Las crisis del clima y el ecosistema
Peligroso, el cambio climático inducido por los seres humanos es un fenómeno real y está acompañado por una miríada de otros drásticos problemas ecológicos que amenazan la salud del ecosistema planetario. Estos incluyen ejemplos tales como la desertificación, la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la contaminación tóxica de los océanos, la merma de la vida marina y una creciente crisis del agua y alimentaria. Tomados colectivamente, pueden caracterizarse como un colapso potencialmente catastrófico de los ecosistemas que han sustentado y preservado la vida de muchas especies en el planeta, incluida la civilización humana.
Pobreza, desigualdad y desarrollo
Los impactos más dramáticos del cambio climático afectarán probablemente a los grupos de personas más pobres y vulnerables. Las últimas décadas han visto una aumento de la desigualdad en el ingreso y el consumo entre (y dentro) de los países, lo que puede caracterizarse como la disparidad entre el Norte y el Sur Global. El modelo de desarrollo técnico-económico actual no es sostenible ni deseable para el futuro. Por eso el ICAE sigue exigiendo la realización de un nuevo paradigma de desarrollo que equilibre las dimensiones económica, ambiental, social y cultural de la vida comunitaria. Es importante destacar que, además de aumentar las oportunidades de desarrollo y de apoyo para el Sur Global, este marco también requerirá cambios en los patrones de producción y consumo en los países del Norte.
Género y cambio climático
Los efectos del cambio climático no son imparciales en materia de género. En el hemisferio Sur, desde las tasas de mortalidad relacionadas con catástrofes hasta la seguridad alimentaria, la recolección de agua y el cuidado informal de la salud, las mujeres sufrirán los efectos del cambio climático en forma desproporcionada en relación con los hombres. Dispondrán de menos tiempo y energía para participar en actividades comunitarias, en roles de toma de decisiones, en generación de ingresos o para dedicarse a la salud y la educación de sus hijos. Existe una grave preocupación de que el cambio climático agrave esas desventajas y dificulte al movimiento de mujeres llegar al liderazgo y a roles de toma de decisiones.
Sin embargo, las mujeres no deben ser vistas como víctimas pasivas, sino como líderes en la orquestación del tipo de cambios integrales necesarios para abordar las causas subyacentes del cambio climático y la destrucción del medioambiente. En muchos casos, la participación de las mujeres en roles de liderazgo y de toma de decisiones se ve limitada por factores sociales y culturales que no sirven a los intereses de la comunidad colectiva. Las crisis ecológicas son, por lo tanto, una oportunidad para la transformación en la participación de las mujeres y la integración de perspectivas de integración de género en el discurso público y la formulación de políticas.
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