En el constante cambio de las especies contra la extinción en las islas Galápagos, Charles Darwin vio los planos del origen de todas las especies, incluida la humana. Pero ni siquiera el científico inglés pudo haber imaginado lo que les esperaba a estas islas, donde todo parece dispuesto para la que probablemente sea la prueba evolutiva más grande.
Las islas Galápagos son especialmente vulnerables a medida que el cambio climático provoca que la temperatura de los océanos aumente. Los científicos están preocupados: las islas no solo están en la intersección de tres corrientes oceánicas, también se ubican en donde pasa uno de los fenómenos climáticos más destructivos del mundo, El Niño, que provoca un calentamiento rápido y extremo del Pacífico oriental tropical.
Para darse una idea del futuro para las Galápagos, conviene observar su pasado reciente, cuando un fenómeno similar amenazó a estas islas. Las aguas más cálidas provocadas por El Niño impidieron que los nutrientes subieran a la superficie del océano y hubo una hambruna generalizada.
Las iguanas marinas grandes murieron, mientras que otras encogieron su esqueleto para sobrevivir. Las aves marinas dejaron de poner huevos. Los bosques de árboles de margarita fueron arrasados por las tormentas y en su lugar llegaron matorrales espinosos invasivos. Ocho de cada diez pingüinos murieron y casi todos los cachorros de león marino fallecieron. Un pez del largo de un lápiz, la damisela de las Galápagos, nunca volvió a aparecer.
Eso ocurrió en 1982. Desde entonces la temperatura de los océanos del mundo ha aumentado al menos 0,5 grados Celsius.
Nicholas Casey, corresponsal de The New York Times para la región andina, y Josh Haner, fotógrafo del Times, viajaron más de 900 kilómetros desde la costa ecuatoriana para ver de cerca los efectos que tiene hoy el aumento de la temperatura marina en el primer laboratorio de Darwin
FUENTE: New York Times es , 19 / dic /2018
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