Marcelo Torres, presidente de Aapresid, explicó que Argentina tiene una gran oportunidad para construir una agenda de largo plazo, orientada a seguir bajando la huella ambiental y de carbono.
En el marco de la Convención del Cambio Climático (COP 28), que se llevó a cabo recientemente en Dubai, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) orientó sus esfuerzos a posicionar los modelos productivos de Argentina y la región.
En esta oportunidad, uno de los hitos más destacados en materia de agricultura fue la firma de la “Declaración sobre agricultura sostenible, sistemas alimentarios resilientes y acción climática”.
Este documento destaca dos puntos clave. Por un lado, los gobiernos se comprometen a incluir la alimentación y la agricultura en sus planes nacionales contra el cambio climático. Además, por primera vez se mencionó de manera explícita la salud del suelo, en un documento firmado por los Estados.
“Cabe aclarar que, si bien el texto no es jurídicamente vinculante, constituye un precedente que puede influir en futuras negociaciones climáticas”, señalaron desde Aapresid.
UNA GRAN OPORTUNIDAD PARA ARGENTINA
Marcelo Torres, presidente de Aapresid, realizó su lectura del evento. En primer lugar, consideró que las negociaciones entre países -en lo que respecta a sistemas alimentarios- estuvieron ralentizadas.
Pero pese a este factor, señaló que se registraron avances en “acuerdos entre asociaciones de productores, certificadoras, entidades de crédito, e incluso con algunas de las ONG´s que históricamente han sido muy críticas del sector”.
En este contexto, Torres proyectó que Argentina tiene una gran oportunidad para construir una agenda de largo plazo, orientada a seguir bajando la huella ambiental y de carbono. “Si bien dependemos como siempre del corto plazo, con ciclo de aperturas y cierre de mercados, presión fiscal e inestabilidad económica, lo bueno es que tenemos gran parte del camino recorrido”, afirmó.
Un punto a tener en cuenta es que a nivel regional, el modelo productivo nacional basado en siembra directa, diversificación y maximización de la fotosíntesis y una ganadería de pastizales posicionó a Argentina como líder en una producción con baja huella de carbono.
“Sin embargo, hay inminente necesidad de generación de datos y protocolos unificados para medir emisiones y capturas basados en certezas y que hablen un mismo idioma. Para esto necesitamos de la ciencia y de organismos nacionales e internacionales”, sostuvo el directivo.
SUSTENTABILIDAD VERSUS NORMATIVAS DE LA UE
Estas acciones cobran relevancia mientras mercados como la Unión Europea aumentan sus exigencias en materia ambiental. En esa línea, las organizaciones de productores de países latinoamericanos remarcaron que los indicadores de impacto ambiental que se aplican a la agricultura de la región tengan base científica y sean consensuados y protocolizados, con los productores como parte fundamental del proceso
“No es posible construir sustentabilidad si no sumamos al productor en la discusión y búsqueda de soluciones. Es necesario generar incentivos para que los productores puedan aplicar y escalar prácticas mejoradoras, concluyó.
Fuente: Infocampo
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