YouTube, y quien dice YouTube, dice
Google, sigue insistiendo en coartar toda expresión contraria al discurso
hegemónico y tras imponer la censura de
contenidos críticos con las vacunas le ha llegado el turno a los «negacionistas» del cambio climático, aunque de una
manera más discreta: podrán seguir aireando sus teorías, pero no monetizarán
los vídeos.
A diferencia de las medidas aplicadas
contra los críticos con las vacunas, a quienes ni siquiera se les permite
utilizar la plataforma, los «negacionistas» del cambio climático, o lo que es
lo mismo, quienes publiquen contenido contrario al «bien establecido consenso
científico» que hay sobre el tema, se quedan tan solo sin poder monetizar sus vídeos, según indica la compañía, porque los
anunciantes no quieren esa relación.
En resumen, no hay anunciantes dispuestos a que sus productos o
servicios aparezcan en vídeos que cuestionen el cambio climático; y lo mismo
ocurre con los creadores de contenido y los anuncios en contra del cambio
climático, que también los hay. Ergo, en esta ocasión la decisión está bien
fundamentada… con matices, ¿o quizás con mentiras por parte de Google?
Señala la
compañía al respecto: «Los anunciantes simplemente no quieren que
sus anuncios aparezcan al lado de este contenido. Y los editores y creadores no
quieren que los anuncios que promocionan estas afirmaciones aparezcan en sus
páginas o vídeos». Por lo tanto, hay creadores de contenido y anunciantes que
sí promueven ese contenido y podrían apoyarse o generar negocio
mutuamente. Por lo tanto, Google miente y se trata, en
efecto, de censura camuflada.
En defensa de la compañía se puede
argüir, no obstante, que dar cancha a los «negacionistas» puede perjudicarles
con otros anunciantes, que sin duda serán más numerosos, así como con los
creadores de contenido. El problema con la censura, sea activa o pasiva, es que siempre es contraria a la
libertad de expresión y por más que YouTube sea una plataforma privada, su
presencia e impacto en el mundo es demasiado importante como para permitir que
se regule a sí misma…
… Pero nadie -al menos, no yo- va a
discutir que la alternativa es mucho peor, por no señalar lo obvio: Google solo
se está curando en salud. Porque no nos engañemos: no hay empresa que renuncia
a beneficios por el qué dirán.
Así, YouTube terminará con la
monetización de «contenido que se refiera al cambio
climático como un engaño o una estafa, niegue que las tendencias a largo plazo
muestran que el clima global se está calentando y que las emisiones de gases de
efecto invernadero o la actividad humana contribuyen al cambio climático«.
Dice al mismo tiempo Google que «al
evaluar el contenido en relación con esta nueva política, analizaremos
cuidadosamente el contexto en el que se hacen las reclamaciones, diferenciando entre el contenido que establece una afirmación falsa como
un hecho, en comparación con el contenido que informa o discute esa afirmación«. Si actúan como con
todo lo demás, sobra añadir, la censura será generalizada solo por un lado: el
otro será libre de seguir afianzando la postura oficial.
Pero ¿quién puede defender que el cambio climático no sea un hecho tal y
como los sostienen los organismos internaciones y ese «bien establecido
consenso científico»? Hay disidencia, más allá de los charlatanes interesados
y de los locos de atar; pero ese no es el problema. El problema es la censura,
la negación del derecho a expresarse a la oposición, por más infundada y
radical que sea su postura.
Es por ello la necesidad de
entrecomillar constantemente el término «negacionista», y es que en el mundo
actual basta con discrepar para que te llamen negacionista. Aunque, cabe
repetir, negacionistas, haberlos haylos. De todo. Sin
embargo, es una pena que se pierda la capacitad de discutir aun cuando se
defiendan extremos imposibles, sobre todo en un servicio globalizado y
masificado como YouTube, en el que tienen presencia apologetas de lo más
variado.
FUENTE: MC Noticias, 09-10-2021
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