Ya es inevitable que los inversionistas ignoren el cambio climático en sus decisiones. Aunque algunos aún tengan preguntas de índole científica, la evolución en las dimensiones regulatoria y tecnológica son insoslayables. Un reciente estudio del BlackRock Investment Institute ha permitido identificar opciones para que los inversionistas mitiguen los riesgos asociados al clima, sin necesariamente comprometer los objetivos tradicionales de maximizar retornos, e incluso aprovechando situaciones de impacto positivo.
El primer paso es identificar de qué manera el cambio climático presenta riesgos (pero también oportunidades), en cuatro ámbitos: físico, tecnológico, social o regulatorio. Hechas las identificaciones, los inversionistas pueden responder en tres líneas de acción: desinvertir, promover eficiencia dentro de lo que ya existente o invertir en el desarrollo de nuevas tecnologías que mejoren la situación actual. Por ejemplo, en el caso de emisión de carbono, los inversionistas podrán desinvertir en empresas ligadas a combustibles fósiles, promover empresas eficientes en emisiones o en aquellas que avancen en soluciones de energía limpia.
Dicen que el tiempo todo lo cura. No es el caso de los riesgos asociados con el cambio climático. Como estos se van agregando en el tiempo, los inversionistas con extendidos horizontes de inversión –como los son fondos de pensiones y compañías de seguros, pero también fondos soberanos– han sido los más activos en aplicando criterios que busquen mitigar estos riesgos. Sin embargo, los que tienen plazos menores también debe atender a las consecuencias de cambios regulatorios, disrupciones tecnológicas o eventos climáticos extremos que se han vuelto cada vez más frecuentes.
¿Cómo abordar este nuevo tipo de preocupaciones, que se suma a las fuentes “tradicionales” de riesgo financiero? Comparto algunas conclusiones en cuanto a pasos de acción a las cuales llegó un grupo diverso de expertos en BlackRock, que incluyó desde inversionistas especializados en recursos naturales, pasando por doctorados en física hasta ex presidentes de bancos centrales:
1. Desinvertir
Un ejemplo claro de esa opción es lo anunciado en junio pasado por algunos fondos de pensiones suecos en cuando a evitar invertir en empresas relacionadas a combustibles fósiles, removiendo la exposición que pueden mantener en este tipo de compañías.
2. Reducir emisión de carbono en inversiones
Una alternativa a desinvertir en empresas ligadas a combustibles fósiles es adoptar una posición que minimice la exposición a emisiones actuales de carbono en empresas en todo tipo de industrias. Es precisamente el enfoque que ha tomado el fondo de pensiones de los profesores de California, EE.UU., uno de los más grandes del mundo, al anunciar hace algunos meses su compromiso a invertir US$ 2.5 mil millones en inversiones de baja emisión de carbono.
3. Invertir en nuevas formas de energía o nuevos tipos de vehículo de alto impacto
Quizás la más interesante de las opciones, supone que los inversionistas proactivamente dirigen sus inversiones a nuevas fuentes y tecnologías energéticas, como energías renovables no convencionales (solar, eólica) o ERNC. Es también el caso de la inversión en “bonos verdes” que están legalmente separados por el emisor para financiar proyectos que apuntan a mitigar los efectos del cambio climático, no sólo en ERNC, sin o también en eficiencia energética y medios de transporte de baja o cero emisiones. Esta alternativa no necesariamente es apropiada para cualquier perfil de inversionista, pues involucra mayores riesgos tecnológicos, así como vehículos de menor liquidez, dado la naturaleza de largo plazo de los proyectos financiados. Sin embargo, presenta tremendas oportunidades que surgen, por ejemplo, del compromiso recientemente anuncio de EE.UU., Canadá y México en cuanto a generar 50% de su energía de fuentes limpias a parir del año 2025.
FUENTE: Economía y Negocios Online , 9 / 09 / 2016
No hay comentarios.:
Publicar un comentario