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lunes, 11 de octubre de 2021

TURQUIA RATIFICÓ EL ACUERDO DE PARIS SOBRE COMPROMISOS PARA FRENAR EL CAMBIO CLIMÁTICO

 



Turquía ya había firmado el Acuerdo de París en 2016, pero era uno de los pocos grandes países que quedaban por ratificarlo (Foto: REUTERS/Dilara Senkaya)
Turquía ya había firmado el Acuerdo de París en 2016, pero era uno de los pocos grandes países que quedaban por ratificarlo (Foto: REUTERS/Dilara Senkaya)

El parlamento turco ratificó este miércoles el Acuerdo de París sobre el clima, más de cinco años después de que Ankara firmara por primera vez el tratado histórico sobre la reducción de las emisiones que contribuyen al calentamiento global.

En septiembre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, lo anunció en la Asamblea General de la ONU, convirtiendo a su país en el 191º en ratificar este acuerdo.

“Tenemos la intención de presentar el Acuerdo de París sobre el clima en el Parlamento para su ratificación el mes próximo antes de la conferencia de Naciones Unidas sobre el cambio climático”, había dicho el presidente Erdogan ante la tribuna de la ONU en Nueva York.


El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, lo anunció en la Asamblea General de la ONU, convirtiendo a su país en el 191º en ratificar este acuerdo (Foto: REUTERS/Umit Bektas)
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, lo anunció en la Asamblea General de la ONU, convirtiendo a su país en el 191º en ratificar este acuerdo (Foto: REUTERS/Umit Bektas)

Cuando se adoptó en 2016, el Acuerdo de París se suponía que permitiría limitar el aumento de temperatura promedio en el planeta a 2 grados y, si fuera posible, a 1,5° C por encima de los niveles preindustriales.

Esta ratificación se produce cuando faltan tres semanas para el inicio de la Conferencia Mundial del Clima de la ONU (COP26), que empezará a finales de octubre en Glasgow, en Reino Unido.

Turquía ya había firmado el Acuerdo de París en 2016, pero era uno de los pocos grandes países que quedaban por ratificarlo. Todavía siguen sin haberlo hecho Irán, Irak, Libia, Yemen y Etiopía.


La cuestión climática ganó en relevancia en este país durante el verano tras una serie de fenómenos meteorológicos extremos (Foto: REUTERS/Mehmet Emin Caliskan)
La cuestión climática ganó en relevancia en este país durante el verano tras una serie de fenómenos meteorológicos extremos (Foto: REUTERS/Mehmet Emin Caliskan)

Erdogan justificaba hasta ahora su no ratificación al considerar que había imposiciones injustas y que se debían distinguir más los esfuerzos de los países desarrollados y de los que se encuentran en vías de desarrollo.

Las emisiones de CO2 aumentaron más de un 150% en Turquía desde 1990, según datos oficiales turcos.


Pero la cuestión climática ganó en relevancia en este país durante el verano tras una serie de fenómenos meteorológicos extremos, como una oleada de incendios en la franja mediterránea e inundaciones en el norte, que provocaron un centenar de víctimas e importantes daños en la naturaleza.

La inclemencia de la sequía


Turquía también se confronta a una fuerte sequía, que obligó a algunos productores a abandonar sus tierras y a otros a elegir otros cultivos que necesiten menos agua.


Miles de agricultores de toda Turquía ven cómo su único sustento se degrada cada día más por culpa de las repetidas sequías, imputadas al cambio climático. En los últimos dos años, las precipitaciones han sido anormalmente débiles.


Pero los expertos también cuestionan la política del presidente Recep Tayyip Erdogan, quien lleva dos décadas haciendo caso omiso de las emergencias medioambientales y basando su popularidad en una prosperidad fundamentada en el desarrollo urbano rápido.


Más de la mitad de Turquía enfrenta una sequía severa, en un país en el que la agricultura tiene un peso importante en la economía. El sector representa alrededor del 6% del PIB y es responsable del 18% de los puestos de trabajo.

El país, séptimo productor agrícola del mundo, exporta todo, de los tomates a la uva, las avellanas o las aceitunas. Pero sus importaciones de trigo se han disparado en casi dos décadas, de 150 millones de dólares a 2.300 millones de dólares en 2019, según el Ministerio de Agricultura.

“Si no tomamos las medidas necesarias, nos esperan días difíciles en los próximos años” (Foto: AFP)
“Si no tomamos las medidas necesarias, nos esperan días difíciles en los próximos años” (Foto: AFP)

La tendencia ha incrementado los temores de que el país, que antaño era autosuficiente para su alimentación, acabe siendo dependiente del exterior para cubrir sus necesidades alimentarias.


“Turquía debe hacer un gran trabajo de adaptación. Lo que hemos visto hasta ahora no es nada”, advierte Levent Kurnaz, director del Centro de estudios sobre el cambio climático y políticas de la Universidad Bogazici de Estambul.


La sequía ha forzado a algunos productores a abandonar sus tierras y, a otros, a emprender nuevos cultivos, que necesitan menos agua.

Pero depender de las importaciones cuando la lira turca se hunde resulta algo excesivo para la población. En agosto, los precios de los productos básicos aumentaron un 29% interanual, lo que obligó al presidente a levantar los aranceles al trigo, los garbanzos o las lentejas.


Según los expertos, la ausencia de una política de gestión de aguas en este país ha agravado los problemas: los lagos se secan, incluso el mayor de ellos, el lago de Van, en el este del país.


“Si no tomamos las medidas necesarias, nos esperan días difíciles en los próximos años”, señala Ceyhun Ozcelik, profesor en el Departamento de recursos hídricos de la Universidad Sitki Kocman de Mugla, en el suroeste.

(Con información de AFP)


FUENTE: Infobae, 06-10-2021

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