Un equipo de científicos argentinos estudiará los efectos de la
geoingeniería solar, una técnica que pretende frenar el paso
de los rayos del sol a la atmósfera con el uso de aerosoles y con esto enfriar
la atmósfera, en los ciclos hidrológicos de la Cuenca del Plata.
Los expertos locales, liderados por Inés Camilloni, licenciada en Meteorología e investigadora de la UBA y del Conicet,
conforman uno de los ocho equipos de científicos de países en desarrollo que
realizarán una investigación pionera respecto de esta controvertida propuesta
para frenar el calentamiento global. Los estudios buscan comprender cómo la gestión de la radiación solar de la geoingeniería podría afectar a
algunos de los países más pobres del mundo y a las regiones más vulnerables al
clima.
Los equipos serán los primeros en recibir subvenciones del nuevo Fondo
DECIMALS (Developing Country Impacts Modelling Analysis for SRM), y explorarán
la forma en esa técnica podría afectar, entre otras cosas, al polvo que generan las tormentas en Oriente Medio, las sequías en el sur
de África, la propagación del cólera en Bangladesh, y las precipitaciones en
América del Sur.
"Estamos muy contentos porque es la primera que la investigación se
realizará desde los países que más sufren los impactos del cambio climático. Lo
que queremos simular es si el potencial uso de esta tecnología no empeorará las
condiciones", explicó Camilloni a Infobae.
Los estudios buscan comprender cómo
la gestión de la radiación solar de la geoingeniería podría afectar a algunos
de los países más pobres del mundo (iStock)
Las geoingeniería solar aparece hoy como una técnica de ciencia ficción,
sostiene la revista Nature en el artículo sobre las investigaciones que
encararán los países en desarrollo: inyectar en la
estratósfera partículas que puedan bloquear el paso de la luz solar o incluso
flotas de barcos que blanqueen las nubes bajas para que reflejen esa misma luz.
Todo está en etapa de prueba, pero claramente los países desarrollados que
cuentan con los fondos y la tecnología podrían ser los que avancen con la
novedad.
"Esta tecnología es controvertida no sólo porque promete soluciones
y podría demorar aún más los esfuerzos que los países tienen que hacer para
disminuir los gases contaminantes sino porque, además, según la latitud también podría empeorar la situación. Elegimos hacer la
simulación del estudio en la Cuenca del Plata porque, además de la Argentina,
incluye a Uruguay, Brasil y Paraguay", agregó Camilloni.
El trabajo, que se prolongará por dos años, se denomina "Impactos
del manejo de la radiación solar en el ciclo del agua en la cuenca del
Plata" y también será realizado por los científicos Carla Gulizia, Natalia Montroull y Ramiro Saurral del Centro de
Investigaciones del Mar y de la Atmósfera de la UBA y del Conicet. Para poder hacer la
simulación se cargarán los datos que emulan la nueva tecnología, y son las
erupciones volcánicas.
"El efecto de una erupción es el mismo; se cargan los datos en el
simulador sobre el área que estaremos analizando y aparecerán los efectos en
las precipitaciones, pero también en los niveles de las aguas del río",
agregó la experta.
El derretimiento de los glaciares es
una de las consecuencias del cambio climático (iStock)
El artículo publicado en Nature indica: "Una década de
investigación de modelos indica que la geoingeniería solar podría reducir
muchos de los peores efectos del cambio climático si se despliega con
moderación. Por ejemplo, inyectar 5 megatoneladas de
dióxido de azufre en la estratósfera cada año -aproximadamente una cuarta parte
de la liberada por la erupción del Monte Pinatubo en 1991- podría mantener el calentamiento por debajo de los 2 °C. Los estudios
han revelado que la geoingeniería solar también debería ser capaz de reducir
los impactos climáticos sobre la hidrología, corrigiendo las tendencias en las
que las regiones húmedas se vuelven más húmedas y las regiones secas más
secas. La disminución de las temperaturas
ralentizaría el aumento del nivel del mar y podría frenar la creciente
incidencia y fuerza de los ciclones tropicales".
Pero no todos los estudios son tan optimistas. Hay otros científicos que
creen que sólo enmascararía el impacto de los gases de efecto invernadero; que
la acidificación de los océanos seguiría siendo una amenaza para la vida marina
y que también falta investigación para conocer los efectos de los aerosoles que
se usarían en la salud y en el ambiente.
El proyecto argentino fue elegido entre 80 propuestas que se presentaron. Entre los ganadores también hay trabajos de científicos de Irán, Benin, Jamaica, Costa de Marfil, Sudáfrica, Indonesia y Bangladesh.
El proyecto argentino fue elegido entre 80 propuestas que se presentaron. Entre los ganadores también hay trabajos de científicos de Irán, Benin, Jamaica, Costa de Marfil, Sudáfrica, Indonesia y Bangladesh.
Durante 2018 el cambio climático, sus efectos y la urgencia en la acción
drástica de los modos de consumo cobró notoriedad luego de la difusión en
octubre de un reporte especial, denominado 1.5ºC en el que los científicos del
IPCC advierten que, de no hacer nada, la suba global de la temperatura podría
llegar antes de lo esperado: para mitad de siglo.
Los estudios han revelado que la
geoingeniería solar también debería ser capaz de reducir los impactos climáticos,
como la fuerza de los ciclones tropicales
Patricia Espinosa, secretaria Ejecutiva de la ONU para el cambio
climático sostuvo hace pocos días: "El riesgo es real y hay poco tiempo
para afrontarlo". Espinosa indicó que en la actualidad, con un aumento de las
temperaturas medias de 1 grado con respecto a niveles preindustriales, ya se
perciben "más fenómenos meteorológicos extremos,
subidas del nivel del mar, reducción del hielo en los polos, pérdida de
ecosistemas y también pérdidas de vidas y de modos de vida y pérdidas
económicas".
La semana pasada en Katowice, Polonia, luego de dos semanas de
discusiones se consensuó un conjunto de reglas que pondrán en marcha el Acuerdo
de París, firmado en 2015. Por ese acuerdo los países se comprometen
voluntariamente a reducir sus emisiones de gases contaminantes. Sin embargo,
antes de empezar ya se sabe que esos compromisos no son suficientes y que los niveles de la temperatura planetaria podrían alcanzar los 3ºC por
encima de los niveles preindustriales, en promedio.
Los países tienen aún hasta 2020 para subir sus ambiciones y tratar de
frenar la tendencia. Esto implica mayores acciones climáticas que pueden ir
contra de las promesas políticas. La incógnita es si los políticos,
empresarios, clase dirigente y la propia población asumirán esos compromisos.
FUENTE: Infobae , 23 / dic / 2018
No hay comentarios.:
Publicar un comentario