A lo largo de
su historia, la humanidad ha mantenido una relación cercana con numerosas
especies de animales a las que hemos domesticado al darles alimento y abrigo a
cambio de obtener de ellos productos como leche, huevos, lana, carne, cuero,
plumas, etc.
Conforme ha aumentado la población del planeta, la economía se ha visto presionada para satisfacer nuestras necesidades y deseos, por que la explotación doméstica de animales y del forraje necesario para mantenerlos y engordarlos ha evolucionado en muchos casos a un nivel industrial, mismo que permite ofrecer productos agropecuarios a un menor precio, lo que ha dado como consecuencia la tendencia mundial de transitar delconsumo ocasional de proteína de origen animal, como por ejemplo la carne de res, a la costumbre de hacerlo a diario y en algunos casos, hasta tres veces al día.
Por otro lado, la producción de carne industrial ha significado un aumento importante en la emisión de gas metano, debido a la fermentación ruminal e intestinal de una res que puede generar al día hasta 100 litros de éste, que es uno de los seis gases de efecto invernadero controlados a través del Protocolo de Kioto.
La emisión antropogénica o debida al hombre, de gases de efecto invernadero que ha dado origen al cambio climático, requiere la participación de todos los habitantes de la Tierra para su mitigación con base en las responsabilidades compartidas pero diferenciadas, concepto acuñado por Maurice F. Strong, Secretario General de dos grandes cumbres en materia ambiental: la “Conferencia sobre el Medio Humano”, celebrada en Estocolmo, Suecia en 1972; y la “Cumbre de la Tierra” que se llevó a cabo en Río de Janeiro, Brasil en 1992; además de ser el primer director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Conforme ha aumentado la población del planeta, la economía se ha visto presionada para satisfacer nuestras necesidades y deseos, por que la explotación doméstica de animales y del forraje necesario para mantenerlos y engordarlos ha evolucionado en muchos casos a un nivel industrial, mismo que permite ofrecer productos agropecuarios a un menor precio, lo que ha dado como consecuencia la tendencia mundial de transitar delconsumo ocasional de proteína de origen animal, como por ejemplo la carne de res, a la costumbre de hacerlo a diario y en algunos casos, hasta tres veces al día.
Por otro lado, la producción de carne industrial ha significado un aumento importante en la emisión de gas metano, debido a la fermentación ruminal e intestinal de una res que puede generar al día hasta 100 litros de éste, que es uno de los seis gases de efecto invernadero controlados a través del Protocolo de Kioto.
La emisión antropogénica o debida al hombre, de gases de efecto invernadero que ha dado origen al cambio climático, requiere la participación de todos los habitantes de la Tierra para su mitigación con base en las responsabilidades compartidas pero diferenciadas, concepto acuñado por Maurice F. Strong, Secretario General de dos grandes cumbres en materia ambiental: la “Conferencia sobre el Medio Humano”, celebrada en Estocolmo, Suecia en 1972; y la “Cumbre de la Tierra” que se llevó a cabo en Río de Janeiro, Brasil en 1992; además de ser el primer director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Esta declaración refleja la situación política mundial
prevalente durante la cumbre de Río donde las naciones en vías de desarrollo
exigían que los países desarrollados resolvieran el cambio climático
argumentando que su contribución al mismo históricamente había sido mayor que la
de ellos.
El argumento de los países en vías de desarrollo se fundamentó en que los países desarrollados aportaban a la atmósfera significativamente más gases de efecto invernadero, ya que a partir de su industrialización temprana, tuvieron la necesidad de generar energía por medio de la quema de combustibles fósiles como el petróleo, gas o el carbón, principalmente.
En este orden de ideas, si este concepto es llevado al ámbito personal, podríamos generalizar, que los que vivimos en las grandes ciudades emitimos más gases que contribuyen al cambio climático que las personas que viven en el campo, sólo por el hecho de tener estilos de vida diferentes.
El argumento de los países en vías de desarrollo se fundamentó en que los países desarrollados aportaban a la atmósfera significativamente más gases de efecto invernadero, ya que a partir de su industrialización temprana, tuvieron la necesidad de generar energía por medio de la quema de combustibles fósiles como el petróleo, gas o el carbón, principalmente.
En este orden de ideas, si este concepto es llevado al ámbito personal, podríamos generalizar, que los que vivimos en las grandes ciudades emitimos más gases que contribuyen al cambio climático que las personas que viven en el campo, sólo por el hecho de tener estilos de vida diferentes.
Pero no por esta premisa, el campo está
exento de emitir gases de efecto invernadero, ya que como hemos señalado, la
producción de carne ya sea de manera industrial o en pequeña escala, genera
cantidades significativas de metano, si bien no se tiene un dato preciso de la
producción actual de gases de efecto invernadero resultado de la agricultura y
la ganadería ya que las cifras difieren entre los diferentes modelos matemáticos
propuestos, sobre todo si se toma en cuenta o no la desforestación y la pérdida
de suelo resultado de la expansión de esa actividad ganadera, pero sin embargo
se calcula que esta actividad es responsable del 10 al 35% de la emisión total
de gases de efecto invernadero.
Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el cálculo que se tiene del consumo de carne promedio por habitante en el mundo es de 115 gramos al día, lo que representa 45 kilos de carne al año. Sin embargo, de manera particular, existen grandes diferencias de consumo entre países, con Estados Unidos de América como , el país que más consume carne de res con 322 gramos al día por persona o 120 kilogramos al año; mientras que en Asía se consumen un promedio de 160 gramos por día y la India, donde la vaca o res es un animal sagrado, en contraste se consumen sólo 12 gramos de carne de otra especie per cápita por día.
En las últimas décadas el apetito por la carne ha aumentado, por una relación directamente proporcional con mayores niveles de ingreso de la población, que se traduce en un mayor consumo de alimentos con alta concentración de proteínas. Actualmente Asía es la región que más ha aumentado su demanda de carne.
Durante el siglo pasado y a principios del presente, la población mundial creció de manera significativa llegando en octubre de 2011, a 7 mil millones de habitantes, fenómeno que se vió acompañado de una aumento en la producción de carne que pasó de 70 millones de toneladas en 1961, a 278 millones de toneladas en 2009. Se espera que para el año 2050, la población mundial alcance 9 billones de personas y la producción de carne aumente a 460 millones de toneladas, lo que equivale a 65% más que la producción actual.
Los expertos han llegado a la conclusión que para alcanzar una mayor eficiencia climática debemos producir proteína vegetal en vez de aquella de origen animal, especialmente la de res que es la que tiene una menor eficiencia climática, pues generar un kilogramo de esa carne equivale a quemar el combustible necesario para recorrer 160 kilómetros en automóvil.
Consejo de la semana:
Procura una dieta baja en proteína animal y alta en proteína vegetal con ello no sólo estarás cuidando tu salud sino también contribuirás a mitigar el cambio climático.
Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el cálculo que se tiene del consumo de carne promedio por habitante en el mundo es de 115 gramos al día, lo que representa 45 kilos de carne al año. Sin embargo, de manera particular, existen grandes diferencias de consumo entre países, con Estados Unidos de América como , el país que más consume carne de res con 322 gramos al día por persona o 120 kilogramos al año; mientras que en Asía se consumen un promedio de 160 gramos por día y la India, donde la vaca o res es un animal sagrado, en contraste se consumen sólo 12 gramos de carne de otra especie per cápita por día.
En las últimas décadas el apetito por la carne ha aumentado, por una relación directamente proporcional con mayores niveles de ingreso de la población, que se traduce en un mayor consumo de alimentos con alta concentración de proteínas. Actualmente Asía es la región que más ha aumentado su demanda de carne.
Durante el siglo pasado y a principios del presente, la población mundial creció de manera significativa llegando en octubre de 2011, a 7 mil millones de habitantes, fenómeno que se vió acompañado de una aumento en la producción de carne que pasó de 70 millones de toneladas en 1961, a 278 millones de toneladas en 2009. Se espera que para el año 2050, la población mundial alcance 9 billones de personas y la producción de carne aumente a 460 millones de toneladas, lo que equivale a 65% más que la producción actual.
Los expertos han llegado a la conclusión que para alcanzar una mayor eficiencia climática debemos producir proteína vegetal en vez de aquella de origen animal, especialmente la de res que es la que tiene una menor eficiencia climática, pues generar un kilogramo de esa carne equivale a quemar el combustible necesario para recorrer 160 kilómetros en automóvil.
Consejo de la semana:
Procura una dieta baja en proteína animal y alta en proteína vegetal con ello no sólo estarás cuidando tu salud sino también contribuirás a mitigar el cambio climático.
FUENTE: crónica.com.mx , Daniel González,
3/11/2012
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