Siempre es un buen momento para hablar de los bosques. En esta oportunidad queremos hablar de cómo pueden ayudar (aún más) en la lucha contra el cambio climático.
Son aliados perfectos para amortiguar las condiciones climáticas, refrescan el entorno cuando hace calor y dan calidez y refugio a la vida silvestre cuando hace frío extremo. Cuando está muy seco, atrapan humedad y cuando está muy húmedo, evitan las inundaciones. Pero aún hay más por conocer sobre su función en el equilibrio natural.
¿Cuál es la relación entre los bosques y el dióxido de carbono?
A través del proceso físico de la fotosíntesis, los árboles absorben dióxido de carbono (CO2) y los procesan de dos maneras. La más conocida es que al “respirar” lo convierten en oxígeno que luego liberan a la atmósfera. La segunda, tal vez menos conocida, es que este gas también queda fijado en sus raíces, tronco y hojas en forma de carbono.
Al talar árboles no sólo se elimina la posibilidad de que trabajen como sumideros (o depósitos) de carbono sino que el carbono capturado vuelve liberarse a la atmósfera, contribuyendo al cambio climático. Ésta es otra razón por las que el nivel de deforestación debe preocuparnos y ocuparnos.
¿Cuál es el potencial de los bosques para reducir las emisiones de carbono?
Como decíamos, este nuevo documento calcula los beneficios de invertir en la salud de los bosques como herramienta para frenar el cambio climático producido por un sistema que se alimenta de energías fósiles.
Actualmente, los bosques no pueden cumplir al 100% su función de absorber carbono debido a la constante deforestación. Sin embargo, si se los restaurara y protegiera se podría satisfacer entre 30 al 35 % de nuestras necesidades de reducción de carbono (esto es, 225 gigatoneladas). Algo en lo que hacen hincapié los especialistas es que nada de esto puede ser alcanzado sin reducir, al mismo tiempo, las emisiones. Si no se previenen esos gases de la quema de combustibles fósiles, la capacidad de absorción de los ecosistemas se ve amenazada por las temperaturas en alza, las sequías y el riesgo de incendios.
Otra condición que señala el estudio es que todo este potencial sólo puede conseguirse con una diversidad saludable de especies. Y esto se debe a que la productividad de un bosque depende en un 50% de la red de relaciones entre todas las formas de vida que viven en él. Es por lo que los monocultivos de árboles (como los de pinos y eucaliptus) no aportan los mismos beneficios que los bosques naturales.
Todavía más importante es que el 61% de este potencial puede lograrse sólo con conservar los bosques que aún tenemos. Otra solución es reconectar paisajes fragmentados a través de un desarrollo equitativo, financiando y empoderando a las comunidades locales.
En definitiva, protegerlos para que recuperen su madurez es lo más inteligente que se puede hacer. Las organizaciones y empresas deben hacer su parte, empezando por revisar su cadena de abastecimiento para limitar la deforestación que asociada que pueda haber.
Una buena señal desde Colombia
Las cifras de deforestación de 2022 arrojaron una gran noticia para la conservación de los bosques de Colombia: disminuyó 29.1 % con respecto a 2021. Este es el registro más bajo de deforestación que se tiene desde 2013.
En el caso de la región de la Amazonia, la reducción fue del 36 % frente a 2021 y del 26 % en el arco de deforestación amazónico (Guaviare, Caquetá, Meta y Putumayo). Además, en el primer trimestre de este año, que hace parte del periodo más seco de esta región, la deforestación se redujo en más del 70 % frente al mismo periodo del año pasado en este arco.
En vistas de que a partir del año próximo, estará en marcha el Plan de Contención de la Deforestación esperamos que esta tendencia se mantenga y mejore para el bienestar de toda la vida de la región y del planeta.
Fuente: Greenpeace.org (Argentina)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario