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viernes, 5 de julio de 2019

CIENTÍFICOS PREOCUPADOS POR RELACIÓN ENTRE CAMBIO CLIMÁTICO Y CONFLICTOS REGIONALES



Sequía en Irak


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Durante tres días, investigadores de distintas áreas del conocimiento (economía, ciencias políticas, geografía y ciencias ambientales) se reunieron para encontrar consenso sobre la relación que existe entre el conflicto armado y el cambio climático. Los expertos, que estuvieron trabajando durante dos años, analizando los estudios que hay al respecto, coincidieron en algo: el clima sí ha afectado los conflictos armados organizados dentro de los países. Sin embargo, otros factores como el bajo desarrollo socioeconómico, la escasez de recursos naturales, la inseguridad alimentaria y las bajas capacidades del Estado, pueden ser más influyentes. Todavía hay incertidumbre sobre cómo y cuándo se daría esa relación en escenarios futuros.
“La falta de claridad sobre el conocimiento actual limita la gestión informada alrededor de los riesgos del conflicto armado para los Estados y la seguridad humana, así como de los riesgos que ocasiona la continua emisión de gases de efecto invernadero”, se lee en la investigación publicada en la revista 'Nature'.

De acuerdo con los investigadores, en un escenario de 4 grados centígrados de calentamiento (el camino en el que estamos si las sociedades no reducen las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera), la influencia del clima extremo en los conflictos aumentaría más de cinco veces, con un 26 por ciento de probabilidad. Pero, incluso en un escenario de 2 grados centígrados, más allá de los niveles preindustriales (que es el objetivo declarado en el Acuerdo Climático de París), los conflictos se duplicarían con creces, con un 13 por ciento de probabilidad.
EL TIEMPO habló con Katharine J. Mach, autora principal e investigadora del Earth System Science de la Universidad de Stanford, y Cullen Hendrix, director del Centro Sié Chéou-Kang para la Seguridad Internacional y la Diplomacia de la Universidad de Denver. Para los investigadores, “los vínculos entre clima y conflictos podrían reducirse abordando los desafíos ambientales en la construcción de la cooperación y la paz, y en prevenir las recaídas en sociedades vulnerables y expuestas a las amenazas climáticas”.
¿Por qué es importante esta investigación?

Katharine J. Mach: El estudio tiene dos implicaciones. Para aquellos enfocados en el clima, les decimos que los costos sociales del cambio climático son sustanciales; y para aquellos enfocados en el conflicto, nuestros resultados identifican los puntos de entrada para gestionar los impactos del cambio climático en la seguridad humana de manera integral. De esta manera pueden priorizar las respuestas de la sociedad, que podrían incluir una mayor ayuda y cooperación internacional.

¿Cuáles serían esos impactos?

Katharine J. Mach:
 Identificamos cuatro impulsores calificados como influyentes para el riesgo de conflictos hasta la fecha: bajo desarrollo socioeconómico, baja capacidad del Estado, desigualdad entre grupos y diferencias étnicas, y conflictos violentos recientes.

Una influencia del clima en el riesgo de conflicto puede implicar un cambio en la probabilidad de que ocurra un conflicto (por ejemplo, la frecuencia de brotes de conflicto o la duración de estos) o magnitudes alteradas de las consecuencias perjudiciales resultantes (como número de muertes, destrucción de bienes o legados de violencia).

¿En qué casos otros factores, distintos al cambio climático, aumentan más el riesgo de un conflicto?

Cullen Hendrix: 
Es realmente difícil hablar de los efectos en casos particulares. Argumentar que cualquier conflicto en particular fue “causado” por el cambio climático, o cualquier otro factor, es extremadamente difícil. Múltiples motivaciones están presentes entre los participantes, y pueden estar expresadas o no. Además, los factores contextuales, como la dependencia a la agricultura para los medios de vida o los bajos niveles de desarrollo económico afectan si un “choque” climático resulta en violencia.

La mayoría de las investigaciones sobre el clima y los conflictos, y especialmente la investigación que examinamos aquí, encuentra que las perturbaciones climáticas aumentan la probabilidad de que ocurra un evento a gran escala (como el inicio de un conflicto) en relación con alguna línea base o aumenta la frecuencia con que ocurren eventos de escala más pequeña (protestas, batallas individuales o escaramuzas). Es decir, los choques climáticos son probabilísticamente causales en el sentido de que hacen que algo sea más probable. No son causalmente determinantes en el sentido de que no son totalmente responsables del resultado.

Estas relaciones surgen del estudio de cientos o miles de casos utilizando métodos cuantitativos, incluidos los metanálisis. Es decir, la evidencia es más sólida en conjunto que como un caso individual. Esta es una de las razones por las cuales es muy difícil determinar todo esto.

¿Por qué es importante entender la relación que existe entre la variabilidad climática y el conflicto?

Cullen Hendrix:
 Es importante por al menos tres razones. Primero, los efectos de seguridad del cambio climático se han convertido en una base sobre la cual académicos, pero también políticos o funcionarios como Barak Obama, John Kerry, Ban Ki Moon y otros, han argumentado la necesidad de tomar en serio el cambio climático. Para que esa afirmación sea creíble, necesitamos obtener la ciencia básica correcta. Segundo, es importante porque sabemos que el cambio climático tendrá efectos dramáticos para las sociedades en el mundo en desarrollo que tienen menos recursos para invertir en la adaptación al cambio climático y que son más propensos a los conflictos. Tercero, al tratar de evaluar los costos humanos del cambio climático, que ya se manifiestan en el aumento de la morbilidad, en la escasez local de alimentos, etc., debemos tener en cuenta los efectos del cambio climático para la seguridad humana que operan a través del conflicto armado, y que tiene consecuencias desastrosas para las sociedades en las que se produce.
Conflictos y biodiversidad
En el 2009, un estudio publicado en 'Conservation Biology' señaló que el 81 por ciento de los conflictos armados que se dieron en el mundo entre 1950 y el 2000 tuvieron como escenario zonas de alta biodiversidad y especialmente vulnerables (también conocidas como 'hotspot'). Durante este periodo, solo 11 de los 34 puntos críticos de biodiversidad estuvieron exentos de un conflicto armado. Y, según la ONU, en los últimos 25 años, por lo menos 18 conflictos armados internos se han exacerbado por las luchas en torno a recursos naturales. Aunque la naturaleza generalmente sufre durante la guerra, los conflictos, irónicamente, también traen ciertas oportunidades de conservación tangibles
FUENTE: El Tiempo , 1 / julio / 2019

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