La
declaración del G-7 de Elmau gira sobre dos ejes: la financiación que se
requiere para la transición hacia un modelo libre de carbono —y para compensar
a los países en desarrollo— y el compromiso de impedir que el aumento de la
temperatura en el planeta supere los dos grados Celsius con respecto a los
niveles preindustriales. Las siete grandes economías plasman en la declaración
los dos compromisos que ya habían sido admitidos en las anteriores cumbres del
clima de la ONU: la creación de un fondo verde que en 2020 deberá tener una
dotación anual de 100.000 millones de dólares (reunión de Cancún de 2010)
y la limitación del calentamiento a dos grados (un compromiso que se adoptó en la cumbre de Copenhague de 2009).
Financiación
"Vamos
a continuar con nuestros esfuerzos para proporcionar y movilizar una mayor
financiación, de fuentes públicas y privadas, y demostrar" que se está
"en el buen camino para cumplir con la meta de 100.000 millones de
dólares", se indica en la declaración del G-7. Este Fondo Verde para el Clima
se ideó para financiar, entre otros asuntos, los mecanismos de mitigación y
adaptación de los países en desarrollo para que puedan reducir el impacto del
cambio climático.
A
diferencia del protocolo de Kioto, donde el control de la reducción de las
emisiones de gases de efecto invernadero solo vinculaba a algunas economías
desarrolladas, la intención del acuerdo de París es que también
incluya a los países en vías de desarrollo. Antes de la cita de diciembre, se
espera que la mayoría de los países presenten sus compromisos voluntarios de
reducción de las emisiones de gases.
38
Estados los han presentado ya ante la ONU.
La inmensa mayoría son desarrollados. Solo tres —Marruecos, Gabón y México— no
entran dentro de esa categoría. Marruecos se compromete a bajar un 13% sus
emisiones en 2030. Pero sostiene que podría llegar hasta un 32%, pero esta última meta está
"condicionada" a que reciba "35.000 millones de dólares"
de "apoyo internacional a través de nuevos mecanismos de financiación climática,
como el Fondo Verde para el Clima", según la propuesta presentada por
Marruecos ante la ONU. México, cuyo compromiso voluntario es de una reducción
del 22% en 2030, afirma que estaría en condiciones de llegar al 36%, pero
requeriría de "alrededor de 15.000 millones de dólares", según el
Ministerio de Medio Ambiente mexicano.
Teresa
Ribera, ex secretaria de Estado de Cambio Climático y actual directora del
instituto francés para el Desarrollo Sostenible y las Relaciones
Internacionales, resalta de la declaración del G-7 las menciones a la
importancia de los bancos de desarrollo y a los seguros. En el texto de Elmau,
se apunta al compromiso de que 400 millones de personas de los países en
desarrollo más vulnerables tengan "acceso directo o indirecto a seguros
contra los efectos negativos del cambio climático" en 2020.
Dos grados
Limitar
el aumento del calentamiento a dos grados es el umbral que se ha fijado desde
el ámbito científico para evitar los efectos más desastrosos del calentamiento.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC),
formado por más de 800 investigadores de todo el planeta, ha advertido de los
problemas que ya está provocando el calentamiento. Y su conclusión es que se
deben reducir las emisiones entre un 40% y un 70% en todo el planeta entre 2010
y 2050. Y llegar a un nivel cero en 2100.
En su declaración, el G-7 cita
y asume estas conclusiones. "Nos comprometemos a hacer nuestra parte para
lograr una economía global baja en carbono", sostiene el documento. Pero,
de momento, los compromisos que están presentando los diferentes gobiernos,
algunos miembros del G-7, no alcanzarían para limitar ese
aumento de la temperatura a dos grados. "Habrá que ver cómo quedan finalmente los acuerdos de París", apunta José Manuel Moreno, catedrático de Ecología y miembro del IPCC. "La ciencia ya ha hecho
los deberes, ahora son los Gobiernos los que, si quieren, deben hacerlos",
añade.
FUENTE: El País, Intermacional, 9 / junio / 2015
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