Cada vez más gente aprovecha las vacaciones para conocer un país y cultura distintos. En 2018, el número de pasajeros aéreos llegó a los 4,3 billones, 38 millones más que en 2017, según la Organización de Aviación Civil Internacional.
Algunas aerolíneas ofrecen billetes a un precio muy bajo, comparado con hace unos años, por lo que el número de pasajeros crece año tras año. Familias, parejas, amigos o a viajeros intrépidos se animan a reservar un vuelo, ya sea para visitar una ciudad cercana o para perderse al otro lado del planeta.
Sin embargo, hay un detalle que puede aguarnos nuestras vacaciones: los aviones emiten más gases de efecto invernadero por kilómetro recorrido que un coche o un tren. Este hecho contribuye a acelerar el cambio climático.
¿Cuánto contamina volar?
Un pasajero de un vuelo transatlántico entre Nueva York y Londresproduce tanto dióxido de carbono (CO2) como el generado para calentar una casa en la Unión Europea, según la Comisión Europea.
Los aviones, del mismo modo que otros métodos de transporte, utilizan combustibles fósiles para funcionar. Al quemar, estas sustancias emiten gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, también conocido como CO2. Estos gases contribuyen a que la temperatura de la Tierra aumente.
Sin embargo, no solo contamina el combustible. Seguro que hemos visto miles de veces las estelas blancas que dejan los aviones al sobrevolarnos.
Estas nubes artificiales se conocen como ‘contrails’. Según un estudio realizado por dos físicas ambientales del Centro Aeroespacial Alemán (DLR), podrían contribuir más al calentamiento globalque la quema del queroseno necesario para poner en marcha el avión.
Emergencia climática
Los científicos son muy claros: si no se toman medidas para frenar el aumento de la temperatura global, las consecuencias del cambio climático serán catastróficas. Y, en Europa, el transporte genera una quinta parte de los gases de efecto invernadero europeos, según la Agencia Europea de Medio Ambiente.
Según la Comisión Europea , los aviones generan el 2% de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo. Un estudio del Parlamento Europeo calcula que en 2050 esta industria sería responsable del 22%.
Algunos científicos hace años que no cogen aviones. Partidos políticos cuyo programa está muy centrado en el medio ambiente y la sostenibilidad prohíben a sus diputados coger un avión a no ser que sea imprescindible.
También Greta Thunberg , activista adolescente sueca a favor del medio ambiente, se niega a subir a uno. Ha popularizado el hashtag#IStayOnTheGround (me quedo en el suelo, en español) para concienciar a la población sobre el impacto negativo de la aviación en nuestro planeta.
En Suecia, el país de Thunberg, se ha hecho popular la palabra‘flygskam’, que significa ‘vergüenza de volar’. Ha servido para que los suecos tomen conciencia del problema. Según el Foro Económico Mundial, el número de pasajeros aéreos en el país ha caído un 8% desde principios de año.
¿Qué podemos hacer?
Algunas empresas empiezan a producir aviones eléctricos o híbridos, que se utilizarían en trayectos cortos, para reducir la quema de combustibles fósiles.
Gobiernos europeos están hablando sobre limitar algunos trayectos en avión. Por ejemplo, tanto Holanda como Franciaestudian prohibir aquellos que puedan realizarse en tres horas de tren o menos.
Un pasajero de un tren emitiría 14 gramos de dióxido de carbono por kilómetro, mientras que en un avión, la cantidad se elevaría hasta los 285 gramos por kilómetro.
Del mismo modo que reciclamos, reducimos el uso de plástico o llevamos a cabo otras acciones, elegir qué medio de transporte utilizamos para llegar a nuestro destino también puede ayudar a cuidar del medioambiente.
FUENTE: La Vanguardia, 3/julio/2019
No hay comentarios.:
Publicar un comentario