Apuesta por la bici, el patinete o el coche eléctrico para circular por la ciudad.
La idea tiene más de 40 años y lleva al menos estas dos últimas décadas
celebrándose cada 22 de septiembre a nivel internacional. Si bien, ha sido
estos últimos años cuando su repercusión se ha multiplicado. El objetivo
es la visibilización del grave problema medioambiental
asociado a la utilización masiva del automóvil, animando a todos
los conductores a prescindir del vehículo, en especial en las grandes urbes, promoviendo
el
uso de otros transportes alternativos y de menor impacto.
Esta carga medioambiental asociado al uso del automóvil ha alcanzado
Esta carga medioambiental asociado al uso del automóvil ha alcanzado
tal
relevancia que en poblaciones de gran tamaño ha obligado a adoptar
algunas
medidas que todos conocemos. Básicamente se basan en
restringir el tráfico en
zonas céntricas de las grandes urbes con la
finalidad de reducir la
contaminación en esas zonas
No tenemos un problema, sino dos
graves y distintos
Por una parte, está presente la emisión de gases de efecto invernadero.
Hay que tener en cuenta que estas emisiones proceden de la combustión
y, por
tanto, no es el automóvil el único causante de las mismas. Por
supuesto la
quema de combustibles fósiles en cualquier ámbito es hoy
día la fuente
principal de emisión de estos gases. Este problema es global,
de gran alcance y
también de acción lenta, tanto su evolución como sus
efectos se manifiestan con
el paso de los años. Uno de los aspectos
más graves que
tiene es que tampoco puede mitigarse
instantáneamente. El planeta
tardaría décadas en recuperar la
concentración de estos gases que teníamos el
siglo pasado, aunque su
emisión se erradicase por completo.
Por otra, debemos hablar de gases tóxicos y partículas en suspensión.
El
dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero pero no es un
gas tóxico si
lo respiramos. Sin embargo, los óxidos de nitrógeno, el
ozono troposférico o
las partículas en suspensión de menor tamaño sí lo
son, y en este caso el
automóvil es el responsable de la mayor parte de
las emisiones de estos
contaminantes en los núcleos urbanos.
De hecho, según la
Organización Mundial de la Salud (OMS) aproximadamente cada año 7 millones de
muertes prematuras son atribuibles a la presencia de contaminantes derivados de
la quema
de combustibles fósiles en el entorno urbano. En este caso un
menor
uso del automóvil en las grandes ciudades disminuiría de forma eficaz e
instantánea el problema.
Anticiclones y estabilidad
atmosférica, aliados de la contaminación
Una de los mayores desafíos a los que se puede enfrentar una zona
urbana, que emita una gran cantidad de contaminantes a la atmósfera,
es que el
aire de esa zona deje de renovarse. En la Península Ibérica
hay depresiones y
valles en los que aproximadamente un tercio de los
días del año se produce
inversión térmica en las capas más bajas de la troposfera. Esto supone al menos
100 días al año en los cuales el aire
está estratificado y su capacidad de
circular es muy limitada. Cuando un periodo
anticiclónico garantiza la permanencia de estas condiciones durante varios días
seguidos, la acumulación de contaminantes
en las poblaciones afectadas puede
aumentar progresivamente
alcanzando valores muy perjudiciales en poco tiempo.
FUENTE: tiempo.com, 22 / set / 2019
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