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jueves, 16 de marzo de 2017
CAMBIO CLIMÁTICO, PETRÓLEO, Y CARBÓN
La administración Trump en Estados Unidos da claros pasos para impulsar el uso intensivo de petróleo y carbón. El primer paso lo da el presidente al postular y luego el Senado al ratificar el nombramiento de Scott Pruitt como director de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA por su sigla en inglés). En años anteriores, Pruitt, como fiscal general de Oklahoma, entabló varias demandas contra la EPA por su intervención para controlar la emisión de gases efecto invernadero.
Pruitt parece superar en astucia a Trump. En recientes declaraciones a la cadena CNBC, no repitió a Trump afirmando que el cambio climático (CC) sea un cuento chino, pues negarlo es un absurdo. A cambio, y como argumento para validar sus acciones, afirmó que probar la relación entre el CC y la actividad humana es muy complejo. Como director de la EPA, contradijo las afirmaciones de sus antecesores que reconocen la evidencia científica de la acción humana como gestor del CC y dijo:
“No estoy de acuerdo en que (la actividad humana) sea un contribuyente primario al calentamiento global que vemos”. Y aseguró que para probar esa relación es necesario continuar su revisión y análisis. Anunció que se debe revertir el Plan de Energía Limpia aprobado por la administración Obama —cuyo propósito es disminuir la quema de carbón y otras fuentes de energía fósil— y cuestionó la tarea asignada a la EPA de regular las emisiones de gases efecto invernadero.
La semana pasada, la EPA retiró la exigencia a las compañías de petróleo y carbón de reportar sus emisiones de metano y está en vía de disminuir las regulaciones para las emisiones de los vehículos. Simultáneamente, Pruitt manifestó su desacuerdo con la firma por parte de los Estados Unidos del Acuerdo de París, diciendo que mientras Estados Unidos asume desde ya unos costos, China e India solo los asumirán a partir del 2030, lo que no cree que sea una buena aproximación desde el punto de vista americano.
Las declaraciones de Pruitt ratifican la determinación de Trump de no modificar su matriz de producción de energía eléctrica, suspender los subsidios a la energía sostenible alternativa e impulsar la exploración petrolera, incluido el fracking.
Con el propósito de disminuir la capacidad de la EPA, se anuncia una reducción de su presupuesto en un 25 %. Esto significa la disminución en un 20 % de su fuerza de trabajo. Habrá menos regulación y menor capacidad de supervisión desde la EPA.
Todo lo anterior repercutirá de una u otra forma en Colombia. Es necesario que nosotros, como país autónomo, definamos la manera como proyectemos nuestro futuro y el cumplimiento del Acuerdo de París. Independientemente de lo que suceda con Trump y sus propuestas —que por ser tan agresivas ya tienen grandes contradictores, aun al interior de los Estados Unidos—, Colombia debe definir su estrategia, cumplir los compromisos adquiridos y hacer buen uso de nuestra capacidad de negociación, sustentada en la oferta al mundo como regulador climático dado que el 50 % de nuestro territorio está cubierto de bosque.
FUENTE: El Espectador, 16 / 03 / 2017
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