El cambio climático se puede frenar, pero no hay vuelta atrás”, asegura Pablo Canziani, doctor en Ciencias Físicas e Investigador Principal del Conicet. El especialista analiza las variables que pueden haber provocado el desastre que azotó a Comodoro Rivadavia, anegó el sur de Jujuy y perjudicó a Mar del Plata y gran parte de la Argentina.
Comodoro Rivadavia está devastada. En tres días llovió el promedio de un año entero. La calles se agrietaron y se formaron canales de varios metros de profundidad y varias cuadras de longitud. La tierra se tragó muchas casas. Y otras quedaron al borde del abismo. Es la ciudad más afectada de la Argentina, aunque no la única golpeada por el clima. En Lamadrid, un pequeño pueblo tucumano, el río Marapa se desbordó y sus 4.000 habitantes debieron ser evacuados. El agua se lleva todo. Contamina y deja sin luz ni agua potable a los pobladores. La reconstrucción de algunas áreas llevará años.
El lunes, Mar del Plata continuaba anegada. Pero las inclemencias climáticas golpean a todo el continente. Desde enero, el llamado Niño Costero azota a Perú y Ecuador, afecta a seiscientas mil personas, destruye rutas, provoca aludes y hasta desprendimientos montañosos. “Venimos de un Niño muy extremo. Tenemos que ver qué está pasando: este episodio que afectó a Perú se ve como una especie de mancha de agua caliente que emergió en la costa y produjo desequilibrios meteorológicos. También apareció al sur de Ecuador, provocando derrumbes en la Cordillera. No fue un Niño clásico. Y esas perturbaciones atmosféricas se propagaron hacia el Sur. Habría que ver si las precipitaciones normales se sumaron a ese Niño anormal y provocaron estos fenómenos en el territorio argentino”, le dice a GENTE Pablo Canziani, prestigioso investigador del Conicet.
Además de ser hijo del fallecido Osvaldo Canziani –una eminencia en el estudio del cambio climático–, el estudioso participó del equipo que trabajó junto a Al Gore y fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. Y ahora trata de interpretar las tormentas que azotaron a Salta, Jujuy, Tucumán, Santa Fe, Buenos Aires, La Pampa y Chubut.
–¿Hay explicación para un fenómeno como el de Comodoro Rivadavia?
–Tengamos en cuenta que esa región no tiene un suelo rico, ni cuenta con el humus ni la cobertura vegetal de la Pampa Húmeda. Entonces, en un área que recibe habitualmente muy pocas precipitaciones, semejantes lluvias generan este tipo de cosas: se lava el terreno y el barro arrastra todo. No hay dudas de que, para que llueva así en Comodoro, tiene que haber una anomalía atmosférica. Habría que ver qué está pasando con el océano Atlántico y el Pacífico Sur. El mar es el principal regulador del clima.
–¿Se puede mejorar la situación del cambio climático?
–Con el cambio climático no se puede volver atrás, principalmente porque las emisiones de gases de hoy van a estar cien años en la atmósfera. Entonces, el efecto no decrece. Sufrimos cambios brutales por el avance de la frontera agropecuaria, la deforestación y la eliminación de pastizales naturales. Es una suma de factores: llueve más, cambiaste el ecosistema del suelo y el agua ya no escurre.
–¿Por qué ya no se habla tanto del agujero de ozono?
–Quizás porque el problema se fue estabilizando, se ve una mejoría, aunque aún no está resuelto. Si se recuperara la capa de ozono, podría frenarse el avance del cambio climático en el Hemisferio Sur. Allí sí estaríamos dando una real marcha atrás.
–Más allá de la caída masiva de agua, ¿por qué se produce la inundación de Mar del Plata?
–El comentario que me merece es que, muchas veces, las medidas se toman después de los eventos, y todo lo que tiene que ver con el cambio climático debe combatirse con prevención.
–¿Entonces, qué es lo que habría que hacer?
–Primero, una gestión del territorio y definir cómo manejarlo, para que siga habiendo zonas donde el agua se pueda escurrir y no dañe las propiedades que ya existen. Generar espacios naturales que sirvan de amortiguadores para los procesos climáticos. El avance de la construcción y de la frontera agropecuaria han provocado daños irreparables.
–Hablando de eso, hoy La Pampa tiene quinientas mil hectáreas de campos bajo el agua.
–Fijate esto: en 2009 y 2010, en la Pampa Húmeda tuvimos una gran sequía. Y hoy está inundada. Entonces, ¿qué tenemos que hacer? Debemos pensar cómo armar reservorios para contener esa agua y que, en el momento que falte, poder usarla para riego. Como si fuera una cuenta bancaria en la que vas ahorrando. Hoy en el mundo hay muchas ideas de manejo de recursos hídricos. Holanda es el ejemplo de eso.
–Eso se logra con una política de Estado.
–Todo el tema ambiental tiene que ver con una política de Estado, porque supera el período de un gobierno. Tenés que tomar decisiones consensuadas, pensadas a veinte años.
–¿Como ciudadanos podemos influir en el cambio climático?
–Sí, porque tenemos dos roles. Votamos y tenemos que exigir que quienes nos gobiernan tomen las medidas necesarias para evitar estos desastres. Por otro lado, cada vez que compramos un producto estamos votando. La comida puede estar bien o mal producida, en condiciones que respeten o no el medio ambiente. Desde allí podemos empezar a cuidarlo.
FUENTE: GENTE N° 2699 (Argentina) , 14 Abril 2017
Por Julián Zocchi. Fotos: Télam y gobierno de Chubut.
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