Con probada tecnología es obtenido a partir de la purificación de una gran variedad de sustratos biológicos, como residuos agrícolas, lodos de aguas residuales, desechos orgánicos domésticos e industriales, entre otros.
Su obtención a partir de residuos lo clasifica como biocombustible de segunda generación o de avanzada, ampliamente disponible, producidos a partir de biomasa no alimentaria.
La degradación de la materia orgánica en ausencia de oxígeno y por la acción de determinados microorganismos (digestión anaerobia) hace que la masa biológica se descomponga y de lugar al biogás, compuesto en esencia de metano y dióxido de carbono (CO2).
Un biocombustible sometido a un proceso de depuración para extraerle el CO2 y así elevar la concentración de metano, con el fin de cumplir los niveles de calidad y utilizarlo como gas natural en las redes domésticas ya existentes y como combustible en la movilidad de los vehículos.
De ese proceso se deriva un subproducto conocido como digestato, formado por compuestos inorgánicos ricos en nitrógeno, fósforo y potasio, de alto valor como abono agrícola o en sustitución de fertilizantes orgánicos, lo cual, además de abaratar el costo de producción de fertilizantes minerales, reduce las emisiones de CO2 y mejora la calidad del aire.
Al menos en Europa, según la asociación líder en el campo de la producción de biogás y biometano que cubre las industrias de digestión y gasificación anaeróbica, (Informe 2017) el número de plantas de biogás de 2009 a 2016 aumentó en 11.435 unidades.
El crecimiento mayor ocurrió entre 2010-2012, sobre todo en instalaciones que usan sustratos agrícolas, seguidas de las de biogás que funcionan con lodos de aguas residuales, sucesivamente las que trabajan con residuos de vertederos y varios otros tipos de residuos. La potencia instalada pasó de 4.158 megavatios en 2010 a
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sábado, 29 de diciembre de 2018
OTRO EFECTO IMPENSADO DEL CAMBIO CLIMÁTICO: "DESAPARECERÁN LENGUAS REGIONALES"
El cambio climático también afecta a la desaparición de lenguas en todo el mundo. El riesgo de esta pérdida de acervo cultural viene de dos factores, una relacionada con los fenómenos extremos —como los tsunamis recientes en el Estrecho de Sunda y Sulawesi, en Indonesia— que son capaces de arrastrar y hacer desaparecer islas y otros asentamientos costeros, con la pérdida de diversidad que eso implica. En segundo lugar, indica la investigadora Anastasia Riehl en un artículo reciente en The Conversation, los cambios en las precipitaciones y el incremento de las temperaturas afectan a comunidades granjeras y pesqueras con idiomas en riesgo de desaparición.
De las 6.703 lenguas contabilizadas en 1996, se espera que entre mil y 3.000 no sobrevivan al siglo XXI. Las razones van desde los motivos económicos —países que se han integrado a idiomas “globales” con vistas a la competitividad, abandonando lenguas en el camino—, o políticas —excluyendo lenguas del sistema educativo y medios de comunicación o por la persecución de minorías—. Asia y el Pacífico sur son las regiones con más diversidad lingüística: sólo en el continente asiático hay hasta 2.165 idiomas y dialectos. También es el área donde se concentran el mayor número de islas en peligro de desaparición o despoblamiento como consecuencia del aumento de las temperaturas.
Los cambios de la temperatura y las condiciones climáticas, explica esta investigadora, son un factor nuevo que añadir a las causas de desaparición de lenguas en todo el mundo. Dichos cambios “obligarán a las comunidades a reubicarse, creando refugiados por el cambio climático. La dispersión resultante de personas llevará a la fragmentación de las comunidades lingüísticas y a un mayor contacto con otros idiomas. Estos cambios colocarán presiones adicionales en los idiomas que ya están luchando por sobrevivir”, subraya Riehl.
Dada su propia experiencia en Sulawesi, donde en septiembre se produjo un terremoto que ha causado dos millares de muertos, Anastasia Riehl, explica los peligros de la pérdida de diversidad lingüística e identidad cultural en Indonesia, un archipiélago en el que se han contabilizado hasta 600 lenguas. “La pérdida de un lenguaje es también una pérdida de los datos necesarios para comprender mejor el conocimiento humano. También es una pérdida de conocimiento sobre el mundo, como cuando se olvidan los nombres descriptivos de plantas o prácticas, que se desconocen fuera de un territorio”.
Como explica esta investigadora, pese a que los efectos del cambio climático más visibles son la pérdida de vidas, viviendas e infraestructuras, la pérdida lingüística es menos tangible e igualmente devastadora.
La Conferencia de las Partes sobre el cambio climático (COP24) que finalizó el 14 de diciembre en Katowice (Polonia) finalizó con una seria advertencia por parte de la presidenta de las Islas Marshall, Hilda Heine, y del presidente de Maldivas, Ibrahim Mohamed Solih: “No estamos preparados para morir, y si continuamos con la tendencia actual no sobreviviremos. Representamos a un número de naciones que enfrentan su extinción”. En 2016, un artículo ya señalaba la inviabilidad de mantener la cultura marshallesa en las condiciones que se esperan para las islas: “Definitivamente, existe la sensación de que si no hablas marshallesa, no eres realmente una persona marshallesa. La cultura realmente no podría sobrevivir sin el lenguaje”, explicaba un artículo en Grish.
Junto a la extinción de las naciones —a las mencionadas hay que sumar algunas como la República de Vanuatu, Tuvalu, Kiribati o gran parte del territorio de Papúa Nueva Guinea— el cambio climático también supondrá la pérdida de su riqueza lingüística y con ello, de su conocimiento y su cultura. Las esperanzas pasan porque se cumpla el compromiso de la comunidad internacional para que la temperatura del planeta no crezca por encima del 1,5 ºC de los que hablaba el acuerdo de París.
FUENTE: El Salto, 27 / dic / 2018
LAS ISLAS GALÁPAGOS ACECHADAS POR EL CAMBIO CLIMÁTICO
VOLCÁN ALCEDO, Galápagos — Al abrirse las nubes, el sol ecuatorial cae a plomo sobre el cráter de este volcán humeante, revelando un paisaje acuoso donde la teoría de la evolución empezó a concebirse.
Al otro lado de una franja de mar poco profundo está la isla Santiago, donde Charles Darwin alguna vez avistó iguanas marinas, el único lagarto que busca alimento en el océano. Unos pinzones, producto de un lento cambio generacional, pasan volando. Ahora, en la era del cambio climático, podrían estar a merced de los caprichos de la selección natural.
En la lucha contra la extinción en estas islas, Darwin vio un modelo para el origen de todas las especies, incluyendo a los humanos. Pero ni siquiera Darwin podría haber imaginado lo que les esperaba a las Galápagos, donde el escenario está puesto para quizá la mayor prueba evolutiva hasta la fecha.
Mientras el cambio climático calienta los océanos del mundo, estas islas son un crisol. Y los científicos están preocupados. Las Galápagos no sólo se ubican en la intersección de tres corrientes oceánicas, sino que están en la mira de uno de los patrones climáticos más destructivos del mundo, El Niño, que causa un calentamiento rápido y extremo del océano en todo el trópico del Pacífico Oriental.
Una investigación publicada en 2014 por más de una docena de científicos del clima advirtió que las temperaturas oceánicas en alza hacían que El Niño fuera a la vez más frecuente y más intenso. La Unesco, agencia educativa y cultural de la ONU, ahora advierte que las Islas Galápagos son uno de los lugares más vulnerables a los impactos del cambio climático.
Para ver el futuro de las Galápagos, basta ver su pasado reciente, cuando un suceso de este tipo embistió estas islas. Las aguas cálidas de El Niño bloquearon el ascenso de nutrientes a la superficie del océano, que causó una hambruna generalizada.
Murieron algunas iguanas marinas grandes, mientras que otras encogieron sus esqueletos para sobrevivir. Las aves marinas dejaron de poner huevos. Los bosques de un árbol de margarita gigante fueron allanados por tormentas y unos arbustos espinosos invasores se apoderaron de su territorio.
Ocho de cada 10 pingüinos murieron y casi todos los cachorros de león marino perecieron. Un pez del largo de un lápiz, la damisela de las Galápagos, nunca se volvió a ver.
Eso fue en 1982. Los océanos del mundo se han calentado al menos medio grado centígrado desde entonces.
Aunque las Galápagos están al centro del trópico geográfico, es difícil adivinarlo parado en una de las islas, debido a una vasta corriente que fluye hacia el norte desde el sur de Chile. Ese flujo, la Corriente de Humboldt, mantiene las islas frescas y usualmente sin lluvia, lo cual es inusual dado que el ecuador cruza el archipiélago. Significa que las islas tienen un clima subtropical, un lugar inusitado donde pingüinos y corales existen lado a lado.
Pero a veces la fresca Corriente de Humboldt repentinamente se desacelera.
Las aguas del mar empiezan a calentarse rápidamente, subiendo hasta 2 grados centígrados en espacio de unos meses. Tormentas empiezan a golpear las islas. Y, de la noche a la mañana, las Galápagos se vuelven más cálidas: es el inicio de El Niño. “El sistema marino de las Galápagos es análogo a una montaña rusa”, dijo Jon D. Witman, profesor en la Universidad Brown, en Rhode Island, que estudia los ecosistemas de coral en las Galápagos, señalando que los abruptos aumentos en las temperaturas cálidas son seguidos por temperaturas descendientes, fenómeno conocido como La Niña.
El problema con el calentamiento global, explicó Witman, es que la línea de base desde la cual ocurren estas oscilaciones está subiendo conforme ascienden las temperaturas de los océanos. Esto sucede al tiempo que aumenta la intensidad y la frecuencia de El Niño.
Una anomalía de las iguanas marinas ofrece una pista de qué pueden enfrentar los mares más cálidos de las Galápagos.
Martin Wikelski, biólogo en el Instituto Max Planck de Ornitología en Alemania, hacía investigación frente a la costa de la Isla Genovesa cuando notó algo raro en sus cálculos. Cuando los mares se calentaban, el tamaño de las iguanas disminuía.
“Obviamente un animal no se puede encoger, es imposible”, dijo haber pensado al inicio. “Pero lucían raras, como ranas con patas demasiado largas para el cuerpo”.
De hecho, las iguanas se volvían mucho más pequeñas.
El alza en las temperaturas oceánicas significa menos algas, principal fuente de alimento de las iguanas marinas. Los científicos dicen que creen que los reptiles podrían reabsorber partes de su esqueleto para reducir su tamaño y aumentar sus posibilidades de supervivencia con una dieta más pequeña. Las hormonas del estrés podrían disparar el proceso, pero poco más se sabe al respecto. No obstante, los cambios podrían ser centrales a su supervivencia conforme se vuelven más frecuentes los ciclos de El Niño.
La evolución ha llevado a otros animales en direcciones diferentes, que ahora podrían resultar fatales al tiempo que se elevan las temperaturas de los océanos.
Un día en Isabela, la isla más grande de las Galápagos, un león marino macho aullaba junto a un grupo de cachorros en una poza de marea. Los leones marinos y lobos marinos en este lugar no tienen una temporada de apareamiento fija, así que los machos están constantemente a la defensiva contra los competidores —una vigilancia costosa que les resta tiempo para pescar.
Al subir las temperaturas del mar, disminuye la población de sardinas en las islas. Durante El Niño de 1982, casi todos los lobos marinos machos adultos de gran tamaño murieron de hambre. La mayoría de los cachorros de león marino nacidos ese año fallecieron también porque los padres no podían alimentar a sus crías, de acuerdo con un estudio de Fritz Trillmich, un ecologista.
Las criaturas también han ideado nuevas formas de cazar.
En noviembre, las rocas escarpadas en una caleta frente a la costa de la Isla Isabela estaban llenas de los huesos de un pez masivo —un atún, que los científicos dicen que no habían visto a los leones marinos comer antes. Pero justo después del alba una mañana reciente allí, unos leones marinos persiguieron a un atún grande hacia la caleta, para luego matarlo en el agua poco profunda.
Otros animales tienen menos opciones para cambiar su dieta.
Los alcatraces patiazules antes vivían de sardinas. Pero las poblaciones de sardinas se desplomaron en 1997 y aún escasean, obligando a las aves a comer otros peces. Cuando las temperaturas del mar suben durante El Niño, estos otros peces también empiezan a desaparecer.
“Básicamente, dejan de tratar de procrear”, dijo David J. Anderson, biólogo en la Universidad de Wake Forest, en Carolina del Norte, respecto de los alcatraces.
“No me sorprendería si dentro de 100 años, los alcatraces patiazules hubieran desaparecido” si continúan las actuales tendencias, afirmó.
Conductas similares son vistas en otras aves acuáticas en las islas. Los pingüinos de las Galápagos, que sólo viven en estas islas, dejan de procrear cuando el agua alcanza los 25 grados centígrados.
Mientras que las temperaturas más cálidas a menudo significan un desastre para las especies nativas que evolucionaron para adaptarse al clima subtropical fresco de las Galápagos, las especies invasoras prosperan.
Los bosques de scalesia, un árbol de margarita gigante que sólo se halla en las Galápagos, ya se reducían a causa de la tala indiscriminada para la agricultura en las sierras. Los árboles están acostumbrados a un clima templado, así que las tormentas violentas que llegan con episodios extremos de El Niño pueden arrasar sus bosques. Aunque son destructivas, las tormentas han sido parte de un ciclo natural para estos árboles de margarita por mucho tiempo, permitiendo que una nueva generación eche raíz tras la más reciente.
Sin embargo, con el cambio climático el proceso se frustra. Debajo de los bosques de scalesia, las semillas de una zarzamora invasora esperan a que los árboles de margarita gigantes caigan. Las plantas de zarzamora se extienden con rapidez, impidiendo la siguiente generación de los árboles.
Otra especie invasora que preocupa a los científicos es la hormiga de fuego, que florece en condiciones más húmedas y come los huevos de las tortugas gigantes.
Los trabajadores en el Parque Nacional Galápagos ahora están considerando esfuerzos de mitigación para tratar de proteger a las especies amenazadas de los episodios más frecuentes de El Niño que conlleva el cambio climático. El parque ya cuenta con un programa para criar tortugas gigantes en cautiverio.
Pero no todas las tortugas gigantes pueden ser criadas en un corral.
Tampoco pueden serlo muchas de las demás criaturas en estas islas.
FUENTE: Clarín , New York Time International , 28 / dic / 2018
EL ARTICO ES MÁS SENSIBLE AL CAMBIO CLIMÁTICO DE LO QUE SE PENSABA
Luke D. Trusel, del Departamento de Geología y Geofísica de la Universidad de Rowan, en Nueva Jersey, Estados Unidos, y su equipo lograron el primer registro continuo de varios siglos de la superficie de la capa de hielo de Groenlandia. Los resultados revelan un incremento de 30% en la desaparición de la capa superficial desde comienzos del siglo XX con consecuencias directas sobre el aumento del nivel del mar. La conclusión: el ártico es más sensible al cambio climático de lo que se pensaba.
Los científicos estiman que la desaparición total de esta capa de hielo del Ártico supondría una elevación de siete metros en el nivel global del mar, además de la alteración de las corrientes oceánicas que a su vez ayudan al equilibrio de las temperaturas. El aumento del deshielo comenzó a mediados de 1800, tras el inicio de la era industrial, y la velocidad de desaparición se ha acelerado por encima de la variabilidad normal.“En comparación con el comienzo de la era industrial, nos encontramos actualmente con 50% más de agua de deshielo”.
Hasta ahora, se había estudiado el impacto del cambio climático sobre la extensión del hielo en el Ártico a través de observaciones satelitales con datos de deshielo desde los años 70; el estudio publicado en la revista Nature es un trabajo de observación de núcleos extraídos del hielo glaciar y de un casquete costero en diferentes zonas de más de 1,800 metros por encima del nivel del mar. A esta altitud, el agua derretida durante el verano se congela antes y evita perderse en el océano. De esta manera, se registra en el hielo una cronología de líneas o rayas congeladas que indican, año con año, las condiciones ambientales del terreno.
Las perforaciones se realizaron durante varias expediciones que tuvieron lugar en el 2003, el 2014 y el 2015. Para el acceso a estos puntos remotos se requirió de un helicóptero y una avioneta, además de un equipo completo de esquí y campamento. Los núcleos fueron trasladados a Estados Unidos para su análisis; finalmente, los resultados se combinaron con datos registrados por satélite y modelos climáticos con el fin de validar las observaciones.
Después de la Antártida, Groenlandia es el segundo depósito de agua dulce más grande de la Tierra, actualmente 60% de las contribuciones al aumento del nivel del mar proviene del derretimiento de su capa superficial con corrientes que llegan hasta el océano. A medida que la temperatura del aire aumenta sobre esta zona, el deshielo se acelera; en lugar de derretirse a un ritmo constante a medida que el clima se calienta, la capa se derrite cada vez más por cada grado de aumento en la atmósfera.
En estos momentos, la pérdida de masa de los glaciares y las capas superficiales de estos dos polos agrega al océano 670 gigatoneladas de agua al año, lo que equivale a 268 millones de albercas olímpicas.
“Este estudio es la prueba de que el deshielo de Groenlandia no forma parte de un ciclo natural (...) El impacto de la contribución de Groenlandia al nivel del mar depende en última instancia de lo que hagamos ahora y en un futuro muy próximo”, concluye el científico Trusel.
FUENTE: El Economista, 27 / dic / 2018
LAS 10 CATÁSTROFES CLIMÁTICAS MÁS CARAS DE 2018
Los desastres naturales relacionados con el cambio climático le pasaron una multimillonaria factura al planeta durante 2018.
Estas catástrofes no solo causaron la muerte y el desplazamiento de miles de personas, sino que tuvieron un fuerte impacto económico.
La organización británica Christian Aid publicó un informe en el que identificó 10 de los sucesos climáticos más extremos de 2018, cada uno de los cuales causó daños por más de US$1.000 millones.
Cuatros de estas catástrofes costaron más de US$7.000 millones cada una.
Además, los autores del reporte advierten que "es probable que estas cifras estén subestimadas: en algunos casos solo muestran pérdidas aseguradas y no tienen en cuenta los costos de pérdida de productividad y pérdidas no aseguradas".
El informe también sostiene que "todos estos desastres están vinculados con el cambio climático causado por el ser humano", particularmente por los gases de efecto de invernadero.
A pesar de la severidad de estos sucesos, Christian Aid advierte que "2018 no parece ser un año excepcional"; por el contrario, pronto podría considerarse "un año leve".
Las proyecciones muestran que 2019 puede ser un año más caliente, en el que se vuelvan a romper records de temperaturas.
"Los desastres incluidos en este informe no son normales", advierte el reporte. "Se empeoraron o se hicieron más probables debido al cambio climático".
Estas son 10 de las catástrofes climáticas "más caras" de 2018.
1. Los huracanes Florence y Michael (EE.UU.)
Costo estimado de Florence: US$17.000 millones.
Costo estimado de Michael: US$15.000 millones.
El número de huracanes que se formaron en el Atlántico norte durante 2018 estuvo por encima del promedio. Entre ellos se incluyen dos de los huracanes más destructivos en la historia de EE.UU.
El huracán Florence causó record de lluvias en Carolina de Norte y Carolina del Sur, mientras que Michael fue la tormenta más fuerte en golpear el noroeste de Florida y la cuarta más fuerte que se haya registrado en el país. El huracán causó 45 muertes en EE.UU. y al menos 13 en Honduras, Nicaragua y El Salvador.
2. Incendios en California
Costo estimado del incendio en Camp: entre US$7.500 millones y US$10.000 millones.Costo estimado del incendio en Woolsey: entre US$1.500 millones y US$3.000 millones.
El incendio forestal de Camp en noviembre fue el más mortal y destructivo en la historia de California, y el más mortal del país en los últimos 90 años. Murieron al menos 85 personas y se destruyeron 14.000 viviendas.
- Este incendio ocurrió en parte debido al bajo nivel de lluvia de este año, que refleja cambios en el clima durante las últimas décadas.
3. Sequía en Europa
Costo estimado: US$7.500 millones.El verano de 2018 en el hemisferio norte rompió records de altas temperatura en varios países como República Checa, Reino Unido y Suecia. Se calcula que el calor causó la muerte de 1.500 personas en Francia, 250 en Dinamarca y 23 en Cataluña, España. La sequía y el calor también causaron incendios mortales en Grecia.
4. Inundaciones en Japón
Costo estimado de las inundaciones de junio-julio: US$7.000 millones.Costo estimado del tifón Jebi: Entre US$2.300 millones y US$5.500 millones.
Las lluvias torrenciales y deslizamientos causaron la muerte de al menos 230 personas y destruyeron miles de viviendas. Después, el país enfrentó una fuerte ola de calor.
En julio, el tifón Jebi se convirtió en la tormenta más poderosa en golpear el país en los últimos 25 años.
5. Sequía en Argentina
Costo estimado: US$6.000 millones.Entre finales de 2017 y abril de 2018 el país tuvo un bajo promedio de lluvias. En algunas zonas estuvo por debajo del 50% de lo normal. Esto causó pérdidas en los cultivos de soya y maíz, que juntos representan el 37% de la exportación de Argentina.
6. Inundaciones en China
Costo estimado de las inundaciones de julio: US$3.900 millones.Costo estimado de la tormenta tropical Rumbia: US$5.400 millones.
En julio el gobierno chino declaró el estado de emergencia debido a las lluvias extremas, en las que murieron al menos 15 personas y que causaron inundaciones y deslizamientos. En algunas zonas llovió más del doble de lo que se había registrado anteriormente y las inundaciones fueron 3 veces más severas de lo esperado.
Costo estimado: entre US$5.800 millones y US$9.000 millones.
El este de Australia sufrió una sequía fuera de lo común, que se había estado gestando desde 2012 y se intensificó este año. Los primeros 9 meses del año registraron niveles de lluvia que estuvieron entre los más bajos de los que se tenga registro. La falta de lluvia y las altas temperaturas también extendieron la temporada de incendios.
8. Inundaciones en Kerala, India
Costo estimado: US$3.700 millones.Las fuertes lluvias monzónicas causaron la peor inundación de los últimos 80 años en el estado de Kerala. Esto causó la muerte de cerca de 500 personas y el desplazamiento de más de un millón. Más de 10.000 casas quedaron destruidas y se estropearon 83.000 km de vías.
9. Sequías en Sudáfrica
Costo estimado: US$1.200 millones.A principios de 2018, Ciudad del Cabo enfrentó la mayor sequía que jamás se había registrado y estuvo a punto de ser la primera gran ciudad del mundo en quedarse sin agua. La sequía fue el resultado de tres años con pocas lluvias, algo que normalmente ocurre menos de una vez cada 100 años, pero que se ha vuelto más frecuente debido al cambio climático.
10. Tifón Mangkhut en China y Filipinas
Costo estimado: entre US$1.000 millones y US$2.000 millones.En septiembre el tifón Mangkhut mató a 127 personas en Filipinas y seis en China. En total destruyó 10.000 viviendas. El tifón fue uno de los más fuertes en la historia reciente de Filipinas, con una fuerza equivalente a un huracán de categoría 5.
FUENTE: BBC , 28 / dic / 2018
jueves, 27 de diciembre de 2018
SE DESCARTA QUE LA TEMPERATURA EN LA TIERRA PUEDA ALCANZAR A LA DE VENUS
México, 24 de diciembre.- A pesar de no existir ningún estudio que indique que la Tierra puede alcanzar temperaturas como las de Venus debido al efecto invernadero, es importante reducir este tipo de emisiones, aseguró la investigadora Leticia Carigi Delgado.
De acuerdo con una investigación elaborada por la NASA, Venus pudo haber tenido un océano de aguas líquidas poco profundas y temperaturas de superficie habitables durante sus primeros dos mil millones de años.
Los hallazgos, publicados en 2015 en la revista "Geophysical Research Letters", fueron obtenidos con un modelo similar al usado para predecir el cambio climático en la Tierra.
En la actualidad Venus tiene una atmósfera de dióxido de carbono 90 veces más gruesa que la de la Tierra. Casi no hay vapor de agua y las temperaturas alcanzan los 462 grados Celsius.
Durante varios años los científicos han tenido la teoría que el segundo planeta del sistema solar se formó mediante ingredientes similares a los de la Tierra, sin embargo, ambos tomaron un camino evolutivo diferente.
“Venus tiene temperaturas de 460 o 470 grados centígrados, esto le sucedió al planeta muy temprano en su formación. Si tuvo agua esta se evaporó y ayudó a aumentar aún más la temperatura y por eso Venus en la actualidad es caliente”, apuntó la investigadora del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista, Carigi Delgado explicó que no se tienen estudios y cálculos precisos para concluir que el "planeta azul" tendrá temperaturas similares a las de su vecino, el cual tiene una atmósfera densa, llena de dióxido de carbono que provoca el efecto invernadero.
“Tendríamos que aumentar más del 10 por ciento de todo lo que tenemos para quemar y convertir en dióxido de carbono, que ese es el gas de efecto invernadero que estamos produciendo los seres humanos, y según los cálculos no tenemos en la Tierra esa cantidad”, añadió.
La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), detalla que debido a la ubicación cercana de Venus con el Sol, los primeros océanos del planeta se evaporaron, las moléculas de vapor de agua se rompieron a causa de la radiación ultravioleta y el hidrógeno escapó al espacio.
Así, sin agua en la superficie, el dióxido de carbono se acumuló en la atmósfera, esto llevó al planeta a tener un efecto invernadero desbocado que creó las condiciones actuales.
“Se piensa, hay pruebas pero no son tan contundentes, que Venus en sus orígenes tuvo agua y por su cercanía con el Sol, el planeta se calentó”, señaló Carigi Delgado.
Agregó que debido a la actividad volcánica registrada en el pasado y en el presente, es que Venus llegó a este violento efecto invernadero.
“El dióxido de carbono por la actividad volcánica y su cercanía al sol, se calentó y llegó a este efecto invernadero. Venus tiene atmósfera, con unas nubes muy densas que inclusive retroalimentan el efecto invernadero”, apuntó.
Sin embargo, la astrobióloga destacó que dentro de mil millones de años el Sol aumentará su luminosidad y por ende la Tierra se calentará y alcanzará temperaturas cercanas a los 47 grados centígrados.
“Lo que va a suceder es que el agua de los océanos se calentará, toda el agua se evaporará poco a poco, el agua en forma de vapor es un gas de efecto invernadero, va a aumentar esta producción de temperatura”, dijo.
La especialista señaló que los actuales cambios en la temperatura de la Tierra han sido de manera principal por las actividades del ser humano y no porque haya habido emanaciones de dióxido de carbono a nivel natural.
Ante ello, Leticia Carigi destacó la importancia de reducir la quema de petróleo, el uso de autos de combustión, contaminación, y otras acciones que producen dióxido de carbono el cual genera el efecto invernadero.
FUENTE: Azteca Noticias , 24 / dic / 2018
ALIMENTOS BÁSICOS QUE PUEDEN DESAPARECER POR EL CAMBIO CLIMÁTICO
Si no se remedia a tiempo, que parece que no, el cambio climático puede hacer desaparecer algunos alimentos de nuestra dieta cotidiana. Es especialmente grave cuando el aumento de emisiones de CO2 y sus consecuencias sobre el clima mundial, afectan a cultivos, como los del arroz, el trigo o la soja, básicos para la supervivencia de millones de personas.
La falta de agua, los cambios bruscos de temperaturas, las tormentas repentinas e imprevisibles ya afectan de forma negativa a cultivos cuya producción ha disminuido. También a muchos frutales, cereales y otros alimentos que necesitan ambientes fríos para una producción óptima y se resienten por el exceso de calor.
Consecuencia del cambio climático también aumentarán los precios de muchos productos básicos
Otra consecuencia lógica de todo ello serán considerables aumentos del precio de muchos productos básicos, lo que tendrá graves repercusiones en la alimentación mundial. Estos son algunos de los alimentos que pueden verse seriamente afectados en los próximos 50 años.
Aguacates
La gran cantidad de agua que necesita esta planta, casi cuatro litros por fruto, hace que la producción se resienta cuando hay problemas de sequía.
Tampoco ayuda que la creciente e imparable demanda de aguacates, cada vez más populares en todo el mundo, provoca que los principales países productores, entre ellos México, esté propiciando la deforestación de grandes zonas boscosas para dedicarlas a su cultivo.
Arroz
Es, junto con el trigo y el maíz, uno de los alimentos básicos más amenazados. Se prevé que los campos de cultivo se verán muy perjudicados y puede que acaben quedando obsoletos por los cambios bruscos de temperatura y un clima impredecible.
Según la FAO de Naciones Unidas, los cultivos de trigo, maíz y arroz representan en total un 51% de las calorías que se ingieren en todo el mundo y la demanda podría aumentar hasta un 51% hacia mediados de este siglo.
Café
Los cambios de modelos climáticos en los trópicos son responsables de los muchos problemas que están teniendo los cafetales. La proliferación de hongos y de especies invasoras son las principales. Hay que sumar las sequías recurrentes en países latinoamericanos, que es la que más las sufren.
Se calcula que en cuatro décadas se reducirán en un 88% las zonas susceptibles de dedicarse al cultivo de café. Pero una de las cosas que más puede perjudicar la cosecha de café es la extinción progresiva de las abejas. Estas juegan un papel básico en la polinización y se las considera responsables de entre un 20 y un 25% de la producción, además de asegurar la calidad de los granos.
La previsión es que en los países africanos las cosechas de café lleguen a disminuir entre un 65 y un 100 % si la temperatura sigue descontrolada.
Chocolate
Según un estudio publicado ya en 2011 por el Centro Internacional de Agricultura Tropical, los granos de cacao van a ser mucho menos plenos en las próximas décadas, lo que supone una drástica reducción en las cantidades de polvo de cacao obtenidas.
El problema son las temperaturas excesivas, escasez hídrica y una tierra cada vez más pobre. En Ghana y Costa de Marfil la predicción indica una subida de al menos 2 grados hacia 2050. Una consecuencia de ello es una mayor evaporación de la humedad de los árboles del cacao que reducirá la producción.
Aunque no se trata de cultivos imprescindibles para la vida humana, sí tienen un gran valor social, que puede verse alterado por precios tan altos que los conviertan en artículos de auténtico lujo.
Frutas con hueso
Las cerezas y similares necesitan horas de frío para que la polinización se desarrolle en las mejores condiciones. Si aumenta la temperatura, los árboles florecen más tarde y dan menos frutos. Aunque tampoco es bueno lo contrario; las heladas intensas y largas pueden destrozar la cosecha.
Es decir que los cambios de temperatura repentinos cada vez más recurrentes hacen un flaco favor a estos cultivos que, de seguir las cosas así, podrían desaparecer.
Judías
Son un alimento básico en muchos países latinoamericanos y africanos y habitual en otras culturas, que no lleva bien el cambio climático. Las altas temperaturas, sobre todo nocturnas influyen negativamente sobre la floración y la producción de granos en las vainas, lo que ha causado que su rendimiento disminuya en un 25%. Otro problema son las lluvias torrenciales, cada vez más frecuentes y que arrasan las cosechas y los campos.
Maíz
La escasez de agua y las altas temperaturas no son buenas para este cereal. De hecho, por cada grado que sube el termómetro, la cosecha disminuye en un 7%. Y no se trata de especulaciones, ya que existen estudios que prueban que debido al cambio climático, la producción global de maíz ha disminuido casi en un 4%, cifra que no se habría alcanzado de no ser por el aumento de las temperaturas.
Esa alteración no afecta únicamente al grano en sí, sino, por extensión al ganado que se alimenta de él. Cuanto menor sea el rendimiento de los campos, más se encarece el grano y, siguiendo la cadena alimentaria, más habrá que pagar por la carne, lo que llevará a su vez a un menor consumo per cápita.
Pescado
Las emisiones de CO2 no impactan sólo en la agricultura, también en el mar. Ello provoca un aumento de la acidez del agua, que amenaza a una amplia gama de pescados comestibles.
Uno de los más afectados son los moluscos, porque a medida que aumenta la acidez, su caparazón se hace cada vez más pequeño y débil. De hecho, la acidez del océano ha aumentado en un 25% aproximadamente desde que comenzó la revolución industrial.
Otro problema es que hay especies enteras amenazadas porque no pueden adaptarse a los cambios de forma suficientemente rápida. Y otras que migran a climas más fríos y favorables, como laslangostas, bogavantes y otros mariscos. Y los peces tropicales desarrollan más parásitos en aguas más tibias de lo habitual, lo que a la larga debilita las especies.
Plátanos
Necesitan un clima atemperado y su principal enemigo es la falta de agua, lo que obliga a los agricultores a hacer grandes inversiones en sistemas de riego. Quienes no puedan costearlo se verán obligados a abandonar.
Uvas
Las variedades medioambientales puede disminuir la producción de uvas y en consecuencia aumentar su precio. Lo peor son las oscilaciones de las temperaturas y el grado de humedad. Se prevé que Australia vea disminuido en un 73% el territorio dedicado a la viña hacia 2050 y California, en un 70%.
Otra cuestión es la calidad del vino y su bouquet, que dependen de la ubicación geográfica. Las viñas requieren climas templados, pero no demasiado. Lo que no les conviene en absoluto son las temperaturas extremas, que pueden variar su sabor. Por otro lado, con el calor, las uvas retienen más azúcar, lo que hace que aumente la graduación de alcohol.
Según algunos científicos, sin embargo, hay esperanza en el futuro si la industria toma conciencia y los enólogos empiezan a trabajar para conseguir grandes vinos a partir de especies ahora desestimadas. Existen más de mil variedades de uvas, de las que ahora sólo se utilizan unas doce para elaborar los vinos más apreciados en todo el mundo.
Soja
Imprescindible para la alimentación en países asiáticos por su gran aportación de proteínas, no parece tener un buen futuro. Loscientíficos auguran un descenso del 40% hacia 2100.
No son buenas noticias, entre otras cosas, porque la demanda no para de crecer por el significativo aumento de personas de países occidentales que siguen dietas no carnívoras. No afecta sólo a las judías, también a sus muchos derivados, como el tofu, el tempeho el aceite.
FUENTE: La Vanguardia , 27 / dic / 2018
LA GEOINGENIERIA FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO: "FRENAR EL PASO DE LOS RAYOS DEL SOL"
Un equipo de científicos argentinos estudiará los efectos de la
geoingeniería solar, una técnica que pretende frenar el paso
de los rayos del sol a la atmósfera con el uso de aerosoles y con esto enfriar
la atmósfera, en los ciclos hidrológicos de la Cuenca del Plata.
Los expertos locales, liderados por Inés Camilloni, licenciada en Meteorología e investigadora de la UBA y del Conicet,
conforman uno de los ocho equipos de científicos de países en desarrollo que
realizarán una investigación pionera respecto de esta controvertida propuesta
para frenar el calentamiento global. Los estudios buscan comprender cómo la gestión de la radiación solar de la geoingeniería podría afectar a
algunos de los países más pobres del mundo y a las regiones más vulnerables al
clima.
Los equipos serán los primeros en recibir subvenciones del nuevo Fondo
DECIMALS (Developing Country Impacts Modelling Analysis for SRM), y explorarán
la forma en esa técnica podría afectar, entre otras cosas, al polvo que generan las tormentas en Oriente Medio, las sequías en el sur
de África, la propagación del cólera en Bangladesh, y las precipitaciones en
América del Sur.
"Estamos muy contentos porque es la primera que la investigación se
realizará desde los países que más sufren los impactos del cambio climático. Lo
que queremos simular es si el potencial uso de esta tecnología no empeorará las
condiciones", explicó Camilloni a Infobae.
Los estudios buscan comprender cómo
la gestión de la radiación solar de la geoingeniería podría afectar a algunos
de los países más pobres del mundo (iStock)
Las geoingeniería solar aparece hoy como una técnica de ciencia ficción,
sostiene la revista Nature en el artículo sobre las investigaciones que
encararán los países en desarrollo: inyectar en la
estratósfera partículas que puedan bloquear el paso de la luz solar o incluso
flotas de barcos que blanqueen las nubes bajas para que reflejen esa misma luz.
Todo está en etapa de prueba, pero claramente los países desarrollados que
cuentan con los fondos y la tecnología podrían ser los que avancen con la
novedad.
"Esta tecnología es controvertida no sólo porque promete soluciones
y podría demorar aún más los esfuerzos que los países tienen que hacer para
disminuir los gases contaminantes sino porque, además, según la latitud también podría empeorar la situación. Elegimos hacer la
simulación del estudio en la Cuenca del Plata porque, además de la Argentina,
incluye a Uruguay, Brasil y Paraguay", agregó Camilloni.
El trabajo, que se prolongará por dos años, se denomina "Impactos
del manejo de la radiación solar en el ciclo del agua en la cuenca del
Plata" y también será realizado por los científicos Carla Gulizia, Natalia Montroull y Ramiro Saurral del Centro de
Investigaciones del Mar y de la Atmósfera de la UBA y del Conicet. Para poder hacer la
simulación se cargarán los datos que emulan la nueva tecnología, y son las
erupciones volcánicas.
"El efecto de una erupción es el mismo; se cargan los datos en el
simulador sobre el área que estaremos analizando y aparecerán los efectos en
las precipitaciones, pero también en los niveles de las aguas del río",
agregó la experta.
El derretimiento de los glaciares es
una de las consecuencias del cambio climático (iStock)
El artículo publicado en Nature indica: "Una década de
investigación de modelos indica que la geoingeniería solar podría reducir
muchos de los peores efectos del cambio climático si se despliega con
moderación. Por ejemplo, inyectar 5 megatoneladas de
dióxido de azufre en la estratósfera cada año -aproximadamente una cuarta parte
de la liberada por la erupción del Monte Pinatubo en 1991- podría mantener el calentamiento por debajo de los 2 °C. Los estudios
han revelado que la geoingeniería solar también debería ser capaz de reducir
los impactos climáticos sobre la hidrología, corrigiendo las tendencias en las
que las regiones húmedas se vuelven más húmedas y las regiones secas más
secas. La disminución de las temperaturas
ralentizaría el aumento del nivel del mar y podría frenar la creciente
incidencia y fuerza de los ciclones tropicales".
Pero no todos los estudios son tan optimistas. Hay otros científicos que
creen que sólo enmascararía el impacto de los gases de efecto invernadero; que
la acidificación de los océanos seguiría siendo una amenaza para la vida marina
y que también falta investigación para conocer los efectos de los aerosoles que
se usarían en la salud y en el ambiente.
El proyecto argentino fue elegido entre 80 propuestas que se presentaron. Entre los ganadores también hay trabajos de científicos de Irán, Benin, Jamaica, Costa de Marfil, Sudáfrica, Indonesia y Bangladesh.
El proyecto argentino fue elegido entre 80 propuestas que se presentaron. Entre los ganadores también hay trabajos de científicos de Irán, Benin, Jamaica, Costa de Marfil, Sudáfrica, Indonesia y Bangladesh.
Durante 2018 el cambio climático, sus efectos y la urgencia en la acción
drástica de los modos de consumo cobró notoriedad luego de la difusión en
octubre de un reporte especial, denominado 1.5ºC en el que los científicos del
IPCC advierten que, de no hacer nada, la suba global de la temperatura podría
llegar antes de lo esperado: para mitad de siglo.
Los estudios han revelado que la
geoingeniería solar también debería ser capaz de reducir los impactos climáticos,
como la fuerza de los ciclones tropicales
Patricia Espinosa, secretaria Ejecutiva de la ONU para el cambio
climático sostuvo hace pocos días: "El riesgo es real y hay poco tiempo
para afrontarlo". Espinosa indicó que en la actualidad, con un aumento de las
temperaturas medias de 1 grado con respecto a niveles preindustriales, ya se
perciben "más fenómenos meteorológicos extremos,
subidas del nivel del mar, reducción del hielo en los polos, pérdida de
ecosistemas y también pérdidas de vidas y de modos de vida y pérdidas
económicas".
La semana pasada en Katowice, Polonia, luego de dos semanas de
discusiones se consensuó un conjunto de reglas que pondrán en marcha el Acuerdo
de París, firmado en 2015. Por ese acuerdo los países se comprometen
voluntariamente a reducir sus emisiones de gases contaminantes. Sin embargo,
antes de empezar ya se sabe que esos compromisos no son suficientes y que los niveles de la temperatura planetaria podrían alcanzar los 3ºC por
encima de los niveles preindustriales, en promedio.
Los países tienen aún hasta 2020 para subir sus ambiciones y tratar de
frenar la tendencia. Esto implica mayores acciones climáticas que pueden ir
contra de las promesas políticas. La incógnita es si los políticos,
empresarios, clase dirigente y la propia población asumirán esos compromisos.
FUENTE: Infobae , 23 / dic / 2018
miércoles, 26 de diciembre de 2018
ITALIA EN EL CAMINO HACIA EL GAS DEL FUTURO
El biometano deviene una alternativa a fuentes no renovables de energía, con una variedad de usos, sobre todo para producir calor y electricidad.
9.985 en 2016, sólo en ese último año tuvo un crecimiento superior al nueve por ciento, alza de la capacidad eléctrica instalada que obedeció, desde 2011, a un aumento mayor al 56 por ciento del número de plantas dedicadas a trabajar con sustratos agrícolas.
Según ese ente regional, que en 2018 contaba con más de 90 miembros de Europa y nexos con asociaciones similares en otras partes del mundo, la producción de biometano pasó entre 2011 y 2016 de 752 gigavatios hora a 17.264 , más del 40 por ciento de ese crecimiento se produjo en ese último año.
Producciones que se realizan sin impacto negativo en la producción de alimentos y piensos, al contrario, 'la rotación de cultivos y el reciclaje de nutrientes y materia orgánica a través de digestatos, mejora incluyendo la productividad global de las granjas'.
Italia en el camino del gas del futuro
Italia disponía de 1920 plantas operativas de biometano a fines de 2017; unas 1460 en el sector agrícola y 460 en el de los residuos, para una capacidad generadora total de 1400 megavatios, de los cuales algo menos de mil correspondían al sector agrícola, con lo cual se ubicó en el cuarto lugar mundial tras Alemania, China y Estados Unidos.
Su producción, solo en el sector agrícola, podría cubrir en poco más de una década el 12 por ciento del consumo actual de gas en Italia con claras ventajas medioambientales y económicas.
Según datos del Comité Termotécnico Italiano, presentados en la segunda conferencia nacional 'La era del biometano' realizada por la asociación Legambiente, la producción de este biogás es 'capaz de evitar la emisión de al menos el 75 por ciento de los gases de efecto invernadero en comparación con los combustibles fósiles'.
Además de favorecer la fertilidad de los suelos empobrecidos, deviene importante vía para la creación de nuevos empleos, así como permite un mayor uso de residuos para producir energía, a partir de la recolección separada de residuos en los municipios, cerca de dos millones de toneladas acopiados, casi exclusivamente en el norte de la península.
Para Giorgio Zampetti, director general de Legambiente, es un imperativo iniciar la construcción de nuevas plantas de digestión anaeróbica en el sur y centro del país que representan del 30 al 40 por ciento del total de residuos nacional.
Apunto que la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos, según estimaciones de la Agencia nacional para las nuevas tecnologías, energía y el desarrollo económico (Enea) Italia estaría en condiciones de producir de 430 a 840 millones de metros cúbicos de biometano en 2030.
Ahora prácticamente corre sobre rieles el desarrollo del biometano con elevada fuerza competitiva por sus bajas emisiones de carbono, pero poco tiempo atrás otro era el rumbo.
Fuertes barreras no técnicas como la baja aceptación pública, descoordinación entre las partes interesadas y hasta problemas normativos, frenaban su uso.
A tono con ello, hace más de dos años y medio se puso en marcha el proyecto Isaac, dirigido a aumentar la conciencia social y aceptación de su uso, financiado por el programa europeo Horizon2020 y rectorado por el Consejo Nacional de Investigaciones.
Entre sus objetivos estuvo, además, desarrollar procesos participativos relacionados con la construcción de plantas en Cerdeña y Apulia, dos de las siete regiones participantes en el proyecto, además de Las Marcas, Lacio, Campania, Calabria y Sicilia.
Durante ese tiempo, hubo encuentros con el público, cursos de formación para los administradores y los agricultores locales, charlas educativa con estudiantes de secundaria sobre la transformación de desechos en energía renovable y sus beneficios ambientales y económicos.
La barrera legislativa fue otro gran problema, resuelto con la aprobación, el 2 de marzo último, de un decreto de los ministerios de Desarrollo Económico, Ambiente, y Política Alimentaria y Forestal, para su promoción y uso en el sector del transporte y en instalaciones con un alto consumo de gas natural.
La disposición estableció 4,7 mil millones de euros de incentivos en el presupuesto del Estado hasta 2022 para nuevas plantas de producción de biometano y biocarburos a partir de residuos.
Esa decisión marcó un punto de inflexión en la batalla hacia un modelo de desarrollo y consumo más sostenibles, en particular respecto a un fuerte impulso a la economía circular.
Giorgio Zampetti, gerente general de Legambiente, valoró el hecho como trascendente en la transición energética del país y en oportunidades para el relanzamiento de las empresas.
La producción deberá realizarse bajo estricto respeto a la biodiversidad y la función de almacenamiento de carbono realizada por los bosques y las tierras cultivadas, apuntó.
La planta de Montello, perteneciente al Consorcio Italiano de Compostaje (CIC) y en marcha desde junio de 2017 en la provincia de Bérgamo, fue la primera en producir biometano en Italia, a partir de residuos orgánicos urbano, con la consecuente incorporación del gas a la red nacional.
Instalación que tiene también la primicia en cero emisiones de carbono a la atmosfera, pues el CO2 líquido del biogás generado, aproximadamente el 40 por ciento, tiene uso técnico y alimentario, además una cantidad apreciable de compost que sale de los digestores es de gran utilidad como fertilizante.
Después de la aprobación del decreto interministerial se inauguró una planta para la producción de biometanoen la empresa CalabraMaceri, en Rende (provincia de Cosenza, región sureña de Calabria), con capacidad para transformar 40 mil toneladas de desechos separados anualmente en 4.5 millones de metros cúbicos por año.
Asimismo, a mediados de septiembre se inauguró en Vittorio Veneto, en la norteña provincia de Treviso, un moderno sistema de suministro de biometano, que al decir del gobernador de la región de Véneto, Luca Zaia, 'contamina menos, rechaza el desperdicio y se vuelve económicamente virtuoso, pues ahorra 300 mil euros al año'.
De igual modo, ese gas es la energía que mueve todo el parque de la empresa Servicios Ambientales de la región del Véneto (Savno), la cual acopia el residuo orgánico en 44 municipios de la provincia de Treviso, iniciativa que es más viable porque esa es la primera región italiana en la recogida discriminada de desechos.
Legambiente definió al biometano como químicamente similar al metano fósil (o gas natural), el cual contribuye al 34,6 por ciento del consumo interno bruto, equivalente a unos 70.914 millones de metros cúbicos distribuidos por sectores en el residencial, 40,7 por ciento; industrial, 20, 4; y transporte, 1,5.
En 2030, añade, el 27 por ciento del consumo bruto de energía final tendrá que ser con fuentes renovables, acompañado por una reducción del 40 por ciento en las emisiones de CO2.
De igual modo el sector del transporte para 2020 deberá cubrir el 10 por ciento de las necesidades energéticas a través de fuentes renovables.
Piero Gattoni, presidente del CIC, principal cadena dedicada al ciclo completo de gestión de residuos y a la producción de fertilizante orgánico (compost) y biometano, considera el biogás como 'una elección de responsabilidad para frenar el cambio climático', y sostiene que 'es posible alcanzar el objetivo de una economía de cero emisiones para 2050'.
Para Gattoni, uno de los expertos que intervino en la conferencia, el desafío ambiental es también 'una gran oportunidad, pues permite crear valor y empleo'. Un estudio citado por él y presentado en 'BiogasItaly' estima que la cadena de suministro de biogás/biometano, además de reducir las emisiones y contribuir a los objetivos de energía renovable, permitirá crear 21 mil empleos para 2030 en ese sector, un ingreso fiscal de 16 mil millones de euros y un impacto económico total de casi 86 mil millones.
El reto de reemplazar el gas fósil por derivados de desechos orgánicos para 2050, se incluye en la llamada 'descarbonización de la economía' o 'Carbón Cero', concepto acuñado en la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP20) en Lima, objetivo al que contribuyen las medidas sobre economía circular aprobada por la Unión Europea.
Esa transformación implica promover la eliminación de emisiones de gases de efecto invernadero y la sustitución de fuentes fósiles de energía, como los hidrocarburos o el carbón, por tecnologías renovables.
Avanzar hacia ese objetivo, sostiene Legambiente, requerirá apoyar el compromiso de las instituciones y empresas, además de comunicar a los consumidores los beneficios ambientales y económicos.
Según ese ente regional, que en 2018 contaba con más de 90 miembros de Europa y nexos con asociaciones similares en otras partes del mundo, la producción de biometano pasó entre 2011 y 2016 de 752 gigavatios hora a 17.264 , más del 40 por ciento de ese crecimiento se produjo en ese último año.
Producciones que se realizan sin impacto negativo en la producción de alimentos y piensos, al contrario, 'la rotación de cultivos y el reciclaje de nutrientes y materia orgánica a través de digestatos, mejora incluyendo la productividad global de las granjas'.
Italia en el camino del gas del futuro
Italia disponía de 1920 plantas operativas de biometano a fines de 2017; unas 1460 en el sector agrícola y 460 en el de los residuos, para una capacidad generadora total de 1400 megavatios, de los cuales algo menos de mil correspondían al sector agrícola, con lo cual se ubicó en el cuarto lugar mundial tras Alemania, China y Estados Unidos.
Su producción, solo en el sector agrícola, podría cubrir en poco más de una década el 12 por ciento del consumo actual de gas en Italia con claras ventajas medioambientales y económicas.
Según datos del Comité Termotécnico Italiano, presentados en la segunda conferencia nacional 'La era del biometano' realizada por la asociación Legambiente, la producción de este biogás es 'capaz de evitar la emisión de al menos el 75 por ciento de los gases de efecto invernadero en comparación con los combustibles fósiles'.
Además de favorecer la fertilidad de los suelos empobrecidos, deviene importante vía para la creación de nuevos empleos, así como permite un mayor uso de residuos para producir energía, a partir de la recolección separada de residuos en los municipios, cerca de dos millones de toneladas acopiados, casi exclusivamente en el norte de la península.
Para Giorgio Zampetti, director general de Legambiente, es un imperativo iniciar la construcción de nuevas plantas de digestión anaeróbica en el sur y centro del país que representan del 30 al 40 por ciento del total de residuos nacional.
Apunto que la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos, según estimaciones de la Agencia nacional para las nuevas tecnologías, energía y el desarrollo económico (Enea) Italia estaría en condiciones de producir de 430 a 840 millones de metros cúbicos de biometano en 2030.
Ahora prácticamente corre sobre rieles el desarrollo del biometano con elevada fuerza competitiva por sus bajas emisiones de carbono, pero poco tiempo atrás otro era el rumbo.
Fuertes barreras no técnicas como la baja aceptación pública, descoordinación entre las partes interesadas y hasta problemas normativos, frenaban su uso.
A tono con ello, hace más de dos años y medio se puso en marcha el proyecto Isaac, dirigido a aumentar la conciencia social y aceptación de su uso, financiado por el programa europeo Horizon2020 y rectorado por el Consejo Nacional de Investigaciones.
Entre sus objetivos estuvo, además, desarrollar procesos participativos relacionados con la construcción de plantas en Cerdeña y Apulia, dos de las siete regiones participantes en el proyecto, además de Las Marcas, Lacio, Campania, Calabria y Sicilia.
Durante ese tiempo, hubo encuentros con el público, cursos de formación para los administradores y los agricultores locales, charlas educativa con estudiantes de secundaria sobre la transformación de desechos en energía renovable y sus beneficios ambientales y económicos.
La barrera legislativa fue otro gran problema, resuelto con la aprobación, el 2 de marzo último, de un decreto de los ministerios de Desarrollo Económico, Ambiente, y Política Alimentaria y Forestal, para su promoción y uso en el sector del transporte y en instalaciones con un alto consumo de gas natural.
La disposición estableció 4,7 mil millones de euros de incentivos en el presupuesto del Estado hasta 2022 para nuevas plantas de producción de biometano y biocarburos a partir de residuos.
Esa decisión marcó un punto de inflexión en la batalla hacia un modelo de desarrollo y consumo más sostenibles, en particular respecto a un fuerte impulso a la economía circular.
Giorgio Zampetti, gerente general de Legambiente, valoró el hecho como trascendente en la transición energética del país y en oportunidades para el relanzamiento de las empresas.
La producción deberá realizarse bajo estricto respeto a la biodiversidad y la función de almacenamiento de carbono realizada por los bosques y las tierras cultivadas, apuntó.
La planta de Montello, perteneciente al Consorcio Italiano de Compostaje (CIC) y en marcha desde junio de 2017 en la provincia de Bérgamo, fue la primera en producir biometano en Italia, a partir de residuos orgánicos urbano, con la consecuente incorporación del gas a la red nacional.
Instalación que tiene también la primicia en cero emisiones de carbono a la atmosfera, pues el CO2 líquido del biogás generado, aproximadamente el 40 por ciento, tiene uso técnico y alimentario, además una cantidad apreciable de compost que sale de los digestores es de gran utilidad como fertilizante.
Después de la aprobación del decreto interministerial se inauguró una planta para la producción de biometanoen la empresa CalabraMaceri, en Rende (provincia de Cosenza, región sureña de Calabria), con capacidad para transformar 40 mil toneladas de desechos separados anualmente en 4.5 millones de metros cúbicos por año.
Asimismo, a mediados de septiembre se inauguró en Vittorio Veneto, en la norteña provincia de Treviso, un moderno sistema de suministro de biometano, que al decir del gobernador de la región de Véneto, Luca Zaia, 'contamina menos, rechaza el desperdicio y se vuelve económicamente virtuoso, pues ahorra 300 mil euros al año'.
De igual modo, ese gas es la energía que mueve todo el parque de la empresa Servicios Ambientales de la región del Véneto (Savno), la cual acopia el residuo orgánico en 44 municipios de la provincia de Treviso, iniciativa que es más viable porque esa es la primera región italiana en la recogida discriminada de desechos.
Legambiente definió al biometano como químicamente similar al metano fósil (o gas natural), el cual contribuye al 34,6 por ciento del consumo interno bruto, equivalente a unos 70.914 millones de metros cúbicos distribuidos por sectores en el residencial, 40,7 por ciento; industrial, 20, 4; y transporte, 1,5.
En 2030, añade, el 27 por ciento del consumo bruto de energía final tendrá que ser con fuentes renovables, acompañado por una reducción del 40 por ciento en las emisiones de CO2.
De igual modo el sector del transporte para 2020 deberá cubrir el 10 por ciento de las necesidades energéticas a través de fuentes renovables.
Piero Gattoni, presidente del CIC, principal cadena dedicada al ciclo completo de gestión de residuos y a la producción de fertilizante orgánico (compost) y biometano, considera el biogás como 'una elección de responsabilidad para frenar el cambio climático', y sostiene que 'es posible alcanzar el objetivo de una economía de cero emisiones para 2050'.
Para Gattoni, uno de los expertos que intervino en la conferencia, el desafío ambiental es también 'una gran oportunidad, pues permite crear valor y empleo'. Un estudio citado por él y presentado en 'BiogasItaly' estima que la cadena de suministro de biogás/biometano, además de reducir las emisiones y contribuir a los objetivos de energía renovable, permitirá crear 21 mil empleos para 2030 en ese sector, un ingreso fiscal de 16 mil millones de euros y un impacto económico total de casi 86 mil millones.
El reto de reemplazar el gas fósil por derivados de desechos orgánicos para 2050, se incluye en la llamada 'descarbonización de la economía' o 'Carbón Cero', concepto acuñado en la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP20) en Lima, objetivo al que contribuyen las medidas sobre economía circular aprobada por la Unión Europea.
Esa transformación implica promover la eliminación de emisiones de gases de efecto invernadero y la sustitución de fuentes fósiles de energía, como los hidrocarburos o el carbón, por tecnologías renovables.
Avanzar hacia ese objetivo, sostiene Legambiente, requerirá apoyar el compromiso de las instituciones y empresas, además de comunicar a los consumidores los beneficios ambientales y económicos.
FUENTE: Prensa Latina, 26 / dic / 2018
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