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viernes, 8 de noviembre de 2019

ALUMNOS DE SECUNDARIA, EN ARGENTINA, DESARROLLAN INVENTOS PARA CUIDAR EL PLANETA




La Tierra está a punto de partirse en dos… se está quemando el mundo", cantaba la banda mexicana Maná en 1992, mientras al año siguiente el escritor costarricense Fernando Contreras Castro denunciaba el deterioro de la naturaleza en su novela Única mirando al mar. Dos décadas después, calentamiento global, efecto invernadero y deforestación no sólo siguen siendo grandes problemas ambientales sino que se agravaron. Pero hoy la tecnología puede ser utilizada al servicio del planeta. ¿De qué se trata?
Guardianes del presente, le dicen “basta” a las prácticas contaminantes. Jóvenes comprometidos con el cuidado de la naturaleza. La preocupación de los estudiantes de la ORT Argentina por el cambio climático se refleja en más de 60 proyectos tecnológicos que fueron presentados en el Auditorio Río de Janeiro de la sede Almagro, en el marco de la Expo Mecatrónica que organiza el colegio.
“Queremos ser parte del cambio”, aseguran con el entusiasmo de contagiar y despertar consciencia ecológica. La escuela les resulta una usina de formación social que les ofrece la posibilidad de acceder a un espacio, con lineamientos curriculares integrales de educación ambiental, para desplegar el aprendizaje obtenido al servicio del planeta.

La protección de la naturaleza es la batalla cultural que representan. La consigna: solucionar un problema de la sociedad. Sus propuestas fueron el resultado del trabajo que realizaron a lo largo del quinto año en la materia “ingeniería electrónica” bajo la tutela de docentes especializados. “Atravesamos una crisis en cuya creación no participamos”, aseguran los integrantes de una generación que ya siente responsabilidad de intervenir para cuidar el hábitat.

Uriel Fischman (izquierda) y Luciano Bauso (derecha) trabajaron en una sombrilla con energía solar para cargar dispositivos y reproducir música. Foto: Luciano Thieberger
Uriel Fischman (izquierda) y Luciano Bauso (derecha) trabajaron en una sombrilla con energía solar para cargar dispositivos y reproducir música. Foto: Luciano Thieberger
Luciano Bauso (16) lidera el proyecto que propone una sombrilla con energía solar para cargar dispositivos móviles y reproducir música. “La idea fue iniciada por graduados, pero nosotros la continuamos para mejorarla. Le agregamos una mesa para generar un espacio más cómodo”, le cuenta a Clarín. Funciona como un punto de reunión, de uso público, que busca concientizar sobre el empleo de energías renovables. “Cuando prendo la tele o miro las redes, siempre escucho hablar sobre el medioambiente. Algo está pasando. Me llama la atención que, habiendo tantos desastres, no se atienda el problema como se debería. Es urgente solucionarlo. Este es mi granito de arena”, agrega.

Desde la izquierda, Luciano Garbarino, Máximo Estray y Federico Galante, los alumnos de la ORT que desarrollaron un proyecto de casa inteligente con alertas al smartphone. Foto: Luciano Thieberger
Desde la izquierda, Luciano Garbarino, Máximo Estray y Federico Galante, los alumnos de la ORT que desarrollaron un proyecto de casa inteligente con alertas al smartphone. Foto: Luciano Thieberger
¿Es posible recibir alertas en un smartphone sobre cualquier aspecto de una casa? La propuesta a cargo de Máximo Estray (17) demuestra que sí. El Proyecto Umbrella (en Instagram, @umbrella.inc.19), como lo bautizaron, se trata de una casa inteligente automatizada que conecta objetos y personas con la red, ofreciendo datos en tiempo real. Consta de dos módulos vinculados mediante una aplicación: uno de sensores y otro de actuadores que se conectan a los tomacorrientes.
“Empezamos a trabajar de cero con la idea de poder encender y apagar luces con un celular. Pero le buscamos una vuelta de tuerca. Nuestra intención es continuarlo fuera del colegio para llevarlo al mercado”, cuenta. El hecho de poder controlar el consumo de los distintos aspectos de un hogar permite hacer un uso más eficiente de los recursos. “No hay desperdicio de agua porque el sensor de humedad y temperatura sólo permite activar el riego cuando se lo necesita”, detalla.

Facundo Rubachin ( derecha) y Federico Tomasello (izquierda) crearon un dispenser de vasos con un sensor de huellas digitales.Foto: Luciano Thieberger.
Facundo Rubachin ( derecha) y Federico Tomasello (izquierda) crearon un dispenser de vasos con un sensor de huellas digitales.Foto: Luciano Thieberger.
Un dispenser de vasos con un sensor de huellas digitales fue pensado por el grupo de Federico Tomasello (17) para minimizar el desperdicio de contenedores y así, reducir la cantidad de residuos plásticos. “Muchos chicos usan varios vasos en un día porque no traen botellas para cargar el agua en el dispenser del colegio. Nuestra propuesta es que el usuario se identifique con su huella para retirar un solo recipiente que pueda reutilizar a lo largo del día, sin descartarlo fácilmente”, explica. A futuro, le quiere agregar una cámara para reconocimiento facial. “Fue un trabajo complejo y difícil porque desconocía el funcionamiento de un motor. Tuve que estudiarlo. Me dejó un nuevo aprendizaje: si te comprometés, va a funcionar”, subraya.
El activismo de Bruno Rodríguez (19), egresado de la promoción 2018 de la ORT, es tomado como ejemplo a seguir entre los estudiantes. “Nuestra generación se enfrentará a los problemas que están creando nuestros líderes actuales. No vamos a permanecer impasibles esperando el futuro”, sostiene el representante de la agrupación Jóvenes por el Clima que sigue el legado de la adolescente sueca Greta Thunberg, a quien conoció en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en nueva York.
El ejemplo de ORT tiene que generalizarse en el resto de la comunidad educativa. Los estudiantes tenemos la obligación de expandir el conocimiento impartido en el colegio para que las generaciones adultas tomen la posta”, le dice Bruno a este diario, con orgullo por la formación recibida en su paso por la institución. Asegura que su mayor legado fue el desarrollo de un pensamiento crítico.

Bruno Rodríguez en septiembre en Nueva York, frente a las Naciones Unidas. Foto: Adriana Groisman
Bruno Rodríguez en septiembre en Nueva York, frente a las Naciones Unidas. Foto: Adriana Groisman
Su interés por el cambio climático fue accidental. Surgió en medio de un taller extracurricular donde estudió los modelos de Naciones Unidas en el marco de una competencia escolar. El anclaje entre los conceptos de justicia social, derechos humanos en la comunidad internacional y las desigualdades sociales, agravadas por la crisis climática, despertó el activismo que lo llevó a irrumpir en los espacios de poder.
“La juventud dejó de ser turista de sus propias movilizaciones para encabezar un proceso de lucha sin precedentes. Tenemos que ocuparnos del presente”, enfatiza con la convicción de escribir una nueva historia. Una movilización internacional buscará generar mayor conciencia en el mundo el próximo 29 de noviembre.
FUENTE:  Clarín, 2 / 11 / 2019

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