El mar azul profundo se está volviendo un poco más verde. Si bien eso puede no parecer tan importante como, por ejemplo, el récord de temperaturas cálidas en la superficie del mar, el color de la superficie del océano es indicativo del ecosistema que se encuentra debajo. Las comunidades de fitoplancton, los microscópicos organismos que hacen la fotosíntesis, abundan en las aguas cercanas a la superficie y son fundamentales para la red alimentaria acuática y el ciclo del carbono. Este cambio en el tono del agua confirma una tendencia esperada con el cambio climático y señala cambios en los ecosistemas dentro del océano global, el cual cubre el 70 por ciento de la superficie de la Tierra.
Un grupo de
investigadores dirigidos por B. B. Cael, científico principal
del Centro Nacional de
Oceanografía del Reino Unido, revelaron que el
56 por ciento
de la superficie marina mundial ha sufrido un cambio de color significativo en
los últimos 20 años. Después de analizar los datos del color
del océano obtenidos con
el instrumento Espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (MODIS,
por sus siglas en inglés) a bordo del satélite
Aqua de la NASA, estos
investigadores descubrieron que gran parte del
cambio se debe a que el
océano ha adquirido un tono más verde.
El mapa anterior destaca
las áreas donde el color de la superficie del
océano cambió entre
2002 y 2022, y los tonos más oscuros de verde
representan diferencias
más significativas (mayor relación señal-ruido). Por
extensión, dijo Cael,
“estos son lugares donde podemos detectar un cambio
en el ecosistema
oceánico en los últimos 20 años”. El estudio se centró en las regiones
tropicales y subtropicales, excluyendo las latitudes más altas, que son oscuras
durante parte del año, y las aguas costeras, donde los datos son
naturalmente
muy ruidosos.
Los puntos negros en el mapa indican el
área, que cubre el 12 por ciento de la superficie del océano, donde
los niveles de clorofila también cambiaron durante
el período de estudio.
La clorofila ha sido la medida de referencia de los
científicos de
teledetección para medir la abundancia y la productividad del fitoplancton. Sin
embargo, esas estimaciones usan solo unos cuantos colores
en el espectro de luz visible. Los valores que
se muestran en verde se basan
en la gama completa de
colores y, por lo tanto, capturan más información sobre
el ecosistema en su conjunto.
Una larga serie temporal de un solo sensor
es relativamente rara en el mundo de
la teledetección. Mientras el satélite Aqua
celebraba su vigésimo año en órbita en 2022 —superando con creces su vida
útil diseñada para durar 6 años— Cael
se preguntó qué tendencias a largo plazo podrían
descubrirse en los datos. En particular, tenía curiosidad por saber qué podría
haber faltado en toda la
información sobre el
color del océano que el satélite había recopilado. “Hay más información
codificada en los datos de la que realmente utilizamos”, dijo.
Al ir a lo grande con los datos, el equipo
discernió una tendencia del color del
océano que había sido
predicha por el modelado climático, pero que se esperaba
que detectarla tomaría de
30 a 40 años de datos utilizando estimaciones satelitales
de la clorofila. Esto se debe a que la
variabilidad natural de la clorofila es alta en relación con la tendencia al
cambio climático. El nuevo método, que incorpora
toda la luz visible, obtuvo resultados lo
suficientemente sólidos como para
confirmar la tendencia
en 20 años.
En esta etapa, es difícil decir qué cambios
ecológicos exactos son responsables
de los nuevas
tonalidades. No obstante, los autores postulan que estas podrían
ser el resultado de
diferentes combinaciones de plancton y más partículas
detríticas u otros
organismos tales como el zooplancton. Es poco probable
que los cambios de color
provengan de materiales como los plásticos u otros contaminantes, dijo Cael, ya
que no están lo suficientemente extendidos como
para registrarse a gran escala.
“Lo que sí sabemos es que en los últimos
20 años, el océano se ha vuelto más estratificado”, dijo. Las aguas
superficiales han absorbido el exceso de calor del
clima cálido y, como
resultado, son menos propensas a mezclarse con las capas
más profundas y ricas en
nutrientes. Este escenario favorecería el plancton
adaptado a un entorno
pobre en nutrientes. Las áreas donde se observa el cambio
en el color del océano
se alinean bien con las zonas donde el mar se ha
estratificado más, dijo
Cael, pero no existe tal superposición con los cambios en
la temperatura de la
superficie del mar.
Es posible que pronto esté disponible más
información sobre los ecosistemas acuáticos de la Tierra. El satélite Plancton,
Aerosoles, Nubes, Ecosistemas
oceánicos (PACE, por sus
siglas en inglés) de la NASA, cuyo lanzamiento está programado para 2024,
enviará las imágenes de sus observaciones en una
resolución de colores
con mayor definición.
Los nuevos datos permitirán a los investigadores inferir más información acerca
de la ecología oceánica, como
por ejemplo la
diversidad de las especies de fitoplancton y las tasas de crecimiento
del fitoplancton.
Fuente: NASA
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