mejores paseos marítimos del país”.
Hollywood, amenazado
Peter Bober, que nació en Hollywood y ahora es el alcalde de la ciudad, indica que cuando coinciden las tormentas con las mareas altas, las inundaciones son cada vez más frecuentes. “En algunos barrios, el agua ha llegado hasta la puerta de entrada de las casas. No recuerdo que en el Hollywood de mi infancia ocurriera nada parecido”, señala.
La ciudad está invirtiendo grandes sumas de dinero en sistemas de bombeo y en transportar arena a las playas, que están desapareciendo.
Bober señala que cuando hay tormenta el agua consigue traspasar los muros del Canal Intracostero:
“El agua inunda barrios enteros y no hay nada que podamos hacer, ya que algunas tormentas nos superan”.
Estas situaciones son cada vez más frecuentes. En 2045, la subida del nivel de mar podría convertir los edificios de apartamentos de Trump en islas durante más de 140 días al año ya que los terrenos que los rodean quedarían inundados. Con un temporal de categoría 2, el agua llegaría hasta la entrada del complejo.
Según estas previsiones, el futuro también depara problemas para el complejo Trump Grande en la ciudad de Sunny Isles Beach. En cuestión de 30 años la propiedad podría quedar inundada durante al menos 97 días al año y no tendrían acceso a la carretera A1A. Las playas también podrían desaparecer.
“El gran problema es que una tormenta puede provocar olas de hasta dos metros de altura. Incluso podrían llegar hasta donde nos encontramos, y si va a afectar toda esta zona los daños podrían ser cuantiosos”, reconoce Bolter.
Otras propiedades de Trump, como sus campos de golf en Doral y Jupiter, están situadas a mayor altura.
Los científicos ya advirtieron hace mucho tiempo de que en el sureste de Florida el nivel del mar subiría más rápido que el promedio global alcanzando las islas de barrera y las playas.
Sobre las zonas del litoral de baja altitud también pesa la amenaza de una inundación tierra adentro causada por las vías navegables. Los temporales y la subida de la marea también podrían contaminar el suministro de agua potable.
En la última década, el nivel del mar ha subido a un ritmo más rápido del esperado debido al deshielo en Groenlandia y en la Antártida, y al debilitamiento de las corrientes del océano, como la corriente del Golfo. En ningún sitio es más evidente que en el sur de Florida.
Según Shimon Wdowinski, un científico investigador de la Universidad de Miami, desde 2006, el índice de ascenso del nivel del mar en el sur de Florida ha pasado de 3 a 9 milímetros anuales. A lo largo de la década el ascenso ha sido de unos 90 milímetros.
Como consecuencia de todo ello, en Miami Beach y en otras zonas las inundaciones se han duplicado en la última década. Esta es la conclusión de Wdowinski tras examinar la lluvia registrada, las demandas de las aseguradoras y otra información disponible. “Aquellos que quieran invertir en el sector inmobiliario deberían tener en cuenta este factor”, señala: “Creo que no habrá ningún problema en los próximos 20 años pero la situación podría cambiar dentro de 50 o de 80 años”.
40.000 camiones de arena
Otras zonas del litoral del sur de Florida también están amenazadas por una subida del nivel del mar.
En 2012, el huracán Sandy prácticamente no pasó por este Estado y entró con toda su furia en Nueva York y Nueva Jersey. Sin embargo, una tormenta posterior desató grandes olas que consiguieron arrancar semáforos y carteles, y colapsaron un tramo de más de 2 kilómetros de la carretera AIA en el centro de Fort Lauderdale.
“El colapso de la carretera nos hizo ver la realidad”, indica Jason Liechty, un coordinador de proyectos medioambientales del condado de Broward: “A veces, hablamos de cambio climático y de la subida del nivel del mar en términos abstractos pero cuando ves grandes trozos de hormigón en medio de la carretera te percatas de que se trata de una amenaza real”.
Se necesitaron 20 millones de dólares y descargar 40.000 camiones de arena para que un trozo de carretera de 1,5 kilómetros tuviera medio metro más de altura, poner unas placas de metal a doce metros de profundidad y volver a construir dunas de arena para proteger la playa de futuras tormentas y cuatro años más tarde las obras todavía no han terminado
“Calculemos: estamos hablando de varios cientos de millones de dólares si afecta a todo el litoral, eso es mucho dinero”, dice Liechty.
Algunas localidades del sur de Florida ya han empezado a invertir en medidas para defenderse de esta amenaza, ya que han calculado que es menos costoso blindarse ante una posible subida del nivel del mar antes de que esto suceda y las consecuencias sean catastróficas.
Miami Beach se ha gastado cerca de 400 millones de euros y está elevando las carreteras e instalando un sistema de bombeo para poder expulsar el agua de las calles que se inundan cuando sube la marea. También quiere evitar que el agua salada pueda mezclarse con el agua potable almacenada.
En otros puntos del país amenazados por la subida del nivel del mar, como Hollywood, ha sido posible construir edificios, incluidos los de Trump, sobre terrenos alzados y alejados de las zonas inundadas.
En cambio, la mayoría de localidades del sur de Florida no tienen esta opción, aunque esto suponga que algunas de las zonas más caras del país queden expuestas a esta amenaza.
En su despacho del histórico ayuntamiento de Coral Gables, James Cason tiene un mapa que muestra una gran extensión de tierra, cubierta por canales y lujosas casas situadas en comunidades cerradas y que solo están a un metro por encima del nivel del mar.
Según las previsiones, unos 50 kilómetros de Coral Gables son vulnerables a una subida del nivel del mar. Este tramo, cuyo valor inmobiliario asciende a 3.000 millones de euros y que representa el 10% de las casas de Coral Gables, quedará bajo el agua a mediados de siglo. Se inundarían dos escuelas, 20 puentes y 21 estaciones de bombeo. Más de 300 yates quedarían atrapados, ya que no podrían pasar por debajo de los puentes inundados. Las estaciones de bombeo y las plantas potabilizadoras dejarían de funcionar.
Cason no tiene paciencia para escuchar a los que, como Trump, niegan el cambio climático. “Representa una amenaza real para ciudades como la nuestra”, lamenta. De hecho, la amenaza es tan real que Cason ha contratado a un equipo de consultores para que estudien qué pasaría si en un futuro no es posible detener la subida del nivel del mar.
“¿Qué haríamos si en un futuro ya no podemos proporcionar servicios públicos? ¿Cuándo dejamos de recolectar impuestos?”, pregunta. ¿Si tu casa está inundada, tienes que seguir pagando impuestos sobre la propiedad?”
Le gusta pensar que antes de que termine este siglo los científicos habrán encontrado una solución al problema. Sin embargo, está convencido de que Coral Gables no podrá esconderse tras un muro.
“No podemos hacer como los holandeses”, señala: “No podemos construir un muro que nos proteja del agua porque conseguiría pasar por debajo”.
FUENTE: El diario.es , 10/julio/2016
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