En un año se podrá ver si se cumplieron los ofrecimientos de los países más ricos a contribuir con millones de dólares a los países menos desarrollados.
Sin duda 2015 quedará marcado como el año de la crisis de refugiados. Sin embargo, un tema surgió a fines de año que pasó relativamente desapercibido. Se trata de la grave situación que experimenta nuestro planeta con el conocido cambio climático.
Las alertas han sido varias y la respuesta casi nula. En palabras del Secretario general de la ONU, Ban Ki-moon “lo que antes era impensable hoy es imparable”. Una de las primeras llamadas de alerta se dio en 1992 en una reunión sobre cambio climático en Río de Janeiro, con casi nulos resultados.
Segunda llamada, el Protocolo de Kyoto de 1997. Grandes carretadas de dinero impidieron que los acuerdos se materializaran. El siguiente gran fracaso fue en Copenhague en 2009. Este año fue el turno de París, pocos días después de los atentados, por primera vez asistieron casi todos los jefes de Gobierno y Estado del planeta. La urgencia lo requiere, se intenta que la temperatura del planeta no ascienda más de 2 grados centígrados, esta aparente pequeña diferencia haría del mundo un lugar muy diferente.
Tormentas más severas, cambio de estaciones, aumento en sequías que metería presión en la producción de alimentos, inundaciones de zonas costeras, olas de calor, aumento en los flujos migratorios, aumento del deshielo de los polos y otros.
Los 195 países participantes en la cumbre de París acordaron lo que algunos llaman acuerdo histórico y otros plantean serias dudas sobre la forma de hacerlo valer. El intento es lograr que el aumento de temperatura, que es inevitable, sea de solo 1.5 grados centígrados en comparación con la temperatura anterior a la industrialización. La fórmula es sencilla, la implementación no, emitir gases de efecto invernadero en la misma cantidad que estos puedan ser absorbidos de manera natural y revisar cada 5 años los avances por país. La meta se ve muy compleja, hoy ya estamos por arriba de 1.1 grados.
Según datos de la ONU las últimas dos décadas han sido las más calurosas, se han duplicado en este periodo los fenómenos drásticos de clima, el hielo del Ártico ha disminuido 2.7% por década y han muerto más de 600 mil personas en los últimos 20 años por desastres naturales relacionados al clima.
Urgen medidas pero la pregunta es si nuestro modelo económico resiste cambios drásticos o si estamos dispuestos a sacrificar el “desarrollo” a cambio de la supervivencia.
Los resultados de la cumbre emocionan a unos y preocupan a otros. Al parecer es lo mejor que se pudo conseguir tratando de generar consenso, es muy vago pero realista. Los ojos ya están puestos en la creciente agenda para la próxima cumbre de Marruecos en 2016. En un año se podrá ver si se cumplieron los ofrecimientos de los países más ricos a contribuir con decenas de miles de millones de dólares a los países menos desarrollados para mitigar los efectos y comenzar su restructuración, si las multimillonarias inversiones en investigación se hacen una realidad y un larguísimo etcétera.
¿Será suficiente? ¿Alcanzará?
FUENTE: Martha Debayle, 3/ ene / 2016
No hay comentarios.:
Publicar un comentario