Ya no hay duda que el planeta sufre un calentamiento global,
verificado por cientos de estudios técnicos, y certificado por un panel internacional de científicos. Cabe destacar
que nunca en la historia de la humanidad un conjunto tan grande de
especialistas y a lo largo de tanto tiempo, ha evaluado las características del
cambio climático que atraviesa a todo el planeta.
Está comprobado que este cambio climático es de origen
antropogénico, es decir generado por el ser humano, a diferencia de otros
cambios climáticos que fueron consecuencia de fenómenos meteorológicos
naturales.
El calentamiento global, generador del cambio climático, es
consecuencia de una acumulación inusual de los llamados “gases de efectos
invernadero” en la alta atmósfera. Estos gases forman una barrera que impide disipar el calor producido en el planeta.
La revolución industrial que se inicia a mediados del siglo
XVIII, conlleva a una producción de bienes y servicios que crece de manera
exponencial. A su vez, también la población del planeta crece de manera exponencial.
Ambos efectos hacen que el consumo de bienes y servicios se incrementen de una
manera no armónica, iniciando distorsiones en cada uno de los ecosistemas que
conforman la vida en nuestro planeta.
Durante mucho tiempo y hasta fines del siglo XX, las
sociedades creían que los recursos naturales eran ilimitados, y por lo tanto
las aguas, los suelos y la atmósfera podrían absorber y metabolizar todos los
residuos producidos por un consumo exacerbado. Es importante mencionar que entre
estos residuos el principal contaminante de la atmósfera es el CO2, proveniente
de la utilización de energías derivados de los productos de petróleo y gas natural.
Y si agregamos la desmesurada tala de bosques, con la
consecuencia de pérdida de vegetación verde que es la encargada de metabolizar
el CO2, a través de la fotosíntesis, el
combo de daño a los ecosistemas ya es completo.
La consecuencia del cambio climático ya se percibe de manera
muy tangible en fenómenos tales como intensidad inusual de lluvias, inundaciones,
desertización de suelos, derretimiento de glaciares, aumento del nivel de los
océanos, huracanes más severos, pérdida de la biodiversidad animal y vegetal.
Por suerte el panel intergubernamental de científicos,
congregado por Naciones Unidas, continúa trabajando de manera ininterrumpida desde
1995, tratando de consensuar políticas entre todos los países del planeta.
Dado que reducir los niveles de consumo global se observa
como una solución poco factible, las propuestas de reducir emisiones de gases
de efecto invernadero, a través de la utilización de energías limpias está
creciendo de forma importante.
Una de las energías limpias con mayor potencial de
utilización es la energía eólica. Es decir transformar, vía hélices, la energía
cinética del viento en energía eléctrica.
Y en este tema deseo
desarrollar algunos puntos para reflexionar.
Así como en un
momento la soberbia de la especie humana, creyó que los recursos naturales
antes mencionados eran ilimitados, se
observa nuevamente una cierta tendencia a creer que la energía aprovechable del
viento es ilimitada.
Ya hay regiones del planeta que piensan en poner un impuesto
a la utilización del viento, sin detenerse a evaluar que significa la mejor
utilización de este recurso.
No hay duda que, el viento, es una energía limpia que nos
regala el planeta, pero es necesario tener una mirada holística al hacer uso
del mismo.
Hay regiones del planeta en los cuales la fertilidad de sus
suelos depende de los vientos que las atraviesan. Si aguas arriba estos vientos
son acotados por hélices, esas zonas irán perdiendo su fertilidad.
También puede haber circulación de vientos que sean consumidos por regiones
que se encuentren aguas arriba de otras regiones e impidan la llegada a
estas últimas, con lo cual la utilización de los vientos no tendrá una adecuada
distribución, generando conflictos regionales.
En el caso de hélices sobre mares, las cuales ya están en
producción, será necesario verificar que esta disminución de los vientos no
afecte las corrientes marinas, y a su vez influya en la fauna y flora marina de
esas regiones.
En resumen, como especie humana altamente creativa e
innovadora, aprovechemos este recurso estupendo de generación limpia de
energía, teniendo en cuenta que es un recurso limitado y que sería muy bueno
integrarlo de manera holística a la matriz de energías disponibles.
FUENTE: Juan José Olivieri , 26 / feb / 2019
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