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martes, 4 de diciembre de 2018

LA BOMBA DE RELOJERIA DEL CAMBIO CLIMÁTICOÍ





PP y PSOE ante el cambio climático: profundas diferencias y muchas semejanzas
Al movimiento ecologista se le suele aplicar el sambenito de agorero, alarmista, y que sólo pretende asustar a la población con sus predicciones negativas de desgracias sin fin. Pero los continuos estudios que van saliendo a la luz no invitan al optimismo.
El último de esos estudios acaba de ser publicado el pasado lunes 19 de noviembre por la revista Nature Climate Change. Según él, la mitad de la población mundial (es decir, más de 4.000 millones de personas) se verá amenazada por catástrofes masivas y simultáneas de aquí al año 2100, principalmente a través de incendios, hambrunas y sequías.
A esta conclusión se ha llegado tras el análisis de 3.300 estudios publicados sobre cambio climático desde 1980. Una de las consecuencias de estos análisis es que, según estos estudios, realizados por un grupo de más de 20 expertos, la economía, la salud, el agua y la alimentación se verán afectadas de 467 maneras diferentes. Las zonas más afectadas serán África, Asia, Sudamérica, Centroamérica y las zonas costeras en general.
¿De qué modo afecta a la humanidad este fenómeno? Incendios, inundaciones, sequías y olas de calor causan la muerte directa de cientos de miles de personas. De modo indirecto, el aumento de las epidemias de enfermedades tropicales (paludismo, malaria, dengue, cólera…) debido al aumento de la temperatura media del planeta y a las grandes precipitaciones también producen una mayor mortalidad. A este respecto son significativos los casos de dengue que se han verificado en la Región de Murcia, en los que las personas afectadas han enfermado del virus sin haber viajado a zonas de transmisión, así como la presencia de mosquitos tigre en 31 de los 45 municipios de la región, insectos propios de otras latitudes y transmisores de enfermedades tropicales. Los riesgos climáticos afectan también a la salud mental. Depresiones y casos de estrés post-traumático son moneda corriente en las personas afectadas por estas catástrofes naturales.
Las actividades económicas también se ven perjudicadas por los avatares climáticos, la agricultura y la ganadería de forma directa, la pesca de forma indirecta por la acidificación de los océanos. Estas pérdidas en la producción conllevan un aumento de los precios de los alimentos, con el consiguiente perjuicio para las familias, acrecentando las hambrunas y el fenómeno asociado, las migraciones, que constituye actualmente una de las mayores preocupaciones a nivel global. Las migraciones por razones climáticas son, de lejos, las más numerosas, con un promedio de 25,4 millones de personas desplazadas por desastres naturales cada año, una cifra que representa más del doble del número de personas desplazadas debido a conflictos y violencia.
Será necesario realizar una adaptación sin precedentes para atenuar los efectos del cambio climático, aunque no sea posible evitarlos, como estamos comprobando. Las continuas inundaciones que sufrimos en nuestro país en lo que va de otoño o el salvaje incendio de California son dos pruebas más de la virulencia de este fenómeno. Se da la paradoja de que los países llamados del “primer mundo”, en el que España está incluida, serán los que mejor se adapten a los cambios necesarios, pero serán los países en desarrollo los que, además de no ser los principales causantes del cambio climático, sufrirán sus efectos devastadores.
Tal vez cuando los gobiernos se den cuenta de que el cambio climático afecta a corto plazo a la economía, se pondrán manos a la obra para aplicar medidas. La falta de agua afecta a la agricultura, las inundaciones arrasan con todas las construcciones instaladas en zonas inundables, con cuantiosas pérdidas humanas y económicas, al igual que con los incendios; la casi segura subida del nivel del mar afectará al turismo de sol y playa, la escasez de nieve tendrá efectos directos en el turismo invernal de las estaciones de esquí, etc. A esto hay que sumar las consecuencias a medio plazo enumeradas más arriba.
¿Cuál es el único modo de revertir la situación? Solo cumpliendo lo acordado en la COP21 en Paris, es decir, mantener el aumento de temperatura del planeta por debajo de los 2 grados, y, si es posible, en 1,5, habrá alguna esperanza de que no nos encaminemos hacia una vía sin retorno. Si no, la bomba de relojería que es el cambio climático amenaza con explotar en cualquier momento.
FUENTE: eldiario.es , 1 / 12 / 2018

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