El cambio climático afectará a las ciudades el doble que al campo y podría cuadruplicar el impacto de las olas de calor los próximos 50 años, advirtieron hoy en la asamblea de la Unión Europea de Geociencias.
En Europa para el periodo 2041-2075 el impacto del calor en las urbes se multiplicará por cuatro teniendo en cuenta su duración e intensidad, advirtió el académico de la Universidad de Lovaina (Bélgica) Hendrik Wouters, uno de los autores del informe.
Esas previsiones corresponden a un escenario medio y hay muchos factores que pueden afectar los cálculos, desde cuántos gases de efecto invernadero sigan vertiéndose a la atmósfera o cuán grande sea el crecimiento de las ciudades, precisó.
A su juicio, el peor escenario posible es el de olas de calor que excederían en hasta 10 grados centígrados los niveles de alerta y se prolongarían durante 25 días en el verano.
Sin embargo, en un escenario en el que las emisiones de gases se hayan reducido drásticamente, el efecto de las olas de calor en los venideros 50 años sería parecido al actual, estimó.
Su estudio cuantificó por primera la forma en que la ciudades sufrirán los efectos del calentamiento global y analizó como interactúa este efecto con las olas de altas temperaturas derivadas del cambio climático.
Wouters aseguró que las oleadas de calor aumentan los ingresos hospitalarios, disminuyen la productividad, elevan los daños a las infraestructuras y, en casos extremos, disparan incluso la mortalidad, como ocurrió en París, en el verano de 2003.
El investigador aseguró que, aparte de ir a la raíz del problema: los gases de efecto invernadero, las ciudades deberían desarrollar medidas de adaptación y mitigación.
En este sentido apostó por el crecimiento urbanístico vertical, la reducción de las emisiones y por garantizar a la gente infraestructuras para que puedan cambiar su forma de vida.
Esas previsiones corresponden a un escenario medio y hay muchos factores que pueden afectar los cálculos, desde cuántos gases de efecto invernadero sigan vertiéndose a la atmósfera o cuán grande sea el crecimiento de las ciudades, precisó.
A su juicio, el peor escenario posible es el de olas de calor que excederían en hasta 10 grados centígrados los niveles de alerta y se prolongarían durante 25 días en el verano.
Sin embargo, en un escenario en el que las emisiones de gases se hayan reducido drásticamente, el efecto de las olas de calor en los venideros 50 años sería parecido al actual, estimó.
Su estudio cuantificó por primera la forma en que la ciudades sufrirán los efectos del calentamiento global y analizó como interactúa este efecto con las olas de altas temperaturas derivadas del cambio climático.
Wouters aseguró que las oleadas de calor aumentan los ingresos hospitalarios, disminuyen la productividad, elevan los daños a las infraestructuras y, en casos extremos, disparan incluso la mortalidad, como ocurrió en París, en el verano de 2003.
El investigador aseguró que, aparte de ir a la raíz del problema: los gases de efecto invernadero, las ciudades deberían desarrollar medidas de adaptación y mitigación.
En este sentido apostó por el crecimiento urbanístico vertical, la reducción de las emisiones y por garantizar a la gente infraestructuras para que puedan cambiar su forma de vida.
FUENTE: Prensa Latina , 24 / abril / 2017
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