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martes, 8 de mayo de 2018

EL TURISMO ES RESPONSABLE DEL 8% DE LAS EMISIONES MUNDIALES DE CO2




El turismo se ha convertido en uno de los puntales de la economía mundial y su contribución al producto interior bruto sigue creciendo a un ritmo del 4% anual, pero a costa también de dejar una huella ambiental descomunal. Según un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Sídney (Australia), las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero (GEI) ligadas a la actividad turística, en buen parte debido a la aviación comercial, suponen nada menos que el 8% del total. Como era de esperar, el grueso de las emisiones tiene su origen en los países más industrializados.
Las estimaciones previas habían calculado un impacto cuatro veces menor. Uno de los motivos es que no se había computado el gasto energético de los turistas en el destino (por ejemplo, los coches de alquiler), el del transporte de los alimentos y otros productos que cubren sus necesidades durante la estancia y el de los hoteles que los acogen. "Este trabajo llena una brecha de conocimiento importante al ofrecer un cálculo exhaustivo de la huella de carbono del turismo mundial", escriben los autores. El artículo se ha publicado en la revista 'Nature Climate Change'

Datos de 160 países

El nuevo estudio, que ha tenido en cuenta datos de 160 países, concluye que las emisiones de CO2 y otros gases equivalentes aumentó de 3,9 a 4,5 gigatoneladas entre los años 2009 y 2013. Y previsión muestra que puede llegarse a 6,5 gigatoneladas en el 2025.

En países insulares como Seychelles, Maldivas, Chipre o Mauricio, el turismo internacional
representa entre el 30% y el 80% de las emisiones nacionales

El análisis ofrece dos ejemplos extremos. Por una parte, pequeños estados insulares, sin comunicación por tierra, que reciben un gran número de turistas por avión y tienen por tanto un impacto notable en las emisiones totales. Es el caso de Maldivas, Mauricio, Chipre, Seychelles, Malta y Nueva Zelanda, "países en los que el turismo internacional representa entre el 30% y el 80% de las emisiones nacionales.
En el otro extremo se sitúa Estados Unidos, cuyos ciudadanos son los que más contribuyen a las emisiones mundiales derivadas del turismo. A continuación se sitúan China, Alemania y la India. En trayectos individuales, los que más huella de carbono generan son EEUU-Canadá, EEUU-México, EEUU-Reino Unido, EEUU-Japón y China-Tailandia y Malasia-Singapur.
"Vemos que la demanda turística de la India y China crece rápidamente y esperamos que la tendencia continúe durante esta década", comenta el coautor Ya-Yen Sun, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Queensland. "Además del tamaño de la población, lo preocupante es que la gente tiende a viajar con mayor frecuencia y en avión -agrega-. Reducir las emisiones del transporte es, por lo tanto, un punto clave".
"Nuestro análisis es una visión mundial del verdadero costo del turismo, incluidos consumibles como la comida y los recuerdos. Es una evaluación completa del ciclo de vida del turismo mundial, asegurando que no perdamos ningún impacto", afirma la cooordinadora del estudio, Arunima Malik. "Esta investigación llena un vacío crucial".

Impuestos y compensación de carbono

Los investigadores instan a la comunidad internacional a considerar el turismo global en sus futuros compromisos climáticos. Así, recomiendan crear nuevos impuestos sobre el carbón o esquemas de comercio de carbono, en particular para el sector de la aviación, con el fin de reducir el crecimiento futuro no controlado de las emisiones relacionadas con el turismo. "Encontramos que la huella de carbono per cápita aumenta fuertemente con el incremento de la riqueza y no parece saciarse a medida que crecen los ingresos", dice Manfred Lenzen, también coautor de la investigación.

Los investigadores proponen un impuesto o una tasa que se emplee para mitigar las emisiones generadas

La aviación ha mejorado la eficiencia de sus consumos en los últimos años, pero no ha bastado para compensar el aumento del número de vuelos. Para cambiar la situación, la receta de los científicos es sencilla: volar menos y pagar más para compensar la huella de carbono. Lenzen recuerda que los vuelos nacionales de corta distancia emiten de media 0,5 kilos por pasajero y kilómetro, mientras que en los de larga distancia son 0,25. Los investigadores proponen que en un viaje típico de 900 kilómetros, ida y vuelta, se tendrían que destinar 45 dólares a acciones que contribuyan a mitigar el cambio climático.
"Para hacer mi propio viaje más sostenible, para las generaciones futuras, invierto en opciones de mitigación a largo plazo a precios que incorporan al menos costos de mitigación promedio, como invertir en repoblación forestal, en lugar de asumir solo frutos de bajo costo, como la eficiencia energética residencial", añade Lenzen.
FUENTE: El Periódico , 07 / 05 / 2018

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