El Ártico y los cambios que en él se están produciendo son una alarma
sobre el cambio climático. Hay múltiples y variadas evidencias –detalladas por
el Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático (IPCC)– que sugieren que las actividades
humanas están afectando profundamente al sistema climático.
Entre esas pruebas se encuentran el aumento global de las temperaturas,
la subida del nivel del mar o el incremento en la intensidad y frecuencia de
fenómenos meteorológicos extremos. Pero si buscamos un verdadero termómetro
para el cambio climático, este podría ser el Ártico: se está calentando a un
ritmo el doble de rápido que el planeta a escala global.
La responsable de tal calentamiento desproporcionado tiene
nombre: amplificación polar. El transporte de calor desde latitudes bajas
y cálidas hacia latitudes altas y frías –junto con otras retroalimentaciones
del sistema–, hace que las temperaturas en los trópicos sean más frías y en los
polos más cálidas de lo que se esperaría sin estos patrones climáticos de
circulación.
Las consecuencias del aumento de las temperaturas en el Ártico son
evidentes. En los últimos 30 años se ha perdido la mitad de
hielo marino y acelerado la pérdida del casquete
glaciar de Groenlandia. También son preocupantes las proyecciones
climáticas que alertan de posibles veranos sin hielo marino en el océano
Ártico para mediados de siglo y de la pérdida de casi la mitad de la masa total de hielo de Groenlandia para
2100.
Ver video: https://youtu.be/hlVXOC6a3ME
Pérdida de masas de hielo polares y clima global
Las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la actividad
humana son la principal causa del calentamiento global, aunque también existen
retroalimentaciones en el sistema que lo potencian. Por ejemplo, el deshielo
del Ártico.
No hace mucho, el Ártico solía estar cubierto por una sólida y gruesa
capa de hielo marino que persistía todo el verano, reflejando de vuelta al espacio
parte de la luz solar (efecto albedo). La pérdida de masas de hielo y nieve resta eficiencia al albedo del
Ártico, absorbiendo mayor radiación solar por las superficies más
oscuras del océano y suelo continental.
El cambio en el albedo polar resulta ser una retroalimentación positiva
muy importante del cambio climático, ya que potencia el calentamiento mediante
la amplificación polar.
Ver video https://youtu.be/HT3IA8hN5JU
Esta y otras retroalimentaciones en el sistema climático son áreas
objeto de una intensa investigación. Hay muchas cuestiones que comienzan a
explorarse: ¿existen regiones no polares que sufren impactos asociados a los
cambios que se están produciendo en el Ártico? ¿Cómo pueden evolucionar estos
impactos en un clima abocado al cambio?
Lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico
Puede resultar contraintuitivo pensar que el cambio climático y la
amplificación polar resulten en olas de frío más persistentes en invierno, como
aquellas registradas estos últimos años en España, Europa y Norteamérica.
Se podría creer que se trata de una evidencia que argumenta en contra del cambio climático.
Sin embargo, mientras unas regiones localizadas sufren heladas, el resto
del planeta se sigue calentando. ¿Qué está ocurriendo entonces?
Cada vez existe más evidencia que indica que la amplificación polar y el
calentamiento desproporcionado del Ártico están detrás de este tiempo
"loco". La corriente en chorro polar,
caracterizada por fuertes vientos confinados en la alta troposfera y asociada
al frente polar de latitudes medias, tiene un papel destacado.
Chorro polar entre noviembre de 2013
y julio 2014 (NOAAClimate.gov)
La existencia del chorro polar, principal responsable de la meteorología
en estas latitudes, se debe al gradiente térmico norte-sur. Debido a que el
Ártico se está calentando más rápidamente, el chorro polar pierde intensidad y
forma “meandros” más pronunciados (igual que un río al perder velocidOad su
corriente).
Esas curvas que se producen desde el Ártico hacia el sur desplazan masas
de aire polares y pueden provocar intensas olas de frío. Al mismo
tiempo, otras zonas registran temperaturas anormalmente
elevadas allí donde el chorro polar fluctúa en sentido opuesto.
Parece prematuro vaticinar cómo evolucionará este patrón observado
recientemente de inviernos más cálidos acompañados de olas de frío más
duraderas. Futuras investigaciones deben arrojar más luz sobre los complejos
mecanismos que gobiernan el sistema climático y las perturbaciones que la
actividad humana provocan en este.
En cualquier caso,
los cambios acentuados que se están produciendo en el Ártico suponen un
verdadero termómetro para el cambio climático.
FUENTE: Infobae, 3 / set / 2019
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