Ayer mismo nos hacíamos eco del Aceite Vegetal Hidrotratado (HVO). Este es un biocombustible diésel renovable que ha creado Ford para sus furgonetas Transit. Hoy nos hacemos eco de un proyecto que avanza en la misma línea: combustible ecológico obtenido a partir de restos de comida.
El trabajo de la marca del óvalo se basa en el uso de aceites usados, entre los que se incluye el aceite utilizado en cocinar en restaurantes, para crear un combustible que puede reducir hasta un 90% la emisión de gases de efecto invernadero. El de la Universidad de Córdoba ha permitido obtener biocombustible a partir de los ácidos grasos provenientes de los desperdicios de alimentos de restaurantes.
Un biocombustible que cumple los estándares europeos
Los ensayos del grupo de investigadores de la Universidad de Córdoba se han hecho públicos a través de la revista Fuel. La publicación explica que los científicos han conseguido demostrar que la grasa de los desperdicios de comida es adecuada para la producción de un biodiésel que cumple las propiedades fundamentales de la norma europea.
No es esa la única ventaja. Aseguran que el método empleado para convertir los restos de comida en biocombustible es de menor coste energético y más sostenible que otros utilizados para la obtención de gasóleo de origen vegetal.
En concreto, los técnicos han conseguido reducir de una hora a 20 minutos el tiempo dedicado a la transformación de los ácidos grasos en biodiésel, mediante una reacción llamada transesterificación (intercambio del grupo alquilo de un éster con otro de un alcohol), incluyendo el ultrasonido en el proceso.
La técnica de las tres ‘r’
Para el desarrollo del biocombustible obtenido a partir de basura orgánica, los técnicos de la Universidad de Córdoba han empleado la denominada técnica de las tres ‘r’. Esto es: reducir, reciclar, reutilizar.
Esta estrategia pretende que el actual flujo de los alimentos se transforme en un flujo circular. La idea es que los desechos que se producen en el sistema productivo se incorporen de nuevo, creando así una economía circular eficaz.
“El aceite que hemos obtenido procede tanto del contenido lipídico de la propia comida desechada como de aceites ya usados, grasas, carnes, sebo de cordero y aceite de pescado», explica Polar Dorado, investigadora de la Universidad de Córdoba Pilar Dorado, responsable del trabajo en declaraciones recogidas por Sinc. «Tras el procesado, el biodiésel que se logra podría usarse en motores comerciales”, asegura.
Así se obtiene biocombustible a partir de basura orgánica
- En un primer momento, los investigadores realizaron la extracción de las grasas, eliminando la parte sólida
- Una vez lograda la homogeneización física procedieron a la caracterización de los diferentes ácidos grasos obtenidos entre los que se encuentran oleico, palmítico y linoléico y los compararon con una amplia variedad de aceites y grasas utilizados para la producción de biodiésel (incluidos comestibles y no comestibles, grasas animales y aceites de cocina)
- Tras esto, es necesaria la transesterificación, una técnica que transforma los ácidos grasos en un compuesto denominado alquilo, es decir, el biodiésel. En el proceso, se realiza la conversión de estos triglicéridos utilizando un catalizador, como puede ser la lejía, y un alcohol, como el metanol, que sustituye a la glicerina
- Tras una reacción a temperatura constante, mediante decantación o por centrifugación, se obtiene el biodiésel
En el estudio, se realizó una primera transesterificación convencional y, paralelamente, los parámetros de reacción fueron optimizados en una segunda fase utilizando ultrasonido. Esta técnica es más sostenible que la convencional ya que requiere menor cantidad de catalizador, normalmente, muy contaminante. Además, el ultrasonido es más rápido, lo que reduce el consumo de energía necesario para la transformación.
Casi listo para su uso
El buocombustible obtenido a partir de residuos de comida cumple los estándares europeos exigidos para el biodiésel. «Aunque es necesario ajustar más la estabilidad a la oxidación, el rendimiento y el contenido de glicéridos, requisitos necesarios para su comercialización inmediata», explican los científicos implicados.
Este biocombustible también se podría utilizar mezclándolo con gasóleo o mediante la simple adición de antioxidantes fenólicos, unos compuestos naturales que contribuyen a un mejor rendimiento del motor.
FUENTE: Energy News , 29-enero-2020