Sueño y fantasía. Estas fueron las dos razones que indujeron a Disney a comprar bonos de carbono en el Perú. La ahora dueña de las franquicias Star Wars y Marvel inauguró en 2011-2012 dos modernos cruceros recreacionales: Dream y Fantasy, que doblaron el tamaño de su flota, pero también su huella de dióxido de carbono (CO2 ).
Para contrarrestarla, el gigante del entretenimiento salió en busca de un proyecto de captura de carbono en África y Latinoamérica, y lo halló en la selva peruana: el bosque de protección Alto Mayo (San Martín), en peligro de deforestación por el accionar de agricultores informales de café.
Aquí, la ONG Conservación Internacional inició en el 2008 un proyecto REDD (reducción de emisiones derivadas de la deforestación), con el que logró evitar la quema y tala de árboles en un área capaz de capturar 2,8 millones de toneladas de CO2.
Fueron estos los créditos (1 crédito= 1 tonelada de CO2 ) a los que Disney aplicó, consiguiendo retirar 437.000 de ellos. Suficientes para compensar el 50% de su huella de CO2 al 2013.
Siguiendo este ejemplo, Microsoft, United Airlines y la línea de belleza masculina Paul Mitchell adquirieron también bonos de carbono en Alto Mayo. Todas ellas pagaron un precio bastante elevado, hasta US$8 por tonelada (que fue el caso de Disney). Esto es, ocho veces la cotización de los bonos de carbono en el mercado regulado al 2013.
Pedro Gamboa, jefe del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), refiere que los bonos retirados por Disney se cotizaron al alza porque fueron generados en un área natural protegida (ANP), de uno de los cinco países más megadiversos del mundo: el nuestro. “Para Disney, fue un tema de prestigio”, señala.
MUNDO VERDE
En efecto, el interés de Disney y Microsoft no fue motivado por la obligación de cumplir las cuotas de reducción que el Protocolo de Kioto exige a los países desarrollados (recordemos que EE.UU. no se adhirió a este acuerdo) sino por necesidad de reforzar su imagen corporativa.
En efecto, el interés de Disney y Microsoft no fue motivado por la obligación de cumplir las cuotas de reducción que el Protocolo de Kioto exige a los países desarrollados (recordemos que EE.UU. no se adhirió a este acuerdo) sino por necesidad de reforzar su imagen corporativa.
“Hoy, el 71% de los consumidores globales piensa en verde cuando compra una marca”, explica Alesandro Riva, director ejecutivo de Perú Carbon Fund (PCF), única firma nacional dedicada a la certificación de captura de bonos.
Riva tiene 115 mil toneladas de CO2 en venta para el 2015, producto de la captura generada por dos especies nativas de rápido crecimiento: achotillo y polaina. Su objetivo es venderlas todas, pese a que su precio (negociable) asciende a US$20 por tonelada. Por lo pronto, acaba de compensar las emisiones de IPAE y de la edición 51 de CADE (2013), que será recordada como la primera “carbón neutral” de la historia, pues contrarrestó las 100 toneladas de CO2 que produjo.
FUENTE: El Comercio, 14 / abril / 2014
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