La transición hacia un modelo energético más limpio supone más puestos de trabajo que los que destruye.
Europa se prepara para el fin de la economía fósil. El cierre progresivo de minas y centrales térmicas va acompañado de la pérdida de puestos de trabajo. Un informe de la Comisión Europea cifra en cerca de medio millón los empleos relacionados con el carbón en la UE, de los cuales la mitad habrá desaparecido en el año 2030.
Pero mientras unos puestos de trabajo desaparecen, surgen otros nuevos. En las conocidas como regiones europeas del carbón –con 200.000 empleos directos–, la transición hacia un modelo energético más limpio creará entre 106.681 y 314.416 puestos de trabajo para el 2030. En el año 2050, la cifra ascenderá a 460.000 empleos. Es decir, más del doble de los puestos de trabajo que genera el carbón en estas regiones –entre las que figuran Castilla y León, Asturias y Aragón– hoy en día.
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La quema de carbón para generar electricidad es la mayor fuente de emisión de CO2
“Se crearán nuevos puestos de trabajo relacionados con la eficiencia energética o las renovables, otros serán empleos que se reconvertirán, adaptándose al nuevo escenario, y también cabe esperar la creación de oficios que hoy en día todavía no existen”, afirma Esther Izquierdo, presidenta del Clúster de l’Energia Eficient (CEE).
Se trata, además, de una oportunidad para el mundo rural. Las necesidades de superficie de la energía eólica y la solar, así como el aprovechamiento de la biomasa, hacen pensar que buena parte de la nueva ocupación beneficiará a este entorno, contribuyendo a frenar su despoblamiento.
En España, la generación eléctrica a partir de carbón supone unos 2.000 puestos de trabajo directos, buena parte de los cuales desaparecerán a corto plazo. Varias plantas cerrarán en junio, tras haber optado a no adaptarse a las nuevas exigencias en materia de emisiones. Por otro lado, Endesa ha anunciado el cese de la actividad de las centrales de As Pontes (A Coruña), la mayor del país, y Litoral (Almería), dentro de año y medio. Son sólo tres las térmicas que se resisten a abandonar el carbón.
En cuanto a la minería de carbón, esta ha experimentado una reducción muy importante en las tres últimas décadas y en la actualidad cuenta con cerca de 2.000 puestos de trabajo, distribuidos entre Asturias, Castilla y León y Aragón.
Frente a los puestos de trabajo que se van con el carbón, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) prevé un crecimiento en el empleo de entre 242.000 y 348.000 personas por año hasta el 2030. Según esta previsión, la tasa de paro se reduciría entre un 1,1% y un 1,6%.
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En España 4.000 empleos dependen de la generación eléctrica a partir de carbón y la minería de carbón
El empleo generado proviene de las inversiones en renovables, ahorro y eficiencia y redes y, a partir del 2025, del efecto de la reducción de la factura energética. En concreto, el plan estatal estima que las inversiones en renovables generarían entre 107.000 y 135.000 empleos/año; las inversiones en ahorro y eficiencia energética, entre 52.000 y 100.000 empleos/año; las inversiones en redes y electrificación, entre 6.000 y 46.000 empleos/año; y el ahorro en la factura energética, hasta 14.000 empleos/año en el 2021 y hasta 118.000 empleos/años en el 2030.
El PNIEC demuestra también que es posible reducir emisiones y que esto no afecte a la generación de riqueza, sino todo lo contrario. El plan supone una reducción del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero para España respecto a 1990, mientras que el que el PIB aumentará un 1,8% para el año 2030.
FUENTE: La Vanguardia , 26-02-2020
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