Aunque en todo el mundo el avance de las energías alternativas para generar electricidad es constante, la hidroelectricidad supone todavía más del 90% del total global. Un estudio desarrollado sobre más de 25.000 centrales hidroeléctricas y térmicas muestra que hasta el 75% de las centrales estudiadas se verá afectada en la producción de vatios-hora, en una relación que podría incidir hasta en un 30% de la capacidad generatriz.
El fenómeno es extensivo a las centrales térmicas, ya que sea cual sea el combustible empleado, necesitan de agua que calentar para mover las turbinas.
Las expectativas de la generación hidroeléctrica
El informe del Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), publicado en Nature Climate Change, alcanza a desarrollar un modelo climático con escenarios previsibles para 2030, 2050 y 2080. Las centrales de latitudes altas, como las norteamericanas y las nórdicas, tendrán mayores caudales de agua, pero las asiáticas en general y las centroafricanas, perderán mucho en el aporte que reciben. En el centro de EE.UU., Latinoamérica, Europa central y mediterránea y el sudeste asiático, los caudales se reducirán y los aportes a los embalses serán cada vez más irregulares.Si bien el estudio revela que a futuro el agua disponible aumentará en el 25% de la superficie terrestre, ese aumento será totalmente diferenciado y el 73% de las represas hidroeléctricas se encuentran instaladas en zonas donde está previsto que el agua escasee. El estimativo sitúa por encima del 85% las plantas generatrices que se verán limitadas en su producción.
FUENTE: la red21, 6/ene/2016
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