Mientras los líderes globales discuten la agenda ambiental en la COP28, la OMM lanzó un preocupante informe sobre los récords que se batieron este año.
El año 2023 entró en el libro de los récords por varias razones vinculadas a la temperatura. Pero una razón las domina a todas: el cambio climático ya no es una teoría, como se desestimaba al principio. Tampoco una advertencia a futuro de los científicos o el grito alarmado de los ambientalistas. Es tan real y tan actual como la pobreza y la enfermedad, dos fenómenos que contribuye a agravar.
Es eso lo que se está discutiendo en estos momentos en la cumbre climática de Dubái COP28, quizás el último evento de la agenda internacional del año, y sin duda el más importante, por ser el cambio climático un fenómeno que afecta al conjunto de los países del mundo y, de manera más amplia, al conjunto de la vida en la tierra.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) lanzó un esclarecedor informe sobre los efectos concretos del cambio climático en el mundo en 2023. Un año de olas de calor, sequías extraordinarias, incendios, ciclones y diluvios. En todas partes, cada cual con lo suyo. Ni la Antártida, siempre inmaculada en su manto de nieve, pudo ponerse a salvo.
Concentración de gases
Pero no se trata sólo del CO2, el más conocido, pero no el único villano en esta historia de temperaturas desaforadas. Porque crecieron las concentraciones de los tres gases de efecto invernadero más abundantes: dióxido de carbono, metano y óxido nitroso. Los tres alcanzaron niveles sin precedentes en 2022, el último año con registros consolidaron, y siguieron aumentando en 2023.
El año más cálido
Dada esa creciente concentración de gases, no sorprende que el informe de la OMM confirmara en sus conclusiones que 2023 va camino de ser el año más cálido jamás registrado. Los datos muestran que este año se situó aproximadamente 1,40°C por encima del valor de referencia de la era preindustrial (1850-1900).
Además, los últimos nueve años, de 2015 a 2023, han sido los más cálidos de los que se tiene constancia, dice el informe. Y es probable que el efecto de calentamiento del actual episodio de El Niño intensifique todavía más el calor en 2024, dado que las consecuencias de este fenómeno en las temperaturas mundiales suelen ser más importantes después de que alcanza su punto álgido.
Olas de calor
El calor récord azotó muchas partes del mundo. Algunos de los episodios más significativos se produjeron en el sur de Europa y el norte de África, especialmente en la segunda quincena de julio, cuando el calor fue intenso y excepcionalmente persistente. En Italia se alcanzaron 48,2°C, y se registraron máximos históricos en Túnez (49°C), Marruecos (50,4°C) y Argelia (49,2 °C).
Fuera del registro de la OMM, Brasil acaba de vivir una ola de calor extraordinaria que orilló una sensación térmica de 60° en las zonas más golpeadas, durante la primavera, sembrando inquietantes perspectivas para el verano.
Incendios
Los calores extremos causaron graves sequías e incendios forestales asociados. Hubo incendios severos e indomables en Europa, Estados Unidos y Canadá. En Hawái se registraron 99 víctimas debido al incendio más mortífero de los últimos 100 años en Estados Unidos. Y la temporada de incendios forestales en Canadá superó con creces todas las anteriores: la superficie quemada fue de 18,5 millones de hectáreas, más de seis veces la media decenal.
Ciclones e inundaciones
Se registraron importantes inundaciones y crecidas, así como ciclones tropicales. Las inundaciones causadas por los diluvios debidos al ciclón mediterráneo Daniel afectaron a Grecia, Bulgaria, Turquía y Libia. Entre febrero y marzo, Freddy, uno de los ciclones tropicales más duraderos del mundo, afectó gravemente a Madagascar, Mozambique y Malawi. En mayo, el ciclón tropical Mocha fue uno de los más intensos jamás observados en el golfo de Bengala.
Los mares y la Antártida
A partir del final de la primavera del hemisferio norte, la temperatura de la superficie del mar a escala mundial alcanzó un máximo histórico para esa época. Y la suba del nivel del mar entre 2013 y 2022 fue más del doble que la registrada durante el primer decenio de la era satelital (1993-2002) a causa del continuo calentamiento de los océanos y la fusión de glaciares y mantos de hielo, dice el reporte de la OMM, que también advirtió sobre la Antártida.
Al final del invierno del hemisferio sur se alcanzó la extensión máxima anual del hielo marino antártico. El valor observado fue el más bajo del que se tiene constancia: un millón de kilómetros cuadrados menos que el mínimo histórico anterior, dice el informe. Esto es, una superficie mayor que el tamaño de Francia y Alemania juntas. La temporada de deshielo de los glaciares de América del Norte y Europa volvió a ser extrema. En los dos últimos años los glaciares suizos perdieron cerca del 10% de su volumen residual.
Muerte y devastación
La OMM señaló que los peligros meteorológicos y climáticos padecidos en 2023 agudizaron los problemas de inseguridad alimentaria, multiplicaron los desplazamientos de población y agravaron las repercusiones para las poblaciones vulnerables, incluyendo a quienes ya estaban desarraigados por conflictos armadas y violencias internas.
Según la OMM, uno de los aspectos esenciales para mitigar las consecuencias de los desastres es disponer de sistemas eficaces de alerta temprana de peligros múltiples. La iniciativa internacional Alertas Tempranas para Todos aspira a que todo el mundo esté protegido por sistemas de alerta temprana antes de finales de 2027.
“Los fenómenos meteorológicos extremos destruyen vidas y medios de subsistencia a diario. Por tanto, es preciso velar por que todo el mundo esté protegido mediante servicios de alerta temprana”, afirmó el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. Y dijo que todo lo descrito en el informe “no son meras estadísticas”.
“No podemos volver al clima del siglo XX, pero debemos actuar ahora para limitar los riesgos de un clima cada vez más inhóspito en este siglo y en los venideros”, sentenció.
Fuente: La Nacion
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