Rodrigo Ponce de León, docente de la Facultad de Ciencias e integrante de la dotación Artigas, explicó la importancia de la Antártida en los estudios referidos al cambio climático. "Es un ambiente ideal para seguir el proceso, es un espacio limpio" comentó a El Espectador. En sentido gráfico, Ponce de León indicó que sí existen instrumentos y herramientas útiles para el estudio -aunque la experiencia en la Antártida permite identificar a simple vista, si se tienen los conocimientos- si el cambio es natural o inducido por el hombre.
En lo que refiere a las especies alojadas en la zona costera, por mencionar un ejemplo, el docente indicó que hay dos posibilidades: "O tienen pre-adaptaciones que les permitan sobrellevar el cambio o migran y se extinguen; eso va a depender de la especie".
Sobre los bio-invasores en la Antártida, Ponce de León señaló que los más comunes son los insectos, transportados en su mayoría por el movimiento de los hombres, es decir, en su carga o en su ropa. "No obstante, llegan insectos por el viento, el agua, porque el fenómeno de la invasión está enmarcado en el fenómeno de la colonización", agregó.
Por su parte, el Dr. Juan Cristina, decano de la Facultad de Ciencias, realizó un resumen de la evolución general sobre el funcionamiento y los resultados obtenidos tras la primera experiencia de la Escuela Antártica de verano. "Desde el punto de vista académico fue un verdadero éxito, estoy muy contento con nuestros estudiantes", expresó a El Espectador. "La programación del trabajo fue efectiva, el balance entre las clases teóricas y las actividades prácticas fue bueno", concluyó.
Denis Ferreira es cocinero de la base y este año vivirá su segundo invierno en la Antártida. La primera experiencia, en palabras de Ferreira, fue tan placentera que lo "enamoró". "Lo hablé con mi familia y decidí volver" dijo. De todos modos, el aspecto económico es otro factor que el militar consideró a la hora de retomar la experiencia en el sur profundo. En tiempos en que la nostalgia se hace presente, Ferreira recuerda que "está el sueño de la casa propia, ahorrar unos pesitos, porque en Uruguay está complicado tener un hogar propio".
El frío invierno de la Antártida no parece un obstáculo para él. Al respecto, comentó: "El invierno es maravilloso, sentir el viento que sopla, la oscuridad de la mañana, es un lugar ideal para encontrarse con uno mismo y pensar". El ocio es uno de los grandes enemigos a combatir: cuando no se trata de cocinar o dormir la siesta, Ferreira apuntó que sigue una rutina basada en ejercicios físicos, visitas al sauna, lectura, y "así la vas llevando". En lo que refiere a la convivencia el militar sugirió, entre sonrisas, que la base parece "Gran Hermano". "Lo que prima es el compañerismo, la lealtad es primordial, todos cinchamos para el mismo lado", señala.
Sobre los bio-invasores en la Antártida, Ponce de León señaló que los más comunes son los insectos, transportados en su mayoría por el movimiento de los hombres, es decir, en su carga o en su ropa. "No obstante, llegan insectos por el viento, el agua, porque el fenómeno de la invasión está enmarcado en el fenómeno de la colonización", agregó.
Por su parte, el Dr. Juan Cristina, decano de la Facultad de Ciencias, realizó un resumen de la evolución general sobre el funcionamiento y los resultados obtenidos tras la primera experiencia de la Escuela Antártica de verano. "Desde el punto de vista académico fue un verdadero éxito, estoy muy contento con nuestros estudiantes", expresó a El Espectador. "La programación del trabajo fue efectiva, el balance entre las clases teóricas y las actividades prácticas fue bueno", concluyó.
Denis Ferreira es cocinero de la base y este año vivirá su segundo invierno en la Antártida. La primera experiencia, en palabras de Ferreira, fue tan placentera que lo "enamoró". "Lo hablé con mi familia y decidí volver" dijo. De todos modos, el aspecto económico es otro factor que el militar consideró a la hora de retomar la experiencia en el sur profundo. En tiempos en que la nostalgia se hace presente, Ferreira recuerda que "está el sueño de la casa propia, ahorrar unos pesitos, porque en Uruguay está complicado tener un hogar propio".
El frío invierno de la Antártida no parece un obstáculo para él. Al respecto, comentó: "El invierno es maravilloso, sentir el viento que sopla, la oscuridad de la mañana, es un lugar ideal para encontrarse con uno mismo y pensar". El ocio es uno de los grandes enemigos a combatir: cuando no se trata de cocinar o dormir la siesta, Ferreira apuntó que sigue una rutina basada en ejercicios físicos, visitas al sauna, lectura, y "así la vas llevando". En lo que refiere a la convivencia el militar sugirió, entre sonrisas, que la base parece "Gran Hermano". "Lo que prima es el compañerismo, la lealtad es primordial, todos cinchamos para el mismo lado", señala.
La doctora de la Base Artigas es Fanny Vieira Da Cunha. A partir de mayo será la única mujer entre los nueve integrantes de la dotación de invierno. "Nosotros aquí no tenemos muchas patologías, en ese sentido estamos tranquilos, la dotación se somete a una rigurosa selección sostenida en ciertos parámetros clínicos", explicó. El rubro salud es un aspecto que, en un principio, no pareciera demandar cuidados de alta exigencia. Sin embargo, "hay que estar alerta, porque pueden ocurrir accidentes o siniestros fatales", sentenció. Vieira Da Cunha cuenta que siempre quiso vivir la experiencia de la misión. "Somos una isla en la que conviven muchos países, pero más allá de los nacionalismos, las barreras lingüísticas, somos un grupo de seres humanos conviviendo y cooperando mutuamente", señaló. En ese sentido, concluyó: "Antártida es la mejor de las utopías hecha realidad".
FUENTE: elespectador.com, 21/ 02/ 2014
FUENTE: elespectador.com, 21/ 02/ 2014
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