Los árboles juegan un papel crucial en la lucha contra el cambio climático al secuestrar el dióxido de carbono que atrapa el calor. Por ese motivo, y dado su bajo coste, muchas empresas que buscan reducir sus emisiones de gases contaminantes se han lanzado a plantar árboles, desechando las caras tecnologías de captura de carbono. El problema es que esta estrategia, por sí sola, no es suficiente, alerta Microsoft en un artículo publicado en la revista científica Nature.
Microsoft hizo público en 2020 sus objetivos de ser neutro en emisiones de carbono para 2030 y eliminar todas sus emisiones generadas desde su fundación en 1975 en dos décadas. Como parte de ese plan, la compañía adquirió la eliminación de 1,3 millones de toneladas métricas de carbono de más de 25 proyectos centrados en regenerar el suelo, ampliar bosques o "aspirar" el dióxido de carbono del aire y depositarlo en el suelo, entre otras iniciativas.
Muchas de las soluciones que la compañía analizó eran proyectos basados en la naturaleza, que no son tan fiables ni duraderos como la tecnología. No se suele tener en cuenta que los árboles que se plantan podrían no retener el dióxido de carbono durante tantos años como estaba previsto, ya sea porque los talen, quemen o sufran el ataque de alguna plaga. Además, estas estrategias deben competir por el uso del suelo destinado a la agricultura y la vivienda.
El problema reside en el precio. Mientras los proyectos de almacenamiento de carbono basados en la biosfera (plantas y suelos) rondan los 16 dólares por tonelada de dióxido de carbono, el precio de aquellos que utilizan tecnología para extraer el dióxido de carbono y retenerlo en rocas y minerales oscila entre los 20 y 10.000 dólares por tonelada, con una media de 141 dólares.
Según los autores del artículo, el director de medio ambiente de Microsoft, Lucas Joppa, otros miembros del equipo de sostenibilidad de Microsoft y expertos de la Universidad de Columbia y el Fondo de Defensa del Medio Ambiente, el mercado de la eliminación de emisiones de carbono es demasiado pequeño. Para dar respuesta a la crisis climática, el mercado debe crecer y mejorar mediante una mayor inversión para desarrollar nuevas tecnologías, así como más incentivos para que las empresas utilicen las mejores estrategias. También son necesarias unas normas de contabilidad del carbono sólidas y estandarizadas y la creación de herramientas fiables para el seguimiento del carbono a escala.
Lo expuesto en el artículo no significa que Microsoft no apoye la plantación de árboles como una forma complementaría de reducir el carbono en la atmósfera, asegura la propia compañía a la CNBC.
Contradice sus compromisos climáticos
A pesar del compromiso en la lucha contra el cambio climático mostrado en el artículo y que el propio Bill Gates se ha comprometido a donar 1.500 millones contra el cambio climático si Estados Unidos aprueba la ley de infraestructuras, Microsoft apoya a los lobbies empresariales que se oponen fervientemente al proyecto de ley climática de la Administración Biden.
En concreto, Microsoft forma parte del consejo de administración de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, el principal grupo de presión del país, que ha manifestado abiertamente que "hará todo lo posible para evitar que este proyecto, que aumenta los impuestos y acaba con el empleo, se convierta en ley".
De salir adelante, el proyecto de ley de 3,5 millones de dólares del presidente Joe Biden serviría para reducir las emisiones de carbono mediante un sistema eléctrico basado en las energías renovables, dotar al país de mejores infraestructuras resistentes a las catástrofes naturales, crear empleo e impulsar la transición hacía los vehículos eléctricos.
FUENTE: El Economista.es , 10-10-2021
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