A medida que los efectos del cambio climático se hacen más evidentes, los inversores están abriendo los ojos ante los riesgos económicos del cambio climático y teniendo en cuenta los nuevos riesgos y oportunidades en sus decisiones de inversión. El resultado es una creciente ola de actividad de los inversores en torno a la elaboración de datos y herramientas para medir y gestionar el riesgo climático en sus carteras, y para invertir en el desarrollo y despliegue de energías limpias que ayuden a mitigar el cambio climático”.
Así explicaba en su web la Stanford Social Innovation Review la nueva oleada de inversiones vinculadas a las energías limpias que está teniendo lugar en los últimos meses para promover cambios en las políticas públicas climáticas, ante la inacción de Washington y la ONU. Dicha oleada incluye incentivos gubernamentales, instituciones públicas y privadas, y una amplia gama de instrumentos financieros. En las semanas previas a la última Cumbre del Clima de las Naciones Unidas, el Sistema de Jubilación de Profesores del Estado de California (el segundo mayor fondo público de pensiones de los Estados Unidos) anunció que doblaría sus inversiones en energías limpias hasta los 3.700 millones de dólares, y la Universidad de California ha comprometido 1.000 millones (de los 91.000 que conforman su financiación estatal) en inversiones directas para el cambio climático.
En 2013, la inversión anual mundial en energías limpias ascendía, aproximadamente, a los 250.000 millones de dólares, una cifra que debería duplicarse en 2020 y cuadruplicarse en 2030, según los expertos, si queremos evitar los peores escenarios posibles del cambio climático. Por ello, un creciente número de entidades sin fines de lucro, investigadores universitarios y gestores de activos han empezado a coordinarse para promover soluciones para ciertos vacíos críticos relacionados con la información y la inversión: es en este contexto que nace la PRIME Coalition , una organización no lucrativa que promueve que “los filántropos actúen de manera más parecida a los inversores de riesgo”, ayudando a que las fundaciones privadas inviertan en nuevas empresas vinculadas a la energía limpia, un sector que hasta ahora había demostrado ser demasiado arriesgado para la financiación gubernamental. Hasta el momento, siete fundaciones han apoyado el proyecto de la PRIME Coalition, y proporcionan ya financiación.
Una oportunidad para los inversores
Según el informe “El clima ha cambiado ” de la organización sin ánimo de lucro BSR, difundido el pasado septiembre en el contexto de la citada Cumbre del Clima de la ONU, “una acción audaz contra el cambio climático representa una oportunidad para los inversores de todo el mundo”. Lo que plantea el documento es que las compañías que destinen fondos a proyectos vinculados a la reducción de carbono en la atmósfera pueden obtener rentabilidades “atractivas” gracias a las nuevas oportunidades de mercado que están creando las legislaciones nacionales contra el cambio climático. Relacionado con esto, BSR afirma que la inversión interna de 132.000 millones de euros que invirtieron entre 2012 y 2013 1.400 compañías de todo el mundo generó un ahorro de 420 millones de toneladas métricas de carbono.
En el caso concreto de España, otro informe recientemente publicado (‘A List CDP Climate Performance Leadership Index 2014 ’) situaba a once compañías de nuestro país entre las que obtuvieron máxima calificación por su desempeño en la lucha contra el cambio climático, sin que eso les haya impedido conseguir importantes resultados financieros.
FUENTE: TIC BEAT, 27/ 0CT / 2014
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