Con vientos, lluvia e inundaciones sin precedentes, el huracán Matthew pasó por Haití, Cuba, Florida y Carolina del Norte, dejando una masiva e impactante devastación a su paso. En Haití murieron más de 500 personas, cerca de 200 mil quedaron sin techo ni hogar y millones todavía esperan ayuda. En Carolina del Norte murieron 26 personas y más de 2 mil tuvieron que ser rescatadas. En EEUU, los cálculos preliminares sugieren pérdidas de hasta $60 mil millones.
Este año ha sido marcado por extremos en el clima de costa a costa. Aunque no todos estos fenómenos salen en las noticias, el impacto de los trastornos climáticos nos perjudica a todos. Los altos y continuos niveles de contaminación por carbono están provocando grandes cambios en el tiempo. Se espera que para el 2080 estos cambios traerán un aumento en lluvias torrenciales y nevadas cinco veces peores que las que vimos en 1980.
Las consecuentes inundaciones y la subida del nivel del mar afectan más agudamente a áreas costeras como Florida, California, Texas y Nueva York. Estas inundaciones acarrean una multitud de problemas. Un reciente informe ‘Estados en Riesgo’ de Climate Central revela que los incidentes de lluvias torrenciales aumentarán la contaminación ya que causan serios desbordes de alcantarillados: un costoso y peligroso problema que puede afectar la salud y el bienestar de comunidades a través de los EEUU.
En la Florida, donde las inundaciones son un serio problema, los hispanos conforman cerca del 40 por ciento de la población de ocho ciudades que —casi con certeza— se inundarían en futuras mareas altas. Estas inundaciones ponen propiedades en riesgo y causan un alza en el costo de los seguros. Además incrementan la posibilidad de rebalses de las cloacas, algo que puede llevar a serios riesgos de contaminación por bacterias, virus y gérmenes.
Climate Central analizó una selección de fenómenos climáticos reportados en la prensa entre enero del 2015 y agosto del 2016, y contabilizó más de mil millones de galones en rebalses de cloacas, o el equivalente de 300 piscinas olímpicas o 300 campos de fútbol americano cubiertos por 1.5 pies de aguas negras.
La inmensa cantidad de aguas negras o parcialmente tratadas que día a día contaminan los cuerpos de agua del país es alarmante y amenaza nuestras fuentes de agua potable, los cuerpos de agua dulce, las costas y, como consecuencia, nuestra salud. Estos derrames de desagües varían en cantidad de decenas a cientos de millones de galones y casi siempre son causados por lluvias torrenciales. Estos pueden causar problemas desde muerte de peces hasta peligrosas epidemias. Además, cuando un desagüe se derrama e inunda casas y negocios, los daños frecuentemente requieren costosas reparaciones y una extensa descontaminación antes de poder volverlos a ocupar sin riesgo.
Según Estados en Riesgo, mejoras en la infraestructura de drenaje —como nuevas tuberías y un aumento de capacidad en las plantas de tratamiento de aguas negras, entre otras cosas— pueden mitigar el impacto de las lluvias torrenciales e inundaciones.
Los expertos en climatología predicen que la tendencia al incremento en lluvias intensas continuará por este siglo, especialmente si la contaminación sigue aumentando.
Lugares como Miami Beach están invirtiendo en corregir el problema de las inundaciones y para proteger a la comunidad. Sin embargo, cualquier inversión debe considerar que hasta que no controlemos la causa del problema (el cambio climático) no lograremos enfrentar con éxito ni la subida del nivel del mar, ni el aumento en la precipitación, ni el aumento en su intensidad.
Las áreas más vulnerables a estos cambios son áreas con poblaciones hispanas numerosas. En un nuevo informe publicado por NRDC y Voces Verdes, señala que el 60 por ciento de los latinos vivimos en California, Texas, Florida, y Nueva York— los cuatro estados más vulnerables a amenazas climáticas como calores extremos, contaminación del aire o inundaciones. Como comunidad, es hora de que exijamos acción para prevenir estos daños a nuestra salud y a nuestras propiedades y comunidades. FUENTE: El Nuevo Herald , 7 / 11 / 2016
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