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domingo, 17 de diciembre de 2017

EL CAMBIO CLIMÁTICO SE VUELVE UN PROBLEMA CREDITICIO





El cambio climático ahora es un asunto crediticio para los gobiernos locales y estatales vulnerables ante eventos climáticos extremos y desastres naturales que son empeorados por el calentamiento global. Y eso hará que un problema complicado sea mucho más fácil de entender, porque golpeará a la gente donde lo sienten: en el bolsillo.

En un desarrollo bienvenido pero largamente atrasado, una de las agencias calificadoras de crédito líder en el mundo, Moody’s Investors Service, anunció recientemente que daría más peso a los riesgos del cambio climático al evaluar la solvencia crediticia de los gobiernos estatales y locales.

Después de los huracanes que causaron daños graves en partes de Houston y gran parte de las Islas Vírgenes de los Estados Unidos y Puerto Rico este año, el mensaje de Moody’s fue claro. Los gobiernos deben prepararse para las olas de calor, las sequías, las inundaciones y las mareas de tormentas costeras o enfrentar bajas de crédito que les hará más costoso solicitar dinero prestado para servicios públicos y para mejorar carreteras, puentes y otras infraestructuras.

Esto podría significar impuestos más altos para las personas que viven en esas comunidades. Incluso para gobiernos que actúan para reducir su exposición a riesgos climáticos, los costos de hacerlo “también podría convertirse en un reto crediticio continuo”, dijo Michael Wertz, un vicepresidente de Moody’s.

Y hay muchas comunidades en peligro: solo en términos de inundaciones costeras, por ejemplo, Moody’s informa que el 43 por ciento de las casas costeras en Georgia se encuentran en llanuras aluviales vulnerables a la inundación; en la Florida y Mississippi, el número es del 38 por ciento; en Louisiana, 34 por ciento y en Texas, 26 por ciento.

Las agencias crediticias han estado bajo presión por años para dar mayor peso a los peligros que posa el cambio climático mientras evalúan los riesgos de los bonos del gobierno. Como lo pone Moody’s: Se espera que el cambio climático aumente la “exposición y vulnerabilidad a una gama de factores como calor extremo, cambios en patrones de precipitación y niveles del mar crecientes.” Y esos factores, dijo la agencia, “se proyecta que motivarán una frecuencia aumentada de ocurrencias climáticas extremas, o choques climáticos”, como sequías, incendios, inundaciones y tormentas.

En breve, Moody’s está dejando claro que existe una burbuja potencial de riesgo climático en la que un evento climático extremo causa daños tan catastróficos que los contribuyentes, aseguradores, prestamistas, estados y municipalidades sufren daños o pérdidas de cientos de miles de millones de dólares y gobiernos locales y estatales enfrentan una rebaja en su solvencia crediticia, lo que afecta su capacidad para pedir dinero prestado.

Este escenario no es extravagante. En Puerto Rico, podría costar hasta US$ 95 mil millones para pagar y reparar el daño causado por los Huracanes Irma y María. ¿Qué pasaría si una tormenta de la ferocidad de María golpeara al sur de Florida directamente?

Las pequeñas empresas de calificación crediticia y de bonos de inversión ya están teniendo en cuenta los riesgos climáticos. Pero las tres grandes agencias calificadoras (las otras dos son Standard & Poor’s y Fitch Ratings) han tardado en tomar en serio los riesgos climáticos.

Moody’s está tratando de adelantarse a la curva. La compañía y las otras principales firmas de calificación crediticia echaron mucho de menos la burbuja inmobiliaria de alto riesgo que ayudó a empujar a la economía hacia la recesión y fueron ampliamente criticados por ello.

Ahora la agencia está advirtiendo: “Se pronostica que los cambios climáticos a largo plazo, incluido el aumento de las temperaturas mundiales y los niveles del mar, impulsarán los crecientes patrones climáticos extremos y otras vulnerabilidades, como las inundaciones, que podrían generar una presión crediticia negativa” en los municipios y estados.

La compañía lo pone de esta forma: “Además de la pérdida de vidas y las amenazas a la seguridad y salud públicas, estos eventos presentan una multitud de retos en la forma de rendimientos de cultivos comprometidos, trastornos económicos, daños a la infraestructura física, mayor demanda de energía, costos de recuperación y restauración, y el costo de las estrategias de adaptación para la prevención o mitigación de impactos.

FUENTE: El Colombiano.com.co , 16 / 12 / 2017

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