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lunes, 22 de mayo de 2017
CAMBIO CLIMÁTICO Y MAYOR EXPECTATIVA DE VIDA, SON LOS PRINCIPALES RETOS PARA LA SALUD EN LOS PRÓXIMOS 25 AñOS.
El aumento de la esperanza de vida y las migraciones, el cambio climático, la evolución de la tecnología y el big data son los principales retos que tendrá que afrontar la epidemiología ambiental, ciencia que estudia los efectos del ambiente sobre la salud, en los próximos 25 años.
Es lo que considera la investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGLobal) Cathryn Tonne, que acaba de publicar un trabajo sobre los desafíos de la epidemiología ambiental en el futuro en la revista 'Environment International'.
"El mundo cambia a una velocidad de vértigo y la ciencia también debería hacerlo si no quiere quedarse atrás. Es el caso de la epidemiología ambiental, un área científica que deberá afrontar transformaciones importantes en los próximos 25 años para seguir siendo relevante en salud pública y preventiva", opina Tonne, coordinadora del trabajo.
"Los futuros epidemiólogos ambientales se enfrentarán a un mundo marcado por esperanzas de vida más largas, pero también por mayores cargas de enfermedades crónicas", augura Tonne, que también prevé " cambios notables en la distribución geográfica de la población, que seguirá migrando de las áreas rurales a las urbanas".
En cuanto al crecimiento poblacional, la investigadora prevé que prácticamente el 90 % de la población se concentre en Asia y África y, en particular, en tres países: India, China y Nigeria.
Además, según el estudio, la migración a gran escala añadirá complejidad a los estudios y dificultará el seguimiento de los participantes.
La epidemiología ambiental del futuro también estará marcada por la que se ha definido como "la mayor amenaza para la salud global del siglo XXI": el cambio climático.
Las olas de calor tendrán una mayor incidencia en una población cada vez más envejecida, y otros fenómenos propios de un clima extremo, como tormentas o inundaciones, podrían producir impactos directos en la salud.
A su vez, los períodos de sequía podrían conducir a situaciones de inseguridad alimentaria, malnutrición o expansión de enfermedades como el cólera o las infecciones por E. Coli.
También es probable que las enfermedades transmitidas por mosquitos se vean expandidas a nuevas regiones con el incremento de las temperaturas y es probable que el número de químicos a los que la población está expuesta siga aumentando en los próximos años, según el estudio.
Según los autores del ensayo, la rápida evolución de la tecnología planteará numerosas oportunidades
y, ante todo, un reto: el de impedir que sean las propias capacidades tecnológicas las que marquen una agenda científica que debería seguir siendo determinada por las prioridades de salud pública.
El estudio también señala que las mediciones de exposiciones vía satélite, las redes sociales o la llamada e/m-health (salud a través de los dispositivos móviles) cobrarán cada vez mayor importancia.
El procesamiento de datos en la era del big data es otro de los retos, que requerirá desarrollar nuevas técnicas estadísticas para lidiar con la complejidad de los datos, que también aportará la ciencia ciudadana.
Tras la identificación de los retos principales, el estudio recomienda priorizar el envejecimiento saludable mediante una mejor comprensión de los efectos que las exposiciones ambientales tienen sobre las dolencias asociadas a la edad.
También recomienda adaptar la formación de futuros epidemiólogos a nuevas técnicas estadísticas con un foco transdisciplinario.
FUENTE: La Vanguardia , EFE , 22 / 05 / 2017
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