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miércoles, 12 de febrero de 2020

EL CAMBIO CLIMÁTICO EN LOS PIRINEOS Y SUS EFECTOS


El presidente de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), Juan Antonio Gil. - EL PERIÓDICO
El presidente de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), Juan Antonio Gil. - EL PERIÓDICO



La variabilidad climática durante los últimos 2000 años ha estado controlada principalmente por las interacciones entre los procesos atmosféricos, los cambios en las corrientes oceánicas, la insolación y el vulcanismo. La tasa de aumento de temperatura durante el actual calentamiento global, es muy superior a la de las transiciones conocidas. Hasta la fecha la Tierra nunca había experimentado cambios climáticos tan rápidos. Entre 1949 y 2010 la temperatura media en los Pirineos ha experimentado un claro aumento 0,2°C por década. Por el contrario las precipitaciones han disminuido del orden del 2,5% por década en los últimos 50 años. Todo esto está provocando una serie de cambios y consecuencias que nos afectan.
El espesor de la nieve, en el Pirineo central y a 1800 metros de altura, podría disminuir a la mitad en el año 2050, mientras que el período de permanencia de la nieve en el suelo podría reducirse en más de un mes. En la biodiversidad los impactos del calentamiento se vienen manifestándose desde hace años. Por ejemplo las aves migratorias han adelantado su fecha de llegada una media de 0,16 días al año desde 1959. Algunas especies se han desplazado una media de 11 metros por década hacia altitudes superiores, quedando algunas especies aisladas, con poco hábitat adecuado y aumentando así su vulnerabilidad e incluso su riesgo de extinción.
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Otro problema es la pérdida de sincronía entre algunas especies que dependen las unas de las otras, como las plantas y los insectos polinizadores, o los depredadores y sus presas, que podrían provocar graves repercusiones en los ecosistemas. La menor cobertura de nieve provocada por el cambio climático reduce su efecto aislante durante el invierno, aumentando la vulnerabilidad de la flora de las cumbres frente a las temperaturas extremas. En las zonas más elevadas, habitadas por especies especialistas y adaptadas al frío (perdiz nival...), los cambios de distribución podrían llevar a su extinción local a causa de la desaparición progresiva de las condiciones adecuadas para su desarrollo.
El mayor número de olas de calor y sequías previstas para las próximas décadas limitará la disponibilidad de agua en el suelo, reduciendo tanto la productividad como el estado de salud de muchos bosques pirenaicos, como los abetales.
El aumento de los fenómenos extremos (tormentas, incendios) y la mayor prevalencia de plagas podrían influir negativamente en la capacidad de los bosques para actuar como sumidero de carbono y en su crecimiento. También se ha observado una mayor incidencia de plagas en los bosques coincidiendo con los años en los que las sequías, olas de calor y precipitaciones extremas han sido más persistentes. En los ríos pirenaicos el calentamiento está afectando a su caudal. Concretamente en la cuenca del Ebro se han detectado descensos significativos del caudal anual en más del 50% entre 1950-2010.
El descenso de la acumulación invernal de nieve, a causa de las temperaturas más altas y el menor número de precipitaciones en forma de nieve, está provocando un aumento de los caudales durante el invierno. En cambio la mayor frecuencia e intensidad de las sequías está provocando la disminución de los caudales de los ríos en verano y otoño. La recarga de los acuíferos podría disminuir hasta un 20% en algunas zonas de la cordillera a mediados de siglo.
Por último en el sector ganadero si las sequías en verano y otoño son severas, afectará a la composición del forraje y por lo tanto en su calidad como alimento para el ganado. Se ha demostrado que tras sequías muy intensas durante la temporada estival, es muy difícil la recuperación del rebrote de los pastos en otoño y los vuelve menos apetecibles y digeribles por el ganado. Las altas temperaturas afectan a los animales reduciendo la ingesta de alimentos, alterando su estado de nutrición y rendimiento productivo.
Es altamente probable que en futuro las situaciones de estrés térmico para el ganado sean más frecuentes e intensas también en los Pirineos. Enfermedades originariamente tropicales, como la lengua azul, se han expandido progresivamente en la vertiente norte en los últimos años. Por ello debemos trabajar conjuntamente sociedad, administración y empresas en la mitigación y adaptación al cambio climático que afectará a la biodiversidad de la cual nosotros somos parte. 
FUENTE: El Periódico , 05-feb-2020

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