A pesar de que el verano se resiste a llegar a Londres de manera definitiva, lo cierto es que las altas temperaturas y el cambio climático son algunas de las grandes amenazas que podrían transformar el futuro tanto de Reino Unido como de buena parte del globo terráqueo en los próximos años.
El Committee on Climate Change Adaptation ha emitido, bajo el nombre de UK Climate Change Risk Assessment 2017, un informe donde alerta de los peligros y las transformaciones que podrían sufrir las islas británicas debido a los repentinos cambios climáticos al que está sometido el planeta.
Uno de los fenómenos que afectaría de forma determinante a Reino Unido serían las inundaciones. Ya a día de hoy, se estima en 340 millones de libras los daños provocados cada año como consecuencia de las fuertes lluvias. Una subida general de la temperatura de 2ºC incrementaría en un 40% tanto los daños como el número de hogares afectados para el año 2050.
Según este estudio, Inglaterra sería la nación más afectada del Reino Unido debido a las inundaciones (76%) seguido por Escocia (14%), Gales (7%) e Irlanda del Norte (2%). La subida del nivel del mar es otro factor que, debido a este calentamiento global del planeta, podría repercutir en un número considerable de hogares, sobre todo en zonas como Cleethorpes, Fleetwood o Eastbourne.
Reino Unido rondaría los 40 ºC en verano
El informe publicado por el Committee on Climate Change Adaptation habla de las altas temperaturas como otro de los factores determinantes que afectarán a Reino Unido en los próximos años. Para el año 2040 se estima que las temperaturas podrían alcanzar los 38,5ºC como normal general. Estos sofocantes veranos serían una amenaza importante sobre todo para las personas mayores.Otro de los problemas con los que se podría encontrar Reino Unido en torno al año 2050 sería la escasez de agua, cuya demanda sería superior a la oferta en algunas zonas del país. Las altas temperaturas, las frecuentes inundaciones y la escasez de agua afectaría también a la agricultura. El deterioro de la tierra supondría la reducción significativa del porcentaje de suelo cultivable. Este problema traería consigo la necesidad de importar más productos y por lo cuál, el incremento de los precios.
FUENTE: El Ibérico, 18/ julio / 2016
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